Este 8M apostamos por el feminismo sindical transformador

Este 8M apostamos por el feminismo sindical transformador

No es un día cualquiera. El 8 de Marzo es el día de reivindicación mundial en el que unimos nuestras voces mujeres de todo el mundo en defensa de nuestros derechos. Es el día del feminismo global, y, en consecuencia, del feminismo sindical.

Desde el 12 congreso confederal, las CCOO somos, estatutariamente, un sindicato feminista. Aunque de facto lo hemos sido siempre por objetivos y actuaciones, autodefinirnos sindicato feminista nos ha activado para asumir de manera sistemática la perspectiva de género (feminista) en todas y cada una de nuestras políticas, de nuestras líneas de trabajo, de nuestras actuaciones sindicales.

Hay que dar un vuelco a inercias culturales y económicas instaladas por un sistema neoliberal y patriarcal. Focalizamos fuerzas para una transformación que socave paso a paso al principal enemigo de las trabajadoras, la división sexual del trabajo, y a los tentáculos con los que se reproduce, los estereotipos y roles sexistas, culpables de buena parte de las discriminaciones indirectas existentes.

Lo hacemos a ras de suelo, con miles de delegadas y delegados (más de 111.000), en la realidad concreta de cada empresa, mediante la negociación colectiva, con medidas y/o planes de igualdad.

Somos sindicato de clase y feminista, y hacemos feminismo de clase. Acompasamos las vindicaciones centrales de la agenda feminista (autonomía, derechos, incluidos los reproductivos, acabar con las violencias machistas) en la agenda sindical, a la vez que atravesamos la agenda feminista con nuestras reclamaciones sindicales, enraizadas con las necesidades materiales de las trabajadoras: lograr la igualdad efectiva en el plano laboral, en cada centro de trabajo; prevenir el acoso sexual y acoso por razón de sexo, y en general, las violencias machistas; acabar con la brecha salarial y la precariedad laboral; avanzar a una sociedad corresponsable, redistribuyendo el trabajo de cuidados no remunerado entre el Estado, a través de servicios públicos de cuidados e implicando en la parte que les corresponde a las empresas y a los hombres. Y esto implica un potencial transformador profundo y sin retorno.

Ponemos en marcha estrategias aceleradoras de igualdad, como transversalizar el enfoque feminista y complementarlo con acciones positivas en todas nuestras propuestas. Y llevarlo a todos los escenarios en los que participamos, reclamando que normas y medidas contengan garantías de resultados positivos en igualdad.

Democracia e igualdad

En esto hemos estado las sindicalistas, todos los días, todos los años de nuestra historia sindical. Con nuestro hacer colectivo y organizado, lo hemos hecho, lo hacemos y lo haremos. Defendemos una sociedad democrática y extendemos la democracia y la igualdad allí donde aún no están plenamente desarrolladas, como en las empresas y centros de trabajo.

No sólo fuimos sustanciales en la recuperación de la democracia, hace cinco décadas, lo hemos sido en la configuración de los derechos democráticos, laborales, sociales, igualitarios, sindicales. Nuestro trabajo nos avala y nos permite afirmar el sujeto colectivo de las CCOO como el mayor agente de igualdad de este Estado.

Lo decimos a menudo: el feminismo sindical nos empodera colectivamente a todas. Nuestra autonomía personal, y con ella, nuestra libertad, viene de la mano del empoderamiento económico, que se logra para la gran mayoría de las trabajadoras por la vía del empleo. Del empleo digno.

Y sí, ha habido avances, muchos de ellos han venido de la mano de nuestro trabajo, mediante el Diálogo Social o la negociación colectiva, o de nuestras movilizaciones y propuestas. Pero, también hay que decirlo, estos avances resultan insuficientes si no se abordan otras transformaciones más profundas, que de verdad erradiquen las brechas de género.

También puedes leer —  Vamos a cambiar las reglas

En el ámbito laboral hemos llegado a cifras récord de mujeres afiliadas a la Seguridad Social, 10,1 millones; 7,4 millones de trabajadoras tienen contrato indefinido y 7,9 millones a tiempo completo; hemos recortado la brecha salarial en más de 10 puntos porcentuales desde 2008, fundamentalmente gracias a políticas laborales acordadas en el Diálogo Social (subidas del SMI, del salario mínimo del convenio, reforma laboral).

Pero, como señalamos en el informe sobre brecha salarial de CCOO 2025, detectamos un estancamiento en la reducción de la brecha, en la actualidad en 19,6 puntos porcentuales, lo que indica que hay que acometer transformaciones más profundas. Entre ellas combatir la segregación educativa y profesional o regular el trabajo a tiempo parcial no deseado (el 75% de la población asalariada a tiempo parcial son mujeres). Si la jornada laboral femenina fuese equiparable a la masculina, la brecha salarial se reduciría en un 64%.

Por una red pública de cuidados

Hay una transformación en marcha clave para la igualdad efectiva y que supondría desarmar la división sexual del trabajo. La de los cuidados. Porque la interferencia de los cuidados familiares en la vida laboral de las mujeres es la principal barrera para la igualdad. Nos vemos abocadas a cubrir los déficits y vacíos de un sistema insuficiente que en la actualidad se ha mostrado como generador de desigualdades de clase y género. Y crear una red pública de cuidados tiene un potencial transformador irreversible.

Otra reclamación prioritaria es, como apuntábamos, acabar con las violencias machistas. Hacemos frente y visibilizamos el acoso sexual y el acoso por razón de sexo en los centros de trabajo, quizá las violencias más invisibilizadas: falta una estadística oficial, a pesar que se estima que más de 700.000 mujeres lo sufren al año, y falta un desarrollo legislativo del convenio 190 de la OIT, que reclamamos también. Y, por supuesto, insistimos en que los servicios de atención a las víctimas de violencias machistas deben ser esenciales, con equipos multidisciplinares permanentes y de carácter público.

En definitiva, nuestra agenda sindical feminista implica objetivos y medidas correctoras para conseguir empleo decente para todas las trabajadoras y una sociedad libre de violencias machistas; conciliación corresponsable en un nuevo modelo de cuidados e igualdad efectiva en las transiciones en marcha (digital, ecológica y demográfica). Queremos una sociedad plenamente democrática, inclusiva, igualitaria y diversa.

La igualdad efectiva entre mujeres y hombres sigue siendo una deuda pendiente de la democracia, por lo que los 8 de Marzo siguen siendo claramente vindicativos para nosotras. Pero también decimos: juntas somos más fuertes, juntas podemos avanzar más deprisa. Continuamos reclamando este 8M en las calles junto con las mujeres del mundo.