Celebrar, acompañar, cuidar: trabajadoras y trabajadores cristianos proponen volver a los vínculos comunitarios desde la esperanza y la fe

Celebrar, acompañar, cuidar: trabajadoras y trabajadores cristianos proponen volver a los vínculos comunitarios desde la esperanza y la fe
Durante el mes de mayo, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) celebra en distintas diócesis el Día de la HOAC 2025, una jornada de carácter festivo, comunitario y reivindicativo, centrada este año en la reflexión “Reaprender a ser comunidad”, en el marco de su campaña “Cuidar el trabajo, cuidar la vida”.

“Frente al “yo puedo solo”, queremos mostrar que es mejor “con alguien, con más personas”, explica la responsable de Difusión de la HOAC, Pilar Gallego sobre el lema elegido.

“¿Por qué reaprender?, ¿se puede reaprender algo?, ¿será que hemos olvidado algo?”, se pregunta Gallego, muy consciente de que “a lo mejor entre los trajines y preocupaciones de cada día se nos ha pasado de largo alguna cosa” y de que siempre es bueno “echar la vista atrás y pararnos a pensar en lo que hacíamos en otro tiempo y ya no hacemos”.

Tal vez, sigue, nos vamos convirtiendo en “personas caseras” o “las preocupaciones nos dejan sin ánimo para estar con otros”, pero en el fondo sabemos que “somos seres comunitarios, nos gustan las fiestas, celebrar en grupo, llorar también en compañía”.

Después de todo, ya “al empezar a caminar, una criatura quiere ir sola pero mira hacia los lados, “buscando la presencia de su madre, de su padre, la seguridad que le ofrece su cercanía”.

Servir, cuidar, acompañar

“Debemos volver a la senda de la comunidad, a pensar, vivir, imaginar entre todos y todas. Hacer del barrio, de la comunidad de vecinos y hasta de la parroquia, un lugar de encuentro en el que hablemos de los problemas de cada día, de lo que nos preocupa y de lo que nos ocupa”, apunta la responsable hoacista, quien propone “reconstruir esos espacios de acogida, de vida compartida, tejidos de esperanza que hubo en otro tiempo y permanecen abandonados”.

Al fin y al cabo, “como militantes tenemos un compromiso desde el momento en que creímos la propuesta de Jesús de Nazaret: servir, cuidar, acompañar”. Eso sí, añade, “desde la alegría y esperanza, sabiendo que el camino se hace andando, saliendo a buscar y encontrándonos con otras y otras que nos esperaban, aunque no lo sepamos”.

El propio impulsor de este movimiento de trabajadoras y trabajadores cristianos, Guillermo Rovirosa, decía que “la tarea que la HOAC tiene por delante es la de cambiar una mentalidad… ¡de arriba abajo! Y eso es tarea larga, dura y paciente. Si miramos a dónde vamos, aún estamos lejos, pero si miramos de dónde venimos, también se ha hecho camino; mucho más del que yo me hubiera atrevido a soñar”.

Espacios de encuentro, diálogo y celebración

Por eso, el movimiento especializado en el mundo del trabajo programa en estas semanas actividades que sirvan como espacios de participación y diálogo, que ayuden a reconstruir vínculos desde la igualdad, el cuidado y el compromiso por una sociedad más justa.

La comunidad hoacista de Barcelona hizo coincidir su celebración con el Día del Trabajo, en una jornada para celebrar, reflexionar y renovar su compromiso con la defensa del trabajo digno, los derechos sociales y la sanidad pública. Un encuentro con sabor a fraternidad obrera, memoria viva y esperanza militante.

Inspirados por las palabras del papa Francisco, recordaron su intervención en la 109ª Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT, en junio de 2021. El pontífice  argentino insistía en que “el trabajo va más allá de la ocupación formal” y llamaba a ampliar el enfoque del trabajo decente, incluyendo a quienes están en la economía informal, especialmente mujeres y niñas. También subrayaba la necesidad de una “cultura del cuidado”, no solo en los trabajos de cuidados, sino en toda forma de trabajo, y advertía que “un trabajo que no cuida, no puede considerarse decente”.

La solidaridad —en palabras de Fratelli tutti—, entendida como una manera de hacer historia, fue otro de los ejes recordados: “Es pensar y actuar en términos de comunidad, priorizar la vida de todos sobre la apropiación por parte de unos pocos. Es denunciar la pobreza, la desigualdad y los efectos del Imperio del dinero”.

El encuentro, celebrado en el colegio del Sagrado Corazón del barrio obrero del Besòs, comenzó con abrazos, reencuentros y símbolos. Al entrar, las personas eran invitadas a colocarse dos distintivos: el pin de la campaña general de la HOAC y el adhesivo de la campaña diocesana “Cuidar el trabajo, cuidar la vida… con privatizaciones no liga”.

Érika, presidenta diocesana, dio la bienvenida a las nuevas incorporaciones y a la familia habitual de cada año. Invitó también a visitar la exposición Rostros y retos del mundo obrero hoy, que acompañaba la jornada.

A lo largo del día, hubo tiempo para conocer la experiencia de Isabel Escobar, presentada por Montse Suárez, del Sector de Mujeres, quién glosó la figura de la cofundadora de Sindillar y su camino con la organización eclesial.

La concejala del Ayuntamiento de Badalona, Sabater Puig, recordó a Virginius, una persona sintecho de Badalona, de origen lituano y profundamente creyente. Malvivía en el barrio de Canyadó, donde había tejido lazos con su vecindario. Murió el 8 de junio en el sociosanitario El Carme. Un mes después, tuvo lugar un acto de homenaje bajo el lema Vivir en la calle mata. Entidades como Badalona Acull denunciaron el colapso de los servicios sociales, el cierre de Can Bofí y la falta de derecho efectivo a la salud de las personas sin hogar.

Ramir Pampols Colomines, agradeció luego la lucha de Segundo Cerrato, compañero de la Marea Pensionista de L’Hospitalet de Llobregat, quien fue operado en el Hospital de Bellvitge para colocarle una prótesis de rodilla y al que quisieron dar de alta al día siguiente, hasta que quedara libre alguna plaza de rehabilitación en un centro sociosanitario.

“Todo el mundo es una zona de contacto”

La diócesis de Canarias ha sido de las primeras en convocar un acto con este enfoque. El jueves 8 de mayo, en la parroquia de Santiago Apóstol de Gáldar, se celebrará un taller que, más allá de la teoría, propone un intercambio de experiencias reales sobre cómo generar relaciones sanadoras y comunitarias.

La organización cordobesa de trabajadores cristianos celebró este fin de semana su jornada diocesana en los salones de la parroquia de las Santas Margaritas. A lo largo de todo el día, cerca de 50 personas —militantes, simpatizantes, amistades y familiares— compartieron un espacio de encuentro y convivencia en torno al sentido comunitario del trabajo y la vida

Tras la acogida cálida y una oración guiada por Rafael Herenas, que marcó el tono fraterno y esperanzador que atravesó toda la jornada, se abrió paso a las dinámicas de reflexión, preparadas por Soledad Crespo y Asunción Suárez.

Al mediodía, los lazos forjados en la reflexión se reforzaron en torno a la comida compartida, que fue un momento de fiesta, e intercambio de visiones y experiencias , al que siguieron juegos y bailes en un ambiente de alegría sencilla y profunda, expresión viva de lo que significa “reaprender a ser comunidad”.

La celebración de la Eucaristía puso cierre al día con una invitación desde la fe a seguir tejiendo comunidad desde el Evangelio. Durante la jornada, resonaron las palabras del papa Francisco: “Todo el mundo es una zona de contacto”.

En la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, la celebración de esta jornada de fraternidad reunió a la comunidad en un ambiente de fe y compromiso. La jornada comenzó con una eucaristía en la parroquia de San José Obrero de Logroño, seguida de la lectura del manifiesto de la convocatoria y un pintxo solidario organizado en colaboración con la Acción Católica General. El encuentro concluyó con una comida de hermandad que reforzó los lazos entre militantes y simpatizantes, en una apuesta común por una Iglesia comprometida con el mundo obrero y del trabajo.

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La HOAC de Galicia celebró su cita anual en los salones parroquiales de la iglesia de la Milagrosa, en A Coruña, iniciando el encuentro con un espacio de acogida, café y bizcocho incluido, que sirvió para propiciar el reencuentro y el diálogo entre los participantes. Posteriormente Loli Mantiñán, militante de la HOAC, presentó el cuaderno de trabajo “Reaprender a ser comunidad”.

A continuación, tuvo lugar una mesa de experiencias moderada por Juan López, también militante de la HOAC, en la que participaron integrantes de la Asociación de Vecinos Monte Martelo, ACCEM, Boa Noite y el Centro de Formación Violetas de Cáritas Interparroquial de A Coruña que compartieron su labor en el tejido comunitario gallego. El testimonio de Juan Antonio Pérez, participante del centro de formación, emocionó a los asistentes: tras completar su formación, consiguió un empleo estable, ejemplo del impacto transformador de este tipo de iniciativas.

La celebración de la Eucaristía estuvo presidida por el arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor Francisco José Prieto Fernández, acompañado por Juan González Redondo, capellán de la prisión de Teixeiro y consiliario de la HOAC de Santiago, y Alfonso Gil.

Tras la misa, los participantes compartieron una comida fraterna y, por la tarde, se presentó el proyecto Un paso adiante, de la Pastoral Penitenciaria en la parroquia de San Cristovo das Viñas, en colaboración con Cáritas. Esta iniciativa acompaña a personas privadas de libertad que carecen de red familiar, ofreciéndoles una oportunidad de reinserción mediante techo, alimento y apoyo comunitario.

La dimensión festiva y fraterna también caracterizó la jornada de Burgos, donde el sábado 10 se celebró su encuentro diocesano en el Seminario San José, combinando la oración con una reflexión específica sobre el trabajo informal, un gesto público, comida y juegos. Ambas celebraciones, aunque en contextos distintos, reflejan el espíritu de encuentro y de construcción comunitaria que atraviesa esta edición.

En la misma fecha, las diócesis de Toledo y Ciudad Real organizó una jornada que destacó  por su componente de paseo compartido por el centro histórico de Consuegra, acompañado de eucaristía y trabajo en grupos.

Esta combinación de espacio urbano y reflexión comunitaria se emparenta con la propuesta de Bilbao-Vitoria, que ha convocado su celebración para el domingo 11 de mayo en Orduña.

Allí, además de una visita patrimonial y la Eucaristía, presidida por Emilio Pérez, párroco en Orduña, y acompañada de Kerman López, vicario general de la diócesis de Bilbao, tuvo lugar un acto público en la plaza del pueblo, seguido de una comida popular en las instalaciones del colegio de los Josefinos y dinámicas de grupo. Ambas diócesis, con sus recorridos urbanos y celebraciones al aire libre, apuestan por visibilizar la propuesta de comunidad cristiana en el espacio público.

Cultura, conciencia social y celebración

Por su parte, Murcia articula su aportación en dos actos diferenciados. El primero, el sábado 17 de mayo, consistirá en un concierto del cantautor Moy Gomar en el IES Licenciado Cascales, seguido de una merienda, en un tono claramente festivo y abierto.

El segundo, más reflexivo y solidario, será el martes 20 en la Filmoteca Regional, con la proyección de “Dos días, una noche”, dentro del ciclo de cine de Amnistía Internacional. Este acto, además de promover el pensamiento crítico sobre el mundo del trabajo, incluye una invitación concreta a la solidaridad económica, a través del donativo de un día de sueldo a proyectos sociales. Esta doble propuesta une cultura, conciencia social y celebración, enriqueciendo el enfoque de comunidad desde varias dimensiones.

También el martes 20, Cádiz acogerá su jornada en la parroquia de San Sebastián de Puerto Real. Allí, tras el saludo de la Comisión Diocesana, se presentará el Cuaderno HOAC nº 27 y se generará un espacio de diálogo grupal en torno al lema “Reaprender a ser comunidad”. Esta propuesta subraya el carácter formativo y reflexivo de este encuentro, en consonancia con otros encuentros pero con un acento especial en el estudio y el debate comunitario.

Finalmente, Huelva cerrará el calendario diocesano el viernes 23 de mayo con una tarde de encuentro en la Casa de la Iglesia, que incluirá una eucaristía seguida de un “aperitivo-conversación”, un formato más íntimo pero igualmente centrado en el fortalecimiento de vínculos fraternos.

Un decálogo para promover comunidades que cuiden

En Jaén, la preparación de de esta jornada de carácter festiva y reivindicativa se ha configurado como un proceso comunitario que ha involucrado a una amplia red de personas y colectivos vinculados a la pastoral obrera, la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente, trabajadores en conflicto, servicios sociales y parroquias comprometidas, a las que se les invita a firmar un decálogo por el cuidado del trabajo.

La propuesta gira en torno a la misma idea: “reaprender a ser comunidad”, con el objetivo de visibilizar cómo se cuida el trabajo y la vida desde lo cotidiano y lo colectivo. Para ello, están llamando a entidades y personas a título individual a adherirse a su manifiesto, en un gesto que culmina en el Día de la HOAC con un acto simbólico en el que los militantes compartirán, de forma anónima, su compromiso con el cuidado del trabajo y la dignidad humana.

La iniciativa ya ha sido anunciada en el Jubileo de los trabajadores y se continúa difundiendo en los círculos de silencio y otros espacios de reflexión, acompañada de materiales como un folleto resumen y un decálogo.

Este decálogo se propone como una guía de vida y acción comunitaria, incluye entre otros puntos el reconocimiento de que “todas las personas estamos interconectadas, y que nuestras decisiones afectan al conjunto de la sociedad y al planeta”, por lo que se promociona el compromiso de “vivir desde la conciencia de esta interdependencia y a cuidar nuestras relaciones”, los esfuerzos por promover “el diálogo y el encuentro entre diferentes, superando barreras y prejuicios, para construir relaciones auténticas que sanen heridas y fortalezcan la unidad en la diversidad” y la negativa a “aceptar la soledad y el aislamiento como norma, y trabajamos por tejer redes de apoyo y comunidad, especialmente con quienes son excluidos o invisibilizados”.

También se comprometerán los firmantes a impulsar y practicar “una espiritualidad del cuidado, que nutra nuestras relaciones con ternura, escucha y responsabilidad compartida”, defender “el bien común por encima del interés individual y nos organizamos para transformar estructuras injustas y excluyentes” y trabajar “por construir comunidades inclusivas, donde la fraternidad, la equidad y la dignidad sean el fundamento de nuestras relaciones y acciones colectivas”.