Ser liberadores en tiempos de dictadores

Vemos cómo las democracias se están deslizando, desde hace tiempo, hacia el autoritarismo y desde aquí a la dictadura. Estamos en tiempos de dictadores que son esas personas que llegan al poder por un proceso democrático de elecciones, pero, una vez en el poder inician una deriva hacia el control absoluto, invocando la defensa del país e identificando su voluntad con el bien nacional. Se inventan enemigos, incluso, realizan acciones violentas para después atribuírselas al adversario político o social.
No me refiero a países que son dictatoriales como puedan ser Arabia Saudí o China, sino a países que sus democracias han entrado en un proceso de desaparición o de extinción como dice el historiador Steven Forti. Un maestro de esto fue Hitler y su ministro de Propaganda, Goebbels. Esa historia empieza a repetirse y lo vemos en la figura de Putin, Milei, Daniel Ortega, Bukele, Netanyahu, entre otros, pero la figura central es Trump porque gobierna un gran imperio. Toma decisiones al margen del Congreso y en contra de decisiones judiciales, controlando los órganos judiciales fundamentales, además de considerarse el emperador del mundo. Estos dictadores necesitan guerras para mantenerse en el poder y tener la hegemonía mundial. Aviso para navegantes.
Estos pseudodemócratas han utilizado el mecanismo electoral para acceder al poder prometiendo siempre que su nación va a volver a ser una gran nación y que va a derrotar a los enemigos exteriores e interiores, que van a recortar gastos del Estado, rebajar impuestos y luchar contra la corrupción. El presidente salvadoreño Bukele, a modo de ejemplo, ha ampliado en un número significativo sus efectivos militares y bien armados y cuando le preguntaron por qué había tomado esa decisión cuando El Salvador no tenía ningún país como enemigo, él respondió: “Los enemigos están dentro del país”. Ahora mismo, en El Salvador se está persiguiendo a los sindicalistas, oposición, líderes comunitarios y defensores de los derechos humanos.
Cuando llegan al poder no cumplen con la ley vigente, establecen leyes que les otorgue poder para reprimir y hacer su voluntad o, bien, utilizan determinadas leyes y fuerzan su interpretación. Al final de todo el proceso controlan todas las instituciones del estado sin ningún pudor y se erigen como líderes indiscutibles mostrando una personalidad ególatra, narcisista y despótica.
Creo que estamos en un momento parecido al que vivió Jesús de Nazaret en el huerto de Getsemaní, que ante tanta zozobra en su vida, preocupación y miedo ante lo que podía venir, tomó la decisión de seguir adelante y dejó atrás la tentación de abandonar y refugiarse en tener una vida anónima; hubiera dejado que los poderosos acallaran su voz y sus acciones. Creo que estamos en un momento que, ante un mundo que no condena los genocidios, que apoya a figuras con un carácter marcadamente dictatoriales, que quiere postergar, o incluso, rechazar acciones en defensa de la naturaleza, nos sentimos perdidos y desesperanzados y no sabemos qué camino elegir. Me decía un buen amigo que sentía que la deriva del mundo lo aplastaba emocionalmente y que le surgía “esconderse” –lo subrayó verbalmente– en su familia, amigos y amigas, en trabajo y que lo que tenga que llegar, ya llegaría.
Creo que tenemos que sacar fuerzas de nuestras debilidades y miedos y sacar ese corazón, esa alma de liberación para convertirnos o profundizar en ser liberadores y liberadoras en tiempos de dictadores. No sé lo que va a pasar, pero sé lo que puedo hacer y seguir haciendo, lo que podemos hacer y seguir haciendo. No quiero que mi vida se apague y no sea luz de libertad, de justicia y fraternidad, que son tres valores de la liberación. Nos tenemos que negar a abandonar o callarnos y dejar este mundo a los que se consideran los dueños del mismo, porque este mundo también nos pertenece y tenemos el derecho y la obligación a ese compromiso, porque la vida es hermosa, está llena de belleza y la queremos cuidar, por eso nuestra vida debe ser un grito de liberación de las idolatrías del dinero, el poder, la violencia y la guerra.
Trump, Putin, Netanyahu… tienen un gran poder económico, político y militar, pero nosotros tenemos nuestras pequeñas vidas, sí, son pequeñas pero su grandeza está en luchar contra ese mundo que nos están imponiendo porque queremos un mundo pleno de humanidad. Frente a los dictadores y quienes les apoyan tenemos que ser liberadores, estar unidos, querernos, motivarnos, interpelarnos y caminar hombro con hombro. Que al final de nuestra vida podamos mirar hacia atrás y experimentar, a pesar de nuestras incoherencias, contradicciones e infidelidades, que hemos contribuido, aunque sea muy poco, a crear un mundo de vida, de bondad y de amistad. No renunciemos a ello y le demos satisfacción a los que se consideran los amos del mundo.

Consiliario de la HOAC de Murcia. Militante de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y de la Asociación Amigos de Ritsona de apoyo a personas refugiadas. Autor del blog Sembrando sueños, construyendo humanidad