Para el papa Francisco, las finanzas no pueden estar al servicio de la usura o la guerra
El pasado 16 de diciembre, Francisco recibió en audiencia, en la Sala Clementina del Vaticano, a representantes de tres bancos cooperativos con sede en Italia, entre ellos a Banca Ética, con 25 años de historia financiando el cambio social y ambiental desde criterios de cooperación, democracia y transparencia. En su delegación participaron también representantes de Fiare, el área de Banca Ética en España que abrió su primera oficina hace diez años.
En el magisterio de Francisco, la economía está muy presente, tanto en su certera crítica a esa “economía que mata” y produce descartes y exclusión, como en su llamamiento a “a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética en favor del ser humano” (Evangelii gaudium). Del mismo modo, ha insistido en los efectos nocivos de la actual economía capitalista para la sostenibilidad ambiental y ha insistido en que “necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida” (Laudato si’).
En el sueño de una nueva humanidad donde descubrir y fortalecer la fraternidad y la amistad social (Fratelli tutti), Francisco actualiza la consideración que la Doctrina Social de la Iglesia hace de la función social de la propiedad y de su subordinación al destino universal de los bienes y al bien común y, expresamente, reivindica “una nueva economía más atenta a los principios éticos y una nueva regulación de la actividad financiera especulativa y la riqueza ficticia”. Y, todo ello, matizado desde el compromiso con la construcción de una economía solidaria e inclusiva que combata la pobreza y asegure “tierra, techo y trabajo” para todas las personas como criterio básico de justicia social.
La función de las finanzas y la realidad actual
Así que no era de extrañar que, en su audiencia, insistiera en aspectos como los señalados en sus escritos, reconociendo al inicio de su discurso que, históricamente, “la Iglesia ha prestado especial atención a las experiencias bancarias de base”, en las que se han comprometido muchos hombres y mujeres e instituciones eclesiales que han promovido experiencias financieras de diferente tipo con el objetivo de “dar oportunidades a quienes de otro modo no las tendrían”.
Ciertamente, en el origen histórico de muchas experiencias financieras, mayormente de tipo cooperativo o mutualista, han participado activamente entidades y personas de la comunidad eclesial que vieron la necesidad de promover respuestas comunitarias a las necesidades de crédito de las personas y familias más vulnerables o para el impulso de iniciativas de creación de empleo y de desarrollo local. Es el caso de los llamados montes de piedad o de los orígenes de algunas de las cajas de ahorros en territorio europeo, así como de tantas iniciativas de economía popular y comunitaria que se siguen impulsando hoy en América Latina, como las bancas comunales o los grupos autogestionados de ahorro y crédito.
Prosiguió Francisco indicando que “lamentablemente, en el mundo globalizado, las finanzas ya no tienen rostro y se han distanciado de la vida de las personas. Cuando el único criterio es el beneficio, tenemos consecuencias negativas para la economía real”. Y es que hoy, el grueso de las actividades financieras es de carácter especulativo, alejado de la realidad de las personas y de sus comunidades. Así, la desregulación y la libertad de movimiento de los capitales, sostenida por los avances tecnológicos, ha globalizado los mercados financieros en una suerte de casino mundial que, como ocurrió a partir de 2007, puede encadenar diferentes crisis con fatales consecuencias para la propia economía real.
Frente a una “economía incivil”, una economía para la inclusión y la paz
El mantenimiento de criterios de usura —señaló Francisco— “favorece a quienes ya están asegurados y excluye a quienes están en dificultades y necesitarían ser apoyados con un crédito”. Y fue más allá: “cuando las finanzas pisotean a la gente, fomenta la desigualdad y se distancia de la vida de los territorios, traiciona su propósito. Se convierte, diría yo, en una economía incivil: carece de civilización”. Y es que “unas finanzas sanas no degeneran en actitudes usureras, pura especulación e inversiones que dañan el medio ambiente y fomentan las guerras”.
Sin embargo, existe otra manera de hacer finanzas y de construir una economía con otros valores. En la audiencia se encontraban representantes de dos bancos locales de crédito cooperativo y Banca Ética, una de las instituciones de referencia en el ámbito de las finanzas alternativas. Y así lo entendió Francisco: “ustedes tienen historias y estructuras diferentes para responder a las distintas necesidades de la gente. Sin sistemas financieros adecuados, capaces de inclusión y sostenibilidad, no habría desarrollo humano integral”.
Las finanzas inclusivas y la sostenibilidad social y ambiental son ejes principales del movimiento de las finanzas éticas en todo el mundo. Así lo muestra el último Informe de las Finanzas Éticas en Europa presentado en Madrid el pasado mes de noviembre . Este trabajo analiza los datos de 25 bancos alternativos que cuentan con un total de 79,2 mil millones de euros en activos, 58,2 mil millones de créditos y 61,1 mil millones de depósitos. Dinero puesto en circulación al servicio de la economía real y, particularmente, del fortalecimiento del sector de la economía social y solidaria, que tiene un especial efecto en ámbitos como el de la lucha contra la pobreza, la transición ecosocial, el impulso de movimientos sociales o el desarrollo de una cultura transformadora.
La séptima edición de este Informe presta especial atención al crecimiento de los conflictos armados en el mundo ¬y al incremento de las inversiones en armamento. Así, se señala que el gasto militar de los países de la OTAN miembros de la UE ha pasado de 145 mil millones de euros en 2014 a superar los 2015 mil millones en 2023. Una situación que no ha pasado desapercibida para la mayoría de los bancos convencionales que han hecho de las inversiones en armamento una de sus principales fuentes de beneficio, como así lo denuncian los estudios de la iniciativa Banca Armada.
Frente a estos datos, las finanzas éticas excluyen con rotundidad y transparencia participar en la financiación de la guerra, la industria armamentística o el comercio de armas. Y en esa dirección recordó Francisco que “las instituciones bancarias tienen grandes responsabilidades para fomentar una mentalidad inclusiva y apoyar una economía de paz”.
Francisco finalizó su discurso con una última apreciación: “el Jubileo a la vuelta de la esquina nos recuerda la necesidad de remitir las deudas. Es la condición para generar esperanza y futuro en la vida de muchas personas, especialmente pobres”. Efectivamente, 2025 es año jubilar, una buena ocasión para condonar deudas injustas y para hacer de la economía una herramienta para la esperanza y la justicia. El movimiento de las finanzas éticas es buen un ejemplo para dicha tarea.
Activista de la economía social y solidaria.
Comunidad San Francisco de la Fraternidad Escolapia de ITAKA