Esos jóvenes de la JOC

Esos jóvenes de la JOC

Hace unas semanas tuve la oportunidad de asistir al 50 Consejo General de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) celebrado en Huesca del 6 al 8 de diciembre bajo el lema: Juventud en cambio, movimiento en acción. También estuve en el anterior consejo, en 2021, y el sentimiento de alegría y hermandad volvió a aparecer.

Desde el principio estaba claro que nos unía una misma manera de entender lo que somos y hacemos, de vivir la comunión y de ofrecer nuestras alegrías y penas, trabajo y luchas. Luego, el encuentro con otros movimientos y organizaciones, los mensajes de reconocimiento y ánimo por parte de representantes de organizaciones sociales y eclesiales ayudó a crear un clima idóneo para el trabajo de reflexión y el diálogo entre todos.

Destacaría la cuidadosa preparación del encuentro por parte de los militantes, no solo de los responsables directos, sino también el trabajo previo en las diócesis que facilitó la profundización y el acuerdo en el trabajo por grupos y en el plenario general. Y aquí, destacar su capacidad de crear consenso, de renunciar a la idea propia cuando valoran que la del compañero o compañera es más acertada para conseguir los fines y plantear los cambios necesarios. Debate desde el realismo, pero también siendo conscientes de la necesaria transformación y visión de futuro para no quedar anclados y cumplir fines. Conseguir ese equilibrio en base a un diálogo en el que se valoran todas las intervenciones, incluidas las de las personas invitadas, en que se respetan puntos de vista diferentes, matices complementarios hasta llegar a ponerlo todo en su lugar.

En el acto público que tuvo lugar en la plaza Navarra se expresó parte de todo esto. El mensaje lanzado fue claro: ante una juventud precarizada, en una sociedad en constante cambio, hay que posicionarse en la defensa de una sociedad más justa frente a las problemáticas sociales y compartir la vivencia de la fe para transformar la realidad, conseguir que los jóvenes tomen conciencia de su poder de transformación si caminan juntos. Así quisieron expresar diversas luchas sociales en las que están inmersos y lanzaron una denuncia clara contra la encarcelación y por la liberación de los seis antifascistas de Zaragoza.

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Los delegados participantes son jóvenes de distintas comunidades que, en muchos casos, viven en la precariedad laboral, la mayoría sufren la impotencia de no tener aún su primer empleo, de trabajar duro para conseguir una formación que posiblemente no les dé para un trabajo digno y de enfrentarse a un futuro incierto que ya experimentan. Son jóvenes a los que les cuesta ir a contracorriente en una sociedad que ignora la importancia de lo diferente, de la lucha por lo común, del lugar privilegiado que han de tener los empobrecidos de este sistema.

En sus reflexiones manifiestan lo difícil que resulta llegar a esos jóvenes que “tienen un curro de mierda que no se pueden permitir dejarlo lo que provoca que los deseos y aspiraciones de muchos empequeñezcan ante el hambre, el desahucio o la irregularidad”, como comenta su presidente, Francho. Por eso cuesta tanto organizarlos en esta sociedad líquida, hacerles ver la importancia que tiene cada joven trabajador, atraerlos hacia la participación social, motivarlos para conocer y exigir derechos a un trabajo, a una vivienda digna y accesible para todas las personas, a ser diferentes en raza, identidad sexual o tendencias políticas, a relacionarse en libertad para recrear la fraternidad.
Pero no quieren renunciar a esos sueños que, en definitiva, son los sueños de Dios.

Por eso, a pesar de ser pocos y tener muchas dificultades saben que también en este tiempo es posible pensar en una sociedad distinta, salir a las plazas con valentía, hablar con los jóvenes obreros, escuchar sus problemas y hablarles de un tal Jesús que tiene un proyecto de vida plena para cada uno de nosotros y nosotras. Estos días han renovado con entusiasmo su compromiso en esa lucha. Eso sí es celebrar la Navidad como Dios quiere.