Cáritas pide formalizar el empleo sumergido y favorecer la regularización de mujeres migrantes para reducir la brecha de género

Cáritas pide formalizar el empleo sumergido y favorecer la regularización de mujeres migrantes para reducir la brecha de género
Foto | Albert Llimos (Cáritas)
Los hogares sustentados por mujeres sufren más la exclusión social, según denuncia Cáritas que, ante el Día de la Mujer, ha querido poner el foco en esta brecha de género que se añade a las múltiples desigualdades que sufren las mujeres.

El 21,4% de los hogares sustentados principalmente por mujeres están en situación de exclusión, mientras que, en el caso de los hombres, la exclusión es del 16%, como refleja la sexta Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales realizada el verano pasado para el IX Informe FOESSA.

Aunque en los últimos años, se ha registrado una mejoría más rápida en los hogares encabezados por mujeres, persiste la desigualdad.

“La falta de acceso a recursos, la precariedad laboral, la brecha salarial y la carga desproporcionada de los cuidados son factores que las condenan a una vida de inestabilidad”, explica la responsable del programa de Mujer de Cáritas Española, Leticia Escutia.

Precisamente, muchas mujeres se ven abocadas a trabajar en la economía sumergida, señala Cáritas, en sintonía con la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente de la que forma parte, especialmente en el sector del empleo del hogar en régimen de internas, en las tareas de cuidados y limpieza y en la agricultura.

El empleo sumergido implica a menudo jornadas extensas, salarios bajos y despidos arbitrarios. La situación se agrava para las mujeres migrantes, muchas de ellas, , en situación administrativa irregular.

Por eso, Cáritas reclama el acceso al mercado laboral en igualdad de condiciones, con trabajos dignos y sin discriminación de género, así como la formalización del empleo en sectores precarizados como el doméstico, agrícola y de servicios.

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Igualmente aboga por la eliminación de barreras administrativas para las mujeres migrantes, garantizando permisos de residencia y trabajo y por el reconocimiento social, acompañado de mejoras sociales, de los trabajos esenciales desempeñados mayoritariamente por mujeres.

“No podemos hablar de justicia social sin abordar estas desigualdades y sin exigir políticas que promuevan la equidad y la inclusión”, añade la portavoz en este tema de la organización sociocaritativa de la Iglesia.

Principales víctimas de conflictos

A nivel mundial, las mujeres y niñas aparecen como las principales víctimas de crisis humanitarias, conflictos armados, desastres naturales y tráfico de personas, convirtiendo los cuerpos de las mujeres en otro campo de batalla.

“Con el apoyo adecuado y el acceso a oportunidades, han conseguido transformar sus realidades y construir un futuro digno para ellas y sus familias”, señala Escutia. “Es imprescindible seguir apostando por iniciativas que fomenten la equidad, la autonomía económica y la formación en igualdad de oportunidades”, insiste.