Un espacio de acogida para cuidar las heridas de la precariedad laboral

Un espacio de acogida para cuidar las heridas de la precariedad laboral
La parroquia de San Juan y San Pedro en Jaén acogió a trabajadoras, sindicalistas, la pastoral del trabajo y movimientos sociales para reflexionar sobre las heridas que provoca las condiciones laborales precarias

En el marco de la campaña “Cuidar el trabajo, cuidar la vida”, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Jaén organizó un espacio de encuentro en el que participaron trabajadoras y trabajadores de sectores afectados por la precariedad, como empleadas de hogar, migrantes, del campo, de la hostelería, jóvenes sin empleo, técnicas de integración social y camareras de pisos, junto con sindicalistas de CCOO, USO, miembros de la Cáritas, de la pastoral del trabajo de la diócesis y de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH).

Al calor de un café, unos mantecados, un té moruno, rodeados de un ambiente de amistad, las personas participante compartieron vivencias no exentas de emociones sobre un problema estructural que afecta a millones de personas en España. El encuentro venía precedido de la lectura de

La canción Cuidar el trabajo, cuidar la vida sirvió de hilo conductor, recordando la urgencia de “reinventar las estructuras, propiciar los encuentros, tejer lazos sinceros y proteger a quien trabaja para cuidar la vida”.

“Este espacio tranquilo ha permitido reflexionar sobre la precariedad laboral que, desde hace 40 años, venimos denunciando en España. Es un fenómeno cambiante y presente con formas diferentes y que implica precariedad vital manifestadas en el acceso a la vivienda y en situaciones extremas a veces peligrosas ”, destaca Isa Mateos, presidenta de este movimiento diocesano de trabajadoras y trabajadores cristianos.

Las cicatrices de la precariedad

El encuentro ha permitido compartir y visibilizar las cicatrices que provoca la precariedad laboral en términos de estabilidad, salario, formación, seguridad y salud laboral, condiciones de vida, y capacidad para desarrollar un proyecto de vida.

“Las personas se sienten más vulnerables, socialmente desprotegidas y se cuestionan la necesidad de participación social”, subraya Mateos. Las condiciones laborales deficientes afectan especialmente a colectivos como mujeres cuidadoras, migrantes sin derechos y trabajadores temporales, perpetuando la exclusión y el sufrimiento.

Según datos leídos durante el diálogo, en 2023 casi 13 millones de personas estaban en riesgo de pobreza en España, mientras que 3 millones permanecían sin empleo y 721 trabajadores perdieron la vida por siniestralidad laboral.

En el diálogo se planteó la importancia de acompañar estas realidades, favorecer un cambio de mentalidad, “para construir comunitariamente alternativas de vida y de trabajo más humanas y liberadoras”, y la creación de políticas públicas que promuevan un modelo productivo sostenible y respetuoso con la dignidad humana.

La HOAC emplaza a construir alternativas laborales más humanas, basadas en la amistad social y en prácticas de comunión, que fomenten vínculos y relaciones desde espacios compartidos. “No podemos seguir descartando a las personas trabajadoras; debemos fortalecer el músculo social y exigir leyes que combatan la precariedad que mata”, plantea Isabel Mateos.

El encuentro también destacó la importancia de aliarse con sindicatos y movimientos sociales para abordar los problemas estructurales del mundo del trabajo.  “El camino hacia una sociedad más justa pasa por interpelar a las instituciones, ofrecer otra manera de pensar y actuar, y priorizar el cuidado por encima del lucro”, añade la presidenta diocesana.

Caminando junto con las personas vulnerables

Fiel a su misión y compromiso de acompañar a las personas trabajadoras, la HOAC reafirmó su compromiso con quienes sufren las realidades y situaciones de injusticia en el mundo del trabajo.

En ese sentido, citando al papa Juan Pablo II en su Carta a las mujeres, recordaron que “aún queda mucho por hacer para que el ser mujer y madre no comporte discriminación… siendo urgente la efectiva igualdad de los derechos, igualdad de salario…”.

Y denuncian que las personas trabajadoras migrantes “están entre las primeras víctimas de las múltiples formas de pobreza… no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social… nunca se dirá que no son humanos, pero, en la práctica, con la decisiones y el modo de tratarlos, se expresa que se los considera menos valiosos, menos importantes, menos humanos”, conforme expresa la declaración vaticana Dignitas infinita sobre la dignidad humana.