La Iglesia discierne su rumbo entre tensiones y esperanza

La Iglesia discierne su rumbo entre tensiones y esperanza
FOTO | Trabajadores y trabajadoras del Vaticano preparan la Capilla Sixtina para el cónclave. Vía Sala de Prensa de la Santa Sede
Durante las nueve sesiones previas al cónclave, los cardenales han abordado los desafíos que enfrenta la Iglesia tras el pontificado de Francisco. Estas reuniones preparatorias de los cardenales se intensifican este lunes 5 de mayo en horario de mañana y tarde hasta el miércoles que comienza el cónclave

El Colegio Cardenalicio ha celebrado hasta ahora nueve congregaciones generales entre el 22 de abril y el 3 de mayo en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano. Han sido días intensos de escucha, deliberación y oración, en los que los cardenales han examinado la situación actual de la Iglesia católica y han esbozado el perfil deseado para el nuevo pontífice, que será elegido a partir del 7 de mayo a las 16h.

Pero estas jornadas no se han desarrollado en un clima exento de controversias. A los debates internos sobre sinodalidad, finanzas, doctrina o misión, se han sumado tensiones por la presencia de cardenales cuestionados, campañas de desprestigio y presiones externas en este tiempo crucial de la Iglesia. Las congregaciones no han concluido aún: el proceso de escucha y discernimiento continua este lunes y martes.

Reflexiones compartidas en nueve congregaciones

En la primera congregación (22 de abril), se leyó el testamento espiritual del papa Francisco y se formalizaron los aspectos litúrgicos del funeral. La anécdota más comentada fue la invitación errónea enviada a la hermana Simona Brambilla, prefecta del Dicasterio para la Vida Consagrada, lo que puso sobre la mesa las limitaciones aún existentes en la participación de mujeres en los procesos decisorios de la Iglesia.

La segunda sesión (23 de abril) fue principalmente logística, centrada en la aprobación del calendario de los novemdiales. La llegada progresiva de los purpurados limitó aún los intercambios sustantivos.

A partir de la tercera congregación (24 de abril), comenzaron las intervenciones temáticas. Se escucharon más de 30 reflexiones centradas en el legado del pontificado anterior, los desafíos de la evangelización en contextos secularizados y el perfil espiritual del futuro papa.

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En la cuarta congregación, la atención giró en torno a la participación del cardenal Angelo Becciu. Condenado por corrupción, su presencia generó un intenso debate hasta que se mostró una carta de Francisco que confirmaba su exclusión. El 29 de abril, Becciu anunció que no participaría en el cónclave “por el bien de la Iglesia”.

La quinta congregación (28 de abril) sirvió para fijar la fecha del cónclave —el miércoles 7 de mayo— y acoger intervenciones centradas en la crisis de credibilidad por los abusos sexuales, el papel de las mujeres, la necesidad de una Iglesia samaritana y la amenaza del clericalismo. Fue en esta sesión donde algunos cardenales, como Müller y Arinze, manifestaron su disconformidad con las reformas impulsadas por el papa Francisco, pidiendo “restaurar la doctrina tradicional”.

La sexta y séptima congregaciones (29 y 30 de abril) estuvieron marcadas por la cuestión económica. El déficit de 83,5 millones de euros registrado en 2023 provocó intervenciones de los cardenales Marx, Schönborn y Krajewski, entre otros, que alertaron sobre la insostenibilidad de los actuales modelos de gestión. El cardenal Stella, considerado afín a Francisco, se destapó al cuestionar la amplitud de funciones de gobierno confiadas a laicos.

La octava sesión (2 de mayo) retomó temas eclesiales más globales: la sinodalidad, la misión evangelizadora, el papel de la liturgia, la colegialidad episcopal y la continuidad del pontificado reciente. Algunos cardenales insistieron en “no retroceder” en el camino sinodal; otros advirtieron contra lo que llaman una “confusión doctrinal creciente”.

En la novena congregación (3 de mayo), última celebrada hasta el momento, el tono general fue de reconocimiento al magisterio de Francisco, con menciones explícitas a Evangelii gaudiumel programa del pontificado de Bergoglio–. Se insistió en la necesidad de un papa que sea signo de unidad y promotor de paz y esperanza en un mundo fragmentado.

Polémicas en torno al proceso

Además del ya mencionado caso Becciu, otro foco de controversia ha sido la presencia pública del cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo emérito de Lima, visto en actos durante las congregaciones pese a que en 2019 se le prohibió llevar símbolos cardenalicios y ejercer tareas eclesiales. Su aparición es un escándalo para la Iglesia pero sobre todo para las asociaciones de víctimas de abusos sexuales.

También han circulado campañas de desinformación contra Pietro Parolin que ha sido objeto de rumores sobre su salud y críticas por su papel en el acuerdo con China. Luis Antonio Tagle ha sido atacado por un vídeo de 2019 donde canta Imagine, utilizado para cuestionar su ortodoxia.

Francia y China además han presionado indirectamente al Vaticano. París ha manifestado su simpatía por el cardenal Aveline, y Pekín ha nombrado obispos sin acuerdo con Roma durante la sede vacante.

Presencia española activa

Cinco cardenales españoles participarán en el cónclave: José Cobo (Madrid), Juan José Omella (Barcelona), Carlos Osoro (emérito de Madrid), Ángel Fernández Artime (Salesianos) y Cristóbal López Romero (Rabat). También participa François-Xavier Bustillo (Ajaccio), nacido en Navarra.

Tres de ellos han ofrecido declaraciones públicas. Cobo defendió que “las reformas de Francisco son irreversibles” y que el nuevo pontífice deberá integrarlas.

López Romero denunció los intentos de cisma como fruto de “ignorancia teológica” y defendió una Iglesia profética, comprometida con la justicia y el diálogo.

Fernández Artime, en su homilía en el octava misa de los Novendiales, llamó a ser “testigos creíbles del Evangelio” en medio de la indiferencia y la exclusión.

El discernimiento continúa

Las congregaciones generales continúan este lunes 5 de mayo, en sesión de mañana y tarde. El proceso sigue abierto. Los cardenales todavía disponen de tiempo para escucharse, confrontar perspectivas y orar en común.

El cardenal José Cobo, en declaraciones a COPE este domingo, expresó: “Hemos entrado poco a poco, al principio dispersos pero las fechas y el tono de las intervenciones van afinando. Hemos empezado de lo genérico a ir apuntando líneas concretas de un perfil que vamos atinando cada uno desde su sensibilidad”. “Reconforta saber que la gente está rezando, que Dios lo tiene pensado y nosotros tenemos que escuchar la voz de todos para ir atinando. Pero sí, impone por la expectación que hay dentro y fuera de la Iglesia”, añadió. “Si algo ha tenido el pontificado de Francisco es que no ha ocultado las voces, cada uno tiene su posición, pueden decir las cosas y se dicen como en cualquier familia. No hay enfrentamiento como si fuera un parlamento, nos alejamos de la vida política, esto es otra cosa”, subrayó.

El discernimiento continúa. La Iglesia entra en una semana decisiva con la esperanza de que el cónclave responda al anhelo del pueblo de Dios que clama continuidad y profundización. Desde los márgenes hasta los episcopados, desde los más vulnerables hasta los responsables pastorales, caminemos juntas y juntos por una Iglesia que mire al mundo desde la periferia.

El próximo Papa será interpelado por ese clamor, para seguir haciendo de la Iglesia una casa abierta “a todos, todos, todos”, samaritana y con olor a Evangelio.