Luis Argüello pone en valor la “fraternidad ejercida” por la ciudadanía en la catástrofe de la DANA

Luis Argüello pone en valor la “fraternidad ejercida” por la ciudadanía en la catástrofe de la DANA
Argüello también ha lamentado, en su discurso ante la asamblea plenaria de los obispos españoles, la presencia de “la rapiña y el populismo de la antipolítica” en medio del sufrimiento provocada por la DANA

Durante su intervención en la apertura de la asamblea plenaria de los obispos, el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, ha expresado su preocupación por la catástrofe provocada por la DANA y ha compartido algunas reflexiones.

En primer lugar, Argüello ha señalado “el asombro dolorido no ha desaparecido de nuestros ojos. La tragedia es inmensa y el desgarro en personas, familias y todo el tejido económico y social no es fácil de recoser”.

El presidente de los obispos ha abordado las distintas perspectivas surgidas en torno a las causas y respuestas ante “un hecho en el que la naturaleza ha dicho: ‘Aquí estoy’, con toda su fuerza avasalladora”, subrayó.

Argüello ha destacado los diferentes enfoques que se han planteado para evaluar la respuesta: desde la tecnología de prevención y aviso, hasta la coordinación estatal en el contexto autonómico y las relaciones políticas que, a menudo, se ven empañadas por un “uso calculador y politiquero de todo lo que ocurre, del ‘pueblo que salva al pueblo’…”, pero ha sugerido una reflexión más amplia que va más allá de las causas inmediatas.


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“Podemos ir hacia atrás, al urbanismo de las últimas décadas, al calentamiento del Mediterráneo a causa de nuestro sistema de producción y consumo, a la conveniencia de construir presas y embalses, a la defensa de las cosas aun a riesgo de la vida propia y ajena”, advirtiendo que el ejercicio de buscar culpables podría extenderse “ad infinitum”, sin ofrecer respuestas que vayan al fondo de la cuestión, según opina.

“Si al menos sirviera para descubrir una culpa originaria, un misterio de iniquidad que rompe la armonía, no solo entre los corazones, sino también en el cosmos que muestra el rostro feroz del caos en tantas ocasiones”, ha afirmado para situar el problema en el desorden existente en la condición humana y el cuidado del planeta.

Entonces, “¿a quien mirar?”, pregunta el prelado, pues “ni el Estado ni el mercado pueden salvarnos, aunque en el último tramo del tiempo moderno se hayan presentado como salvadores que pueden cumplir lo que prometen. Reducidos a consumidores y votantes, mercado y Estado nos proponen una salvación, ¡el progreso!, que no basta”.

Respuesta fraterna

La respuesta está en la “fraternidad ejercida” en estos días de catástrofe como indicador de bondad, que ha despertado “un alma común y fraterna, un deseo de compartir y ayudar, un don que no es comercio y un compromiso que no es voto. El Estado y el mercado necesitan del don para regenerarse y abandonar toda pretensión mesiánica”. Una fraternidad que se ha sido empañada, en parte, por “la rapiña y el populismo de la antipolítica” en medio del sufrimiento provocado por la DANA.

Finalmente Arguello, ha recordado que muchas personas “están descubriendo en estos días que en la entrega de la vida se descubre el secreto de su significado”. Una entrega que es reflejo de la fragilidad compartida y de una respuesta solidaria, humilde, esperanzada… que nace del amor y la comunidad.