Francisco, el Papa que con su palabra y ejemplo de vida ha recordado a la Iglesia que su misión es vivir y proclamar la alegría del Evangelio

La imagen de Francisco recién elegido Papa, presentándose y saludando al pueblo congregado en la Plaza de San Pedro, fue todo un símbolo de lo que sería su pontificado. El pontificado de un Papa pastor, cercano al pueblo, al que con gesto humilde le pide su bendición. El mismo nombre que eligió en referencia a Francisco de Asís, y presentándose ataviado con la simple sotana blanca y su pectoral de siempre, eran signos elocuentes de cómo quería llevar a cabo su pontificado, con talante austero, poniendo en el centro el Evangelio y la opción preferencial por los últimos, señalando así el rumbo que le gustaría que tomara la Iglesia, como él mismo expresaría al poco tiempo: “quiero una iglesia pobre y para los pobres”.
Es en la exhortación Evangelii gaudium con un lenguaje claro y directo, donde nos deja como legado, el itinerario que tiene que seguir la iglesia en este momento, para poder llevar a cabo “una nueva etapa evangelizadora, llena de fervor y dinamismo”. Nos invita a ser una Iglesia más evangélica y en salida, que liberándose de viejas estructuras y saliendo de su propia comodidad, se atreva a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio. El propio Francisco en primera persona ha hecho suyo este itinerario que ha ido realizando a largo de todo su pontificado con sus palabras, gestos y presencias, siendo así un continuo recordatorio para toda la Iglesia.
El corazón del papa Francisco no solo alberga el amor y preocupación por la Iglesia, sino por toda la humanidad, como deja patente en las encíclicas Fratelli Tutti y Laudato Si´; donde al mismo tiempo que denuncia la globalización de la indiferencia en esta sociedad nuestra, dominada por una economía sin alma, que mata; invita a ser capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad universal y de amistad social, cuidando juntos la casa común.
Sin duda la defensa de las personas migrantes y refugiadas en su derecho a emigrar o quedarse en sus países, es uno de los puntos fuertes de su pontificado. Siempre ha mostrado una especial sensibilidad hacia la realidad de las migraciones y es quien con más fuerza y vehemencia ha levantado la voz a favor de la defensa y acogida de las personas migrantes, tanto en sus declaraciones y escritos (Fratelli tutti, mensajes de las JMMR), como al hacerse físicamente presente en esos lugares donde las personas migrantes llegan o pierden la vida en su anhelo de encontrar una vida más digna. No debemos olvidar que el primer viaje de su pontificado lo hizo a la isla de Lampedusa, donde cientos de personas migrantes perdieron la vida. En la Eucaristía allí celebrada por las víctimas de esta tragedia, el Papa clama con dolor ante el mundo poniendo de manifiesto “que estos hermanos y hermanas nuestros buscaron salir de situaciones difíciles para encontrar un poco de serenidad y paz; buscaron un lugar mejor para ellos y sus familias, pero encontraron la muerte”, muerte que comparó a “una espina en el corazón que trae sufrimiento”.
Esta preocupación y defensa constante del papa Francisco por las personas migrantes y refugiadas ha contribuido a crear una mayor conciencia y sensibilidad, tanto en la sociedad en general como en la iglesia en particular sobre esta realdad. Tanto es así que muchos católicos han cambiado su forma de ver el fenómeno de las migraciones y se han posicionado de forma positiva ante él, hasta el punto que muchos grupos y comunidades cristianas estén verdaderamente comprometidas, siguiendo la línea trazada por el mismo Papa que hace una llamad a acoger, proteger, promover e integrar a las personas migrantes que llegan hasta nosotros. En relación a la Iglesia, apela a que esta acogida se haga con amor de madre.
La voz del papa y su doctrina social sobre las migraciones está impulsando la creación de delegaciones o secretariados que coordinen y animen la pastoral con personas migrantes en las diferentes diócesis españolas. Ciertamente la reciente exhortación pastoral de la Conferencia Episcopal Española Comunidades acogedoras y misioneras. Identidad y marco de la pastoral con migrantes, bebe también del impulso que el papa Francisco está dando a esta pastoral.
Quiero concluir esta pequeña reflexión sobre el legado del papa Francisco señalando que ha sido y lo seguirá siendo, un referente ético-político-espiritual en el mundo. Francisco ha dejado su huella y su voz se ha dejado oír, tanto dentro como fuera de la Iglesia, siendo rechazado por algunos, es verdad, como les sucede a los verdaderos profetas.
En el papa Francisco se cumples lo que dijo san Pablo VI en la encíclica Evangelii nuntiandi: “El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio”. Así ha sido con el papa Francisco.
¡Gracias por el ejemplo de tu vida, valentía, entrega y coherencia que seguirán siendo un referente en nuestra vida y compromiso a favor de los más desfavorecidos!
Fernando Redondo Pavón
Director del Departamento de Migraciones de la CEE

Director del Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española