La crisis habitacional también obstaculiza la vejez activa
Las personas mayores en España, especialmente en situación de vulnerabilidad, a menudo ven vulnerados su derecho a una vivienda digna, lo que exige un abordaje integral de una situación poco atendida.
La crisis habitacional también está afectando a la población mayor. Más allá del acceso a una vivienda digna, los principales problemas que afrontan tienen que ver con disponer de un verdadero hogar en condiciones de habitabilidad adecuadas, que permita la interacción comunitaria y establecer y mantener relaciones sociales en el espacio público.
Una investigación llevada a cabo por EAPN-ES, utilizando la técnica de *photovoice, en la que los participantes ofrecen su opinión y testimonio junto con documentos gráficos capturados por ellos mismos, revela los problemas habitacionales que enfrentan.
Acceso a la Vivienda
Las dificultades para acceder a una vivienda digna son alarmantes. Factores como los elevados precios del alquiler, la turistificación y la insuficiencia de viviendas de protección oficial agravan la exclusión social. Muchas personas mayores, especialmente aquellas con bajos ingresos, se ven obligadas a vivir en condiciones precarias o inadecuadas.
Condiciones de Habitabilidad
La investigación denuncia problemas recurrentes como humedades, deficiencias en el aislamiento térmico y averías no resueltas, que convierten las viviendas en espacios incómodos e insalubres. Además, la falta de adaptaciones específicas, como ascensores o rampas, dificulta la movilidad y refuerza el aislamiento social.
Barreras Ambientales y Sociales
La conexión de la vivienda con su entorno también es clave. La falta de espacios públicos accesibles, comercios de proximidad y servicios comunitarios limita la autonomía de las personas mayores y reduce su calidad de vida. Asimismo, la turistificación transforma los barrios, expulsando a sus habitantes y desarticulando los vínculos sociales esenciales para el bienestar de esta población.
Impactos en la Salud Física y Mental
Los problemas residenciales descritos no solo afectan el confort físico, sino que también tienen consecuencias graves en la salud mental y emocional de las personas mayores. El aislamiento, producto de las barreras arquitectónicas y sociales, puede derivar en cuadros de ansiedad, depresión y deterioro cognitivo.
Una vivienda adecuada y un entorno comunitario accesible son esenciales para prevenir el deterioro de la salud física y mental, la soledad y la falta de participación en la vida social de las personas mayores.
El estudio también ofrece propuestas viables para mejorar las condiciones de vida de la población de más edad en particular y el resto de sectores de la población en general, como regular los precios de los alquileres y las viviendas turísticas; ampliar el parque de vivienda pública y fomentar los alquileres sociales; y simplificar y agilizar los trámites administrativos para el acceso a viviendas protegidas.
Pero donde queda todavía mucho por hacer es en el área de la rehabilitación y la adaptación de las viviendas ya existentes, por lo que la investigación apuesta por priorizar la rehabilitación de viviendas existentes frente a la construcción de nuevas; facilitar ayudas económicas para la rehabilitación, eliminando la necesidad de financiación previa y reduciendo trabas burocráticas; y garantizar que las viviendas sean accesibles, eliminando barreras arquitectónicas como escalones o la ausencia de ascensores.
Tan importante como la mejora material de las viviendas para garantizar la integración y participación de las personas mayores en la sociedad se rebela la promoción de entornos amigables y la activación de la comunidad.
En este sentido, EAPN-ES defiende crear y mantener espacios públicos que fomenten la socialización, como calles peatonalizadas, refugios climáticos, parques accesibles y centros cívicos; mejorar el transporte público para hacerlo más inclusivo y adaptado a las necesidades de las personas mayores; y fomentar un modelo de cuidado comunitario que integre a las familias, las administraciones públicas y el entorno vecinal con la dotación de recursos y ayudas al comercio de proximidad o la realización de campañas de sensibilización para fomentar el buen trato entre la comunidad.
El desarrollo de una vejez activa precisa que las Administraciones públicas, junto con la sociedad civil, adopten un enfoque proactivo que priorice a las personas mayores, combata la exclusión social y promueva entornos inclusivos.
La vivienda no es solo un techo; es un espacio de seguridad, pertenencia y bienestar. La garantía de las condiciones de vida adecuadas para las personas mayores ha de alcanzar también la agenda política y social.
Redactor jefe de Noticias Obreras