El trabajo es una dimensión personal, familiar y social que debe impregnar todas las pastorales de la Iglesia

El trabajo es una dimensión personal, familiar y social que debe impregnar todas las pastorales de la Iglesia
El encuentro diocesano de sacerdotes y pastoral del trabajo marca el inicio de un camino que pretenden fortalecer la presencia de esta pastoral en las parroquias de la diócesis de Córdoba, promoviendo una evangelización cercana y comprometida con el mundo obrero y, especialmente, en sus realidades de precariedad e injusticia

En la jornada celebrada este sábado 18 de enero en la Casa Diocesana de Espiritualidad San Antonio, en Córdoba, promovida por el Secretariado Diocesano de Pastoral del Trabajo de Córdoba, participaron una docena de sacerdotes de la diócesis, quienes, en un ambiente de oración y diálogo, profundizaron sobre el papel de la pastoral del trabajo dentro de la misión general y social de la Iglesia.

Durante este primer encuentro, coordinado por el consiliario diocesano de la pastoral del trabajo, Antonio Caballero, se subrayó la necesidad de fortalecer los movimientos apostólicos y las parroquias en su tarea de evangelización del mundo del trabajo.

Uno de los temas centrales abordado en el diálogo, dinamizado con la ponencia de José Ramón Ruiz Cornejo, miembro del secretariado y del EPO de la parroquia diocesana de Ntra. Sra. de Linares, ha sido profundizar sobre la importancia y la implantación de los equipos parroquiales de pastoral obrera (EPPO) para el desarrollo de una evangelización cercana y comprometida con el mundo obrero, una propuesta recogida en el histórico documento de la Conferencia Episcopal Española La pastoral obrera de toda la Iglesia.

Estos equipos contribuyen a que las parroquias sean espacios de comunión, acción y esperanza para las personas trabajadoras. Sus dinámicas favorecen la misión de las parroquias, integrándose en la liturgia y la oración comunitaria para visibilizar las realidades del mundo del trabajo y la difusión la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), fomentando la formación de la comunidad parroquial –una propuestas surgida en el encuentro–, además de con temas como la precariedad laboral y la justicia social. El EPPO también acompaña a las personas trabajadoras más vulnerables desde el apoyo solidario, cercanía o asesoramiento, haciendo especial énfasis en el cuidado de las personas más afectadas por la precariedad y la exclusión. También se implican en actos públicos de denuncia y solidaridad, promoviendo una evangelización activa y visible en espacios públicos, como una expresión concreta del compromiso cristiano con el mundo del trabajo.

Otro aspecto destacado fue el acompañamiento del ministerio ordenado a esta pastoral, tanto en el ámbito parroquial, el diocesano y a las personas cristianas comprometidas en el mundo del trabajo. “Es fundamental que este acompañamiento esté encarnado en el sufrimiento y los anhelos de las personas trabajadoras que lleve a sembrar el Evangelio en esas realidades”, se subrayó. También se resaltó la importancia de “desarrollar en la Iglesia las implicaciones sociopolíticas de la fe y avanzar en una mayor sensibilidad del ministerio ordenado hacia la realidad del trabajo”.

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En este sentido, se subrayó que el trabajo es una dimensión “personal, familiar y social fundamental” que debe impregnar todas las pastorales sociales de la Iglesia diocesana.

El acompañamiento requiere “tiempo y presencia”

En el encuentro tuvo lugar la intervención de Juan Francisco Garrido, director de la pastoral del trabajo de Córdoba, que en su ponencia expuso algunas cuestiones fundamentales sobre el acompañamiento como núcleo de la pastoral del trabajo, subrayando que este debe ser “encarnado y sensible a la realidad del mundo obrero”. Para él, este acompañamiento requiere “tiempo y presencia”, ya que es una expresión concreta del amor cristiano y una necesidad vital en la misión evangelizadora de la Iglesia.

Garrido destacó además el significado teológico del trabajo, recordando que “Dios se encarna en un obrero del siglo I, dignificando la condición de trabajador”, lo que exige que la pastoral del trabajo se comprometa con la realidad laboral de las personas, especialmente en contextos de precariedad e injusticia.

Otro punto central de su ponencia fue la importancia de fomentar una espiritualidad obrera y militante, enraizada en la identidad de las personas trabajadoras. “Acompañamos para que las personas puedan vivir el reinado de Dios y su justicia en su vida personal y social”, explicó, destacando el papel de la fe como motor de humanización y transformación en el mundo laboral.

Finalmente, Garrido señaló el compromiso sociopolítico de la pastoral, que debe ir más allá del ámbito espiritual para denunciar y transformar las estructuras de pecado. “Una misión evangelizadora que une amor y lucha por la justicia”, enfatizó, destacando la misión de los movimientos apostólicos y parroquias en este proceso.