Última despedida al papa Francisco, un funeral de dimensión universal | Cerca de 200.000 personas se reúnen en la plaza de San Pedro
La misa funeral del papa Francisco, presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Giovanni Battista Re, reúne en Roma a delegaciones de 146 países y a miles de fieles. En un gesto final de humildad, su cuerpo será trasladado a Santa María la Mayor, donde será enterrado.
La Iglesia y el mundo despiden al papa Francisco, un pontífice que, fiel a su estilo, dando su último adiós con la presencia silenciosa y conmovedora de los pobres, los migrantes, las personas sin hogar, los transgénero y los presos.
Este sábado, al concluir el funeral en la plaza de San Pedro, una cuarentena de personas humildes y marginadas participará en un gesto cargado de simbolismo: con una rosa blanca en la mano, se colocarán en las escalinatas de la Basílica de Santa María la Mayor para despedir, uno a uno, al Papa que les devolvió su dignidad. “Los ‘últimos’ del Evangelio serán los últimos en acogerlo”, escribe Andrea Tornielli, editorialista de Vatican News.
La misa del entierro de Francisco comenzará alrededor de las 10:00 horas (local), en el parvis de la Basílica de San Pedro, presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Giovanni Battista. Participarán delegaciones de 146 países y territorios —entre ellos Palestina y Kosovo—, diez reyes y representantes de diez organismos internacionales. Está previsto que la misa dure aproximadamente dos horas.
Sobre las 12:30h, el cuerpo será trasladado a paso lento hasta Santa María la Mayor, la basílica elegida personalmente por Francisco como su lugar de sepultura. El cortejo, de siete kilómetros, permitirá a fieles y ciudadanía acompañar su último viaje.
Desde su fallecimiento, el 21 de abril, alrededor de 250.000 personas han pasado a despedirse de Francisco antes del cierre del féretro. La plaza de San Pedro se ha convertido en estos días en un río de gratitud y oración.
Uno de los testimonios más elocuentes lo ofrece Sergio Sánchez, cartonero argentino y dirigente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), quien viajó a Roma para representar a sus compañeros y compañeras de la economía popular. Sánchez, que conoció a Jorge Mario Bergoglio cuando era arzobispo de Buenos Aires, ocupó un lugar privilegiado entre los jefes de Estado por expreso deseo del Papa. “Vino sin nada y se va sin nada”, declaró emocionado, asegurando que Francisco deja “un legado imborrable en la vida de los más humildes”.
Durante toda la semana Noticias Obreras ha ido desarrollando una cobertura informativa especial In memoriam en la que hemos publicado reacciones, declaraciones y reflexiones. Francisco ha sido un pastor “con olor a oveja” que puso el Evangelio en el centro, sin concesiones. Con él, la Iglesia volvió a pronunciar con claridad palabras como tierra, techo y trabajo, justicia, paz, diálogo, ternura, cuidado. Supo hacer de la Doctrina Social de la Iglesia una herramienta viva, orientada a transformar las estructuras de pecado en dinámicas de comunión.
El suyo fue un pontificado marcado por gestos proféticos: abrazó a los descartados, convocó, escucho y acompañó a las personas trabajadoras más humildes y sin derechos, denunció las lógicas del descarte, pidió una economía que no mate y clamó por una Iglesia embarrada, con actitud samaritana… que “salga”, “sirva” y “sane”. Con una sencillez desarmante, nos desafió a vivir la fe como seguimiento de Jesús en los conflictos del mundo, no como refugio espiritual.
Un gran signo de su magisterio ha sido coger la mano de las personas heridas de la historia, de cada humanidad sufriente. Un gesto evangélico, firme y humilde, que nos compromete.
Su voz ha sido, y será, fuente de inspiración para tantas y tantos militantes del reino y su justicia social. Nos deja como tarea una Iglesia que se atreva a ser comunidad de hermanos y hermanas en salida, una comunidad que ore con los pies descalzos sobre la tierra, que escuche el clamor de los pueblos y de la creación, que reconozca en cada trabajador y trabajadora el rostro de Jesucristo, el obrero de Nazaret.
La huella de Francisco en la Iglesia y en el mundo queda plasmada en el Rogito oficial.. Su vida fue “una admirable testimonio de humanidad, de vida santa y de paternidad universal”. En su pontificado, Francisco impulsó un magisterio centrado en la misericordia, la sinodalidad y la fraternidad humana. “Toda la comunidad cristiana, especialmente los pobres, daba gloria a Dios por el don de su servicio”.
Francisco vive en la memoria agradecida de quienes seguimos creyendo que otra Iglesia más sinodal es posible, que otro mundo más fraterno es necesario, y que ya están en marcha, cada vez que alguien se pone del lado de la justicia, de la dignidad y del amor que transforma.
En Santa María la Mayor descansará Franciscus. Que su vida nos siga empujando a caminar juntas y juntos. Con esperanza, con ternura y con coraje para que la injusticia no tenga la última palabra.
El cardenal Re destaca en su homilía el legado de Francisco: “Un Papa en medio de la gente”

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)