El legado de Gustavo Gutiérrez

El legado de Gustavo Gutiérrez
Foto | @entreborromeos

El sábado 25 de enero nos juntamos unas 170 personas a homenajear y dar gracias por la vida de Gustavo Gutiérrez. Fue un encuentro entrañable, festivo e inspirador, que reunió a 170 personas. Cien se unieron por Zoom desde diferentes lugares de España y de países de América Latina, 70 de manera presencial en el centro pastoral san Carlos Borromeo de Madrid.

El encuentro fue convocado por diversos colectivos de amigos y admiradores de Gustavo Gutiérrez y consistió en un conversatorio y un momento celebrativo en torno a la palabra, el pan y la música.

San Carlos Borromeo y su comunidad acogieron de forma cálida y generosa el encuentro, como ya es habitual, facilitando todos los aspectos, tanto técnicos como organizativos. Este lugar es en sí mismo un símbolo de compromiso por la liberación de las personas, pero, además, la ambientación nos introdujo en un clima cargado de emoción: símbolos de la cultura peruana, fotos de Gustavo y de las realidades de nuestro mundo que todavía hoy necesitan seguir siendo liberadas, comida y bebida andinas, cantos y música populares.

Después de un breve vídeo en memoria de Gustavo, se inició el conversatorio, moderado por Evaristo Villar. En él participaron el teólogo Guillermo Múgica y las teólogas Silvia Cáceres –a quién puso voz la también teóloga Glafira Giménez– y Montserrat Escribano.

Historia de salvación

Los tres son personas cercanas a Gustavo Gutiérrez, se centraron en distintos aspectos de su legado. Guillermo nos habló de tres intuiciones de Gustavo: la sacramentalidad de la realidad, que es mirada desde su reverso, desde el punto de vista de los pobres y experimentada desde el silencio y la oración. Y también compartió tres presupuestos fundamentales de su teología: la opción por los pobres, la fe praxis y la unidad de la historia de salvación.

Espiritualidad radical

El texto de Silvia, presentado por Glafira, desarrolló tres ideas: la pobreza como clave hermenéutica vivida por Gustavo de manera práctica y no como elección ideológica, las diversas teologías liberadoras que surgieron a partir de la teología de la liberación en respuesta a realidades específicas y que hoy siguen abriendo caminos de esperanza y, por último, la llamada que nos hace la teología de la liberación a vivir radicalmente nuestra espiritualidad para afrontar los desafíos de la realidad y escuchar las voces de los nuevos sufrientes de nuestro tiempo.

Teología crítica

Por último, Montse afirmó que hay un antes y un después de la teología de Gustavo. Ella se preguntaba ¿de qué hablábamos antes sin no hablábamos de los pobres?, ¿qué claves tenía la teología si no era un camino emancipatorio y de liberación? Ella nos invitaba a vivir una espiritualidad de raíces profundas y a hacer una teología ilusionante y crítica como la desarrollada por Gustavo Gutiérrez. Esta primera mitad fue muy enriquecedora y muy disfrutada las personas que se unieron a través de Zoom.

Más tarde comenzó la celebración del pan y la palabra, conducida por Pepa Torres y más disfrutada por los que estuvimos de manera presencial. Fue una celebración muy participada y cargada de símbolos poderosos. Comenzó con el quipu, un tejido de nudos, usado en la cultura andina para contabilizar bienes. El quipu de la celebración fue construido por María, de Cajamarca, y en él se fueron atando nudos a medida que se leían textos memorables de los libros Beber en su propio pozo y Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente. Después de un momento de poner en común lo que ha significado para los presentes la Teología de la liberación y el testimonio de Gustavo Gutiérrez, Carmen nos invitó a convertirnos en chasqui, portadores de buenas noticias. Fue pasando un poncho y un morral en el que los participantes podían escribir la buena noticia a compartir.

Por último llegó el momento del banquete. Con el deseo de seguir el camino abierto por la Teología de la liberación, comprometiéndonos a hacer de la vida un banquete sin excluidos, se presentaron como ofrenda alimentos propios de la cultura andina: quinoa, arroz, maíz, chicha morada, papaya y mango. También se presentaron los libros de Gustavo Gutiérrez, alimento espiritual para muchas personas. Javier, María y Pepe bendijeron la comida y la bebida que compartimos, haciendo memoria de todas las personas cuya voz sigue sin ser escuchada y que siguen careciendo de pan y libertad.

Después de compartir el pan, sacramento de la vida compartida que a tantos les falta, terminamos la celebración cantando y bailando al son del grupo de música peruana del Colectivo Integrando.

Con esta fiesta hicimos memoria agradecida de Gustavo Gutiérrez, cuya persona sigue congregando a gentes del norte y del sur y abriendo caminos de esperanza y liberación.