Trabajo decente: derecho, no privilegio

Trabajo decente: derecho, no privilegio
La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), que acaba de cumplir diez años de lucha esperanzada por el trabajo digno y la justicia social, como Dios anhela, sigue adelante con la certeza de que el trabajo decente no es un privilegio, sino un derecho. Este es el mensaje que guiará sus prioridades durante 2025.

Sabemos que el trabajo no es solo una manera de «ganarnos la vida». Es donde nos realizamos, donde construimos comunidad, donde sentimos que formamos parte de un proyecto común, donde debemos cuidar y ser cuidados. Francisco ha interpelado constantemente sobre este tema (No os dejéis robar la dignidad) y lo subraya en Fratelli tutti: «En una sociedad realmente desarrollada, el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social, ya que no solo es un modo de ganarse el pan, sino también un cauce para el crecimiento personal, para establecer relaciones sanas, para expresarse a sí mismo, para compartir dones, para sentirse corresponsable en el perfeccionamiento del mundo y, en definitiva, para vivir como pueblo» (n. 162).

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