El problema del absentismo laboral
Las organizaciones empresariales han colocado el absentismo laboral como uno de los grandes problemas de las relaciones laborales, hasta el punto de que el Gobierno ha llegado a plantearse el reconocimiento de bajas temporales “flexibles”
El líder del principal partido de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, sin ir más lejos ha hablado del “insoportable absentismo laboral que tienen las empresas y la economía española”, uno de los tópicos que completan el credo de la derecha política y económica, junto al “infierno fiscal” y el “exceso de regulación”.
Periódicamente, los medios publican todo tipo de quejas y denuncias que atribuyen a empresarios o algunas de las instituciones de investigación que financian sobre la excesiva laxitud con que el sistema de salud trata a los trabajadores que no quieren acudir a su trabajo, a veces, sin distinguir entre permisos legales, motivos de salud e incluso huelgas.
“El absentismo en España crece un 6,9% y la siniestralidad laboral baja un 1% respecto a 2023”, decía Forbes. En El País, citando un informe de Adecco, se podía leer que “las bajas laborales disparan el absentismo hasta el 6,8% en 2022, solo superado en pandemia”, mientras que El Economista titulaba “España es líder en absentismo y en concesiones de incapacidad temporal” para luego especificar, basándose datos de la patronal catalana Foment del Treball que “un promedio de 1,5 millones de trabajadores se ausenta cada día de su puesto”.
Frente al alarmismo generado por la patronal, las organizaciones de trabajadoras y de trabajadores piden más rigor en la interpretación de los datos, pero, sobre todo, un análisis más ecuánime sobre las razones últimas que explican las ausencias en el puesto de trabajo.
Tras conocer las declaraciones de la ministra de Inclusión y Seguridad Social, Elma Saiz, sobre una posible flexibilización de las bajas laborales, que más tarde se relacionó fundamentalmente con la reincorporación gradual de trabajadores afectados de cáncer, el sindicato UGT declaraba que “debemos centrarnos en el origen de las bajas con el objetivo de prevenir mucho más y mejor de cómo se está haciendo en la actualidad”,
Después, sigue UGT, hay que “hacer hincapié en su diagnóstico, tratamiento y curación para que las personas reciban toda la atención a la que tienen derecho –incluida la situación de incapacidad temporal que sea precisa– y recuperen totalmente la salud”.
Por su parte el sindicato CCOO, recordaba que los datos oficiales confirman que la duración media de las personas en baja médica tiende a reducirse y es menor que la que había antes de la Covid. En 2023 la duración media de las bajas por enfermedad común ha sido de 35 días frente a los 49 que se registraron en 2020.
No obstante, reconocía que la duración media de las bajas por accidente de trabajo presenta una tendencia de crecimiento sostenida y que en 2023 se ha situado en 37,83 días, superando las causadas por enfermedad común.
Aunque no puede negar que el gasto que genera la incapacidad temporal ha crecido en volumen en los últimos años, hasta 14.000 millones de euros en 2023, su peso relativo dentro del conjunto de prestaciones contributivas del sistema de Seguridad Social se mantiene estable en el 7,8%.
Con todo, este sindicato entiende que el reconocimiento de la incapacidad temporal está íntimamente relacionado con el derecho a la protección de la salud de la población trabajadora, por lo que esta consideración debe prevalecer sobre cualquier otra.
Si acaso, entiende la organización de trabajadores, conviene estudiar el impacto que la Covid ha podido dejar sobre la salud de los trabajadores a la hora de explicar el incremento que se registra en la incidencia media de la prestación desde el comienzo de la pandemia en 2020.
Más aún teniendo en cuenta el infraregistro que se produce en relación a la declaración de enfermedades profesionales. Así, por ejemplo, en el caso del cáncer de origen profesional en 2023 solo se registraron 94 casos, de los que tan solo 27 generaron una baja con prestación económica.
En esta situación, parece más lógico agilizar los procedimientos para determinar correctamente el origen de las enfermedades diagnosticadas e identificar con precisión su origen laboral, por lo que hace falta, en opinión del sindicato, recabar más información sobre el estado de salud de la población trabajadora en nuestro país, que dada la pirámide demográfica cada vez está más envejecida, y por tanto, es más propensa a enfermar.
Redactor jefe de Noticias Obreras