Y seguimos adelante… entregados al intento de enamorar a nuestro mundo

Y seguimos adelante… entregados al intento de enamorar a nuestro mundo

El pasado fin de semana celebramos el encuentro anual de comisiones permanentes de movimientos de la Acción Católica Española. Como viene siendo habitual ha sido un encuentro fraterno en el que somos conscientes que, como otras organizaciones, nosotras también estamos debilitadas en estos tiempos de disolución de las instituciones y de todo lo humano.

Pero el corazón se nos calienta cuando estamos juntos. En los últimos años han cambiado algunos responsables en nuestros movimientos y siempre se produce el milagro de entendernos con los que llegan, aportar, interrogarnos, dialogar con tranquilidad sobre temas que nos preocupan a todos y, como nos corresponde tras el diálogo, de sentimos responsables de lo que nos planteamos. La corresponsabilidad nos ayuda a comprometernos, a compartir esta tarea y extenderla en la medida de nuestras posibilidades.

A veces me pregunto: ¿cómo es posible que consigamos encontrarnos y compartir movimientos tan diferentes? No lo sé. Pero es así.

Como Iglesia que caminamos en los ambientes y quiere ir abriendo paso al Evangelio en distintos espacios nos sentimos fortalecidos, en nuestro ser laicos y laicas, tras cada encuentro, porque nos reafirma en nuestra tarea y sentimos que esto de la Acción Católica es obra de Dios. Él nos invita a llevar a nuestras gentes un mensaje de esperanza a este mundo herido. En nuestros pueblos, ciudades, ambientes educativos, en el trabajo, en la discapacidad… la militancia se organiza para ir reconstruyendo una sociedad más humana, luchar contra esa modernidad líquida y esa falsa libertad del consumo, contra la mundanidad, que tanto preocupa a Francisco.

Hemos reflexionado sobre la necesidad de paz en este mundo, un tema trascendental, difícil y muy preocupante que nos incumbe a todas. Nos ayudó a ello una gran pensadora del pacifismo, Tica Font, experta en economía de defensa y en el negocio de las armas, militante también, en otros tiempos, en distintos movimientos de Acción Católica. Tica nos reconocía que esta militancia le había servido para plantearse su responsabilidad en la construcción de un mundo diferente. Con su profundo conocimiento del tema, su actitud y su compromiso fue de gran ayuda. Esto hizo que nos planteáramos un actuar no solo personal y de nuestro movimiento, sino también como Acción Católica. Estamos dispuestos a aportar juntos para crear otra conciencia hacia el interior de la Iglesia y hacia la sociedad, tan necesitada de otra mentalidad. Nuestra tarea es hacer comunión para la misión. El trabajo por la paz lo requiere.

Cumplimos ya muchos años desde noviembre de 1993 en que se aprobaron las últimas bases y estatutos de la Acción Católica Española que han pretendido ser luz en este camino. En aquel momento el obispo don Victorio Oliver, a través de la carta de presentación de estas bases a los movimientos nos decía: “… sabemos que ella [la Acción Católica] vivirá, que sobrevivirá si es fiel a su naturaleza y a sus NOTAS” y terminaba diciendo “A través de la Acción Católica es Adviento para muchos pobres, es Adviento para vuestras comisiones y movimientos, lo es para vosotros”.

Por todo esto, querido D. Victorio, seguimos adelante, en nuestra debilidad, entregados al intento de enamorar a nuestro mundo, tejiendo lazos fraternos, en comunión de servicio, cuidando la dignidad de cada ser humano y nuestra casa común.