“Hemos sobrevivido de milagro y estamos bien gracias a la intervención de la gente”
Pilar habla por teléfono desde el taller de fallas de su marido, en Manises (Valencia), donde se ha refugiado su familia, después de salir viva “de milagro” del coche con el que abandonó, con su hija, la localidad valenciana de Bugarra.
Cuando conducía para encontrarse con su marido y su hijo en Manises, le sorprendió una tromba de agua. “De pronto, llegó el agua de la montaña y vi como los faros quedaban sumergidos. No sé cómo, pero el motor aguantó hasta que el agua empezó a arrastrarnos hacia el barranco”.
“Intenté tranquilar a mi hija, no dejamos de llamar al 112 sin éxito y nos pusimos a rezar”, recuerda Pilar González, militante de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Valencia. Afortunadamente, relata, “apareció un policía y luego un vecino con un tractor que nos sacaron de allí”.
“Pienso que ha sido Dios o el Espíritu Santo el que nos ha sacado de esto, porque hemos vuelto a nacer”, confiesa. “Sé que hay gente que se pregunta por qué Dios lo permite, pero Dios no hace ni deshace nada, nos acompaña, nos escucha, nos da fuerzas para poder salir de todo esto, somos nosotros los responsables”, añade.
“La naturaleza nos está dando avisos muy serios y no le hacemos casos. Tenemos que aprender a vivir en comunión con ella”, aclara.
También tiene claro el papel de la gente, de los vecinos y de las vecinas que han sido quienes primero se han movilizado, “han abierto sus despensas para compartir lo que había” y “han despejado las calles y carreteras que han podido con sus tractores…”
No puede ocultar su decepción con las autoridades que “tardaron en dar la voz de alarma, cuando había alcaldes y policías locales que lo estaban pidiendo y que habían avisado a los vecinos”.
Tampoco disimula su indignación con las empresas por “haber obligado a las personas a ir a su trabajo, poniendo sus vidas en peligro”.
“Se han perdido vidas, hay muchas familias destrozadas”, añade impotente mientras se pregunta si se podía haber actuado de otro modo.
Al fin, retoma la idea que más se repite en su cabeza: “Lo importante es que estamos vivas y lo podemos contar”.
Hace falta que ahora las Administraciones “estén a la altura”, porque todavía “hay gente que lo está pasando mal, aislada, sin luz, sin agua y sin teléfono y va a hacer falta mucho tiempo, no semanas, sino meses, para recuperar todo lo que se ha perdido”.
Aún no sabe cuando podrá volver a su casa y confía en poder aguantar con lo que tienen. “Todos estamos bien”, repite, aunque no puede ocultar su preocupación. “Han desalojado Bugarra ante el riesgo de que se desborde el pantano y han mandado avisos de que va a volver a llover”.
“Al menos, tenemos algo de comida, agua y luz. Hay muchas otras personas que no tienen nada y que no se pueden desplazar, porque se han quedado sin coche, no les dejan salir o están las carreteras cortadas”, indica.
Redactor jefe de Noticias Obreras