Entidades cristianas de Ciudad Real alertan de la peor salud de las mujeres trabajadoras con bajos ingresos

Entidades cristianas de Ciudad Real alertan de la peor salud de las mujeres trabajadoras con bajos ingresos
FOTO | Vía Europa Press
La Juventud Obrera Cristiana (JOC) y la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) junto con el colectivo de Mujeres y Teología de Ciudad Real llaman la atención sobre la precaria salud mental de las mujeres

En su comunicado por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, señalan que “la socialización, diferente desde la infancia para chicos y chicas, influye en cómo hombres y mujeres procesan y expresan el sufrimiento psíquico, siendo las mujeres las que lo viven más “hacia dentro”.

Así, el 19,9% de las mujeres trabajadoras en España presentan problemas de salud mental, sobre todo las trabajadoras autónomas y aquellas con contratos temporales o sin contrato.

Las bajas laborales por trastornos de la salud mental en nuestro país corresponden en un 63% de los casos con mujeres y su duración es más larga, con el consiguiente perjuicio económico.

Según las entidades firmantes, “la maternidad y el trabajo fuera de casa siguen pendientes de una verdadera conciliación, lo que acarrea más problemas de salud mental, a las mujeres”, al tiempo que el “duelo migratorio” tiene un impacto importante en la salud física y mental de las mujeres migrantes”.

Además, la discapacidad sumada al género dispara la posibilidad de sufrir violencia machista y problemas de salud mental. A menor nivel económico de las mujeres, más probabilidades de padecer enfermedad mental, añaden.

Otro dato preocupante es el que el señala que el 40% de las mujeres jóvenes, según la Organización Mundial de la Salud, ha pensado alguna vez en quitarse la vida como solución a sus problemas.

La JOC, la HOAC y Mujeres y Teología proponen ante esta situación, recuperar la importancia del concepto de interdependencia, defender el trabajo digno y reivindicar el enfoque de género teniendo en cuenta además la discapacidad, la etnia y el nivel socioeconómico.

“Frente al individualismo, las mujeres defendemos el poder curativo de la amistad, de las relaciones humanas, de los abrazos, como verdadera escuela de cuidados”, proclaman, mientras que defienden el enfoque de género, asociado a otras variables que viven las mujeres, a la hora de proponer políticas y medidas contra su mayor vulnerabilidad y discriminación.

En el ámbito laboral, las tres entidades consideran que esencial “acabar con la economía sumergida, formalizar empleos en sectores como el doméstico, el agrícola y de servicios”

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“Necesitamos mecanismos para sancionar a quienes exploten a las trabajadoras, acompañados de campañas informativas sobre derechos laborales” además de procesos de regularización de migrantes, hombres y mujeres, garantizando permisos de residencia y trabajo justos para las personas migrantes”.

Iglesia por el Trabajo Decente

En este aspecto, sus propuestas coinciden con la denuncia de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente sobre la precariedad y explotación que sufren miles de mujeres en el ámbito laboral, especialmente en la economía sumergida y pide la regularización la regularización laboral en sectores con alta presencia femenina, en una gran proporción migrantes sin acceso a los derechos de ciudadanía, como el doméstico, agrícola y de servicios, eliminando trabas administrativas y garantizando derechos laborales.

La informalidad en el empleo está condenado a millones de trabajadoras a la vulnerabilidad al negarles derechos fundamentales y condiciones dignas de vida, subraya el manifiesto de ITD, La dignidad de las mujeres. Trabajo decente: derecho, no privilegio.

Desde la iniciativa, promovida por Cáritas, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, la Juventud Estudiante Católica (JEC) y la Juventud Obrera Cristiana (JOC), recuerdan que el trabajo es clave para la dignidad humana.

Una dignidad amenaza en muchos casos para las trabajadoras del hogar, del campo, cuidadoras y limpiadoras, que se ven obligadas a aceptar trabajos sin contrato ni protección social, con jornadas extenuantes, salarios bajos y riesgo de despidos arbitrarios.
“La situación es aún más grave para las mujeres migrantes, quienes, debido a barreras administrativas, racismo y xenofobia, se ven obligadas a aceptar empleos informales.

Además, muchas enfrentan “riesgos de trata y explotación sexual”, denuncia ITD.

La plataforma eclesial subraya también la importancia de la educación y la capacitación para que las mujeres accedan a empleos de calidad y asuman protagonismos de liderazgo, al tiempo que destaca la necesidad de un acompañamiento pastoral y social desde la Iglesia, que garantice la escucha, el apoyo y la denuncia de las vulneraciones de derechos laborales.

Finalmente, ITD reclama medidas efectivas para la conciliación y la corresponsabilidad, promoviendo políticas que equilibren la vida laboral y familiar, como permisos parentales igualitarios y servicios de cuidado accesibles y de calidad.