Las universidades iberoamericanas lanzan un llamamiento global: “No hay justicia social sin justicia ecológica”

Las universidades iberoamericanas lanzan un llamamiento global: “No hay justicia social sin justicia ecológica”
Más de 230 instituciones académicas se comprometen a impulsar una educación transformadora y exigen justicia climática ante la COP30 de Belém (Brasil)

Bajo la mirada del Cristo Redentor y en el décimo aniversario de la encíclica Laudato si’ del papa Francisco, más de 230 universidades de América Latina, el Caribe, Norteamérica, España, Portugal y Reino Unido han alzado una voz común en defensa de la casa común.

Convocados en el marco del Congreso Iberoamericano de la Red de Universitaria para el cuidado de la casa común (RUC), y con el apoyo del Vaticano a través de la Comisión Pontificia para América Latina (PCAL) y el Dicasterio para la Cultura y la Educación, donde el papa León XIV dirigió unas palabras animándoles a seguir construyendo puentes “trabajando por una justicia ecológica, social y ambiental“, las rectoras y los rectores participantes han firmado un manifiesto conjunto que se erige como un firme llamamiento global a la acción climática, con la vista puesta en la próxima COP30 que se celebrará en Belém (Brasil).

“El cambio climático no es una amenaza futura: es una realidad presente”, advierten las universidades firmantes, que se definen como “una red al servicio de un mejor porvenir para las generaciones presentes y futuras”. Reconocen que la crisis ecológica afecta especialmente “a los pueblos y territorios más vulnerables”, y se declaran éticamente responsables de actuar ante este desafío global.

De Río a Belém: un compromiso en red

El manifiesto nace como continuidad del “camino que iniciamos en la audiencia histórica que nos concedió el papa Francisco en septiembre de 2023”, explican, recordando el llamado del pontífice a “organizar la esperanza”.

Desde esta inspiración, las instituciones académicas se comprometen a intensificar sus esfuerzos en favor de una educación transformadora que integre las dimensiones “ecológica, social, económica, cultural y espiritual del desarrollo sostenible”.

“Decimos con claridad: no hay justicia social sin justicia ecológica. No hay futuro sin compromiso”, proclaman.

Justicia ecológica y deuda histórica

Uno de los ejes más relevantes del llamamiento es la propuesta de un reconocimiento explícito de la “deuda ecológica” que los países industrializados tienen con los menos desarrollados. En este sentido, las universidades piden a los Estados, a los organismos multilaterales y a los actores financieros globales a impulsar mecanismos de compensación dentro del marco del Acuerdo de París, vinculando esta deuda con la deuda pública que asfixia a muchas economías del Sur global.

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A través de esta propuesta, el texto articula una visión crítica de los desequilibrios estructurales del sistema económico mundial y demanda medidas de reparación concretas que permitan avanzar hacia una verdadera justicia ambiental.

Puentes entre saberes, territorios y generaciones

El documento también invita a “todos los sectores de la sociedad –gobiernos, empresas, organizaciones sociales, comunidades religiosas, pueblos originarios y juventudes– a construir puentes de integración entre el Norte y el Sur, entre lo público y lo privado, entre culturas y saberes diversos”, promoviendo el diálogo sincero como base para estrategias globales de cuidado común.

El llamamiento se define como “un acto de conciencia y de acción colectiva”. Así, las universidades se presentan no solo como espacios de generación de conocimiento, sino como actores políticos y morales comprometidos con el futuro del planeta.

Un manifiesto que une ciencia, ética y espiritualidad

Este manifiesto desde Río de Janeiro pone de manifiesto una convergencia inédita entre lo académico, lo ético y lo espiritual. Transcurridos diez años de Laudato si’, se consolida una alianza universitaria global que bebe de las fuentes de la encíclica ecológica de Francisco, del conocimiento científico más avanzado y de la urgente necesidad de una nueva espiritualidad del cuidado.

Con vistas a la COP30 de Belém, este llamamiento sitúa a las universidades como una red de educación transformador que se plantean “formar nuevas generaciones capaces de habitar el mundo con responsabilidad, creatividad y justicia”.