La diócesis de Jaén celebra el jubileo del trabajo denunciado el paro, la precariedad y la siniestralidad laboral

La diócesis de Jaén celebra el jubileo del trabajo denunciado el paro, la precariedad y la siniestralidad laboral
La celebración del Jubileo de los trabajadores y trabajadoras en la diócesis de Jaén, promovido por la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), clama para “liberar al mundo obrero del paro, la precariedad y el olvido”

La cita, que tuvo lugar este domingo 4 de mayo, se convirtió en un acto simbólico y profético, unió la oración con la denuncia, la memoria con la esperanza, la fe con la justicia, “con el trabajo decente como horizonte”, subrayaron.

La jornada comenzó a las 19:30 en el camarín de Jesús, donde se compartió el testimonio de Jannet, trabajadora del hogar originaria de Perú. Su historia puso voz a las condiciones de muchas mujeres migrantes. “¿Cómo se puede normalizar que una mujer trabaje sin contrato, sin derecho a enfermarse, sin tiempo libre porque trabajar como interna es vivir en la casa donde se trabaja, estando siempre disponible sin reloj que marque la salida, ni días festivos que permitan un descanso?”.

Jannet, con su maleta cargada de esperanza, denunció una realidad extendida pero silenciada, “emigrar no debería significar renunciar a una vida y trabajo dignos”. Su testimonio abrió paso a una peregrinación que recorrió lugares emblemáticos del centro de la ciudad como signo de denuncia pública y oración compartida.

Por la salud mental en el trabajo

Frente al Obispado se leyó la reflexión de la pastoral del trabajo con motivo del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. Este año, con especial atención a la salud mental, se denunció el abandono de quienes padecen trastornos mentales y quedan fuera del mercado laboral, así como el sufrimiento emocional que provocan condiciones de trabajo deshumanizantes.

Se recordó también a los 19 obreros fallecidos por siniestralidad laboral en lo que va de año en la provincia. “La Palabra se hizo paso: una palabra que consuela, pero también sacude, que visibiliza esa realidad rota por un sistema que no pone a la persona en el centro”, subrayaron.

“Cuidar el trabajo, cuidar la vida”

La peregrinación concluyó en la Catedral, donde la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) presentó su campaña “Cuidar el trabajo, cuidar la vida”. En ella, se repartió la reflexión Reaprender a ser comunidad, una propuesta para vivir el compromiso comunitario desde una mirada compasiva al mundo obrero, acompañando su dolor y su dignidad herida.

Durante la Eucaristía, presidida por el vicario general de la diócesis, Juan Ignacio Damas, se recordó el sentido profundo del Jubileo: “El Jubileo no es solo culto, sino vida. Abarca el descanso de la tierra, la condonación de deudas, el trabajo para todos y la liberación de quienes sufren la esclavitud moderna”. Y añadió, “el Señor que libera nos llama a dar la buena noticia al mundo obrero empobrecido. Nos llama a una pesca abundante si nos dejamos acompañar por Él”.

Un clamor que une sufrimiento y esperanza

La celebración fue un acto de memoria, comunión y llamada “a quienes buscan trabajo y a quienes lo sufren; a los que luchan por sus derechos y a quienes ya no tienen fuerzas; a los que creen y a los que dudan; a los migrantes, a las mujeres que limpian el mundo sin reconocimiento, a los jóvenes atrapados en contratos basura y a los mayores a quienes se les ha robado el futuro ganado”, destacaron. “La mesa de la Eucaristía es ancha: cabemos todos, porque el dolor es compartido… y también lo es la esperanza”, se proclamó.

Desde ITD se alzó una voz profética para dar nombre al sufrimiento del mundo obrero: la precariedad, la exclusión, la falta de vivienda, la inestabilidad emocional. Y frente a esa realidad, se gritó con fuerza: “Liberar al mundo obrero del paro, la precariedad y el olvido”.

Como recordó el papa Francisco en Fratelli tutti, “el trabajo no es una mercancía, es vocación, participación en la creación, camino de comunión”. Por eso, el trabajo decente es un derecho sagrado. “Un trabajo que no enferma ni mata, que no roba el tiempo de vida”, concluyeron.