Personalidades cristianas alzan su voz contra las deportaciones masivas ordenada por Trump

Personalidades cristianas alzan su voz contra las deportaciones masivas ordenada por Trump
Algunas voces religiosas no callan ante la deriva de la Administración Trump. No solo ha sido la obispa episcopal Mariann Edgar Budde, la que ha tomado la palabra, en presencia del presidente y vicepresidente de EEUU. También lo están haciendo los obispos estadounidenses y la Red Eclesial Latinoamericana de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas (Clamor).

Todavía resuenan las palabras de la primera obispa de la confesión anglicana de Washington, que “en nombre de nuestro Dios” conminaba al presidente Trump a tener piedad con gais, lesbianas y transexuales, migrantes y refugiados y quienes no piensan como quienes ahora gobiernan el país.

Otras personalidades católicas también han mostrado su preocupación, sobre todo, por las medidas contra las personas migrantes y el señalamiento público a las personas de origen extranjero.

El papa Francisco ya había considerado los anuncios de deportaciones masivas como “una desgracia, porque hace que los pobres desafortunados que no tienen nada paguen el precio” de los problemas de EEUU.

El presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) Timothy P. Broglio, consideró “profundamente preocupantes” las medidas relacionadas con las migraciones y el refugio, la ayuda exterior, la expansión de la pena de muerte y el medio ambiente y alertó de que “tendrán consecuencias negativas”, señalando que algunas medidas en especial “perjudicarán a los más vulnerables entre nosotros”.

Aunque Broglio celebró, en cambio, “el reconocimiento de la verdad sobre cada persona humana como hombre o mujer” que atribuye al presidente Trump, quiso aclarar que “la Iglesia católica no está alineada con ningún partido político, como tampoco lo está la Conferencia Episcopal. No importa quién ocupe la Casa Blanca o tenga la mayoría en el Capitolio, las enseñanzas de la Iglesia permanecen inalteradas”.

En defensa de los derechos de los migrantes y solicitantes de asilo

También reconoció su esperanza en que “los dirigentes de nuestro país reconsideren esas acciones que menoscaban no solo la dignidad humana de unos pocos, sino la de todos nosotros”. En el Año Jubilar de la Esperanza, confesaba que “nuestra oración es de esperanza para que, como nación bendecida con muchos dones, nuestras acciones demuestren un cuidado genuino por nuestros hermanos y hermanas más vulnerables, incluidos los no nacidos, los pobres, los ancianos y enfermos, y los migrantes y refugiados”.

El cardenal de Chicago, ciudad elegida en teoría para iniciar las redadas, Blase J. Cupich, por su parte, había dicho, de peregrinación a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en Ciudad de México, que “la comunidad católica apoya al pueblo de Chicago al hablar en defensa de los derechos de los migrantes y solicitantes de asilo. De manera similar, si los informes son ciertos, hacemos constar que nos opondríamos a cualquier plan que incluya una deportación masiva de ciudadanos estadounidenses nacidos de padres indocumentados”,

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“La gente de fe está llamada a interceder por los derechos de los demás y a recordar a la sociedad su obligación de cuidar a los necesitados. Si la deportación masiva indiscriminada de la que se informa se llevara a cabo, esto sería una afrenta a la dignidad de todas las personas y comunidades y negaría el legado de lo que significa ser estadounidense”, abundó Cupich.

Acoger, proteger, promover e integrar

La Red Eclesial Latinoamericana de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas (Red CLAMOR) ha manifestado “su profunda preocupación por el impacto negativo de las declaraciones realizadas en la toma de posesión del presidente Donald Trump, así como de la firma de las órdenes ejecutivas en materia de migración, que impactarán a la población migrante y solicitantes de asilo que huyen de la violencia sistemática e inseguridad que viven en sus países de origen”.

“El control migratorio con enfoque de seguridad nacional, la privación de la libertad y el anuncio de las deportaciones masivas sin debido proceso, han generado en la población migrante, solicitantes de asilo y refugiadas una profunda inquietud y sufrimiento emocional”, se afirma en un comunicado público.

“Como Iglesia alzamos la voz y nos unimos al mensaje del papa Francisco, en el que enfatiza la importancia de acoger, proteger, promover e integrar a las personas migrantes y refugiadas”, subraya esta red adscrita al Consejo Episcopal Latinoamericano, que insiste en que las personas solicitantes de asilo, refugiadas y apátridas son sujetos de derechos.

Además, llaman a la comunidad internacional, a las organizaciones basadas en la fe, a los gobiernos y a la sociedad civil a “crear puentes de diálogo y unirnos en la defensa de los derechos de las personas en contexto de movilidad, a brindar apoyo emocional, legal y humanitario a quienes se ven afectados por estas medidas, y a trabajar en la construcción de sociedades verdaderamente justas e inclusivas, donde podamos convivir con la dignidad de hijas e hijos de Dios”.