Los obispos de EEUU denuncian la explotación laboral y piden protección, especialmente para los trabajadores migrantes

Los obispos de EEUU denuncian la explotación laboral y piden protección, especialmente para los trabajadores migrantes
Con motivo del Día del Trabajo en Estados Unidos, que se celebra el primer lunes de septiembre, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) llaman a construir una economía más justa, que honre la dignidad humana de todos los trabajadores y las trabajadoras.

Citando la parábola de los trabajadores de la viña (Mateo 20, 4), los obispos de los Estados Unidos han subrayado, en su habitual declaración para esta día, la importancia de una salario justo y el papel esencial del trabajo en la vida humana ya que no es solo un medio de subsistencia, sino una expresión de la dignidad inherente de cada persona, creada a imagen y semejanza de Dios.

“Nuestra fe católica nos llama a orar, trabajar y abogar a favor de protecciones que permitan que todos los trabajadores prosperen, tanto los recién llegados a nuestro país como aquellos cuyas familias han estado aquí durante generaciones”, afirman, subrayando la necesidad de un trabajo que permita a las personas no solo sobrevivir, sino prosperar. “El trabajo digno refleja que nuestra humanidad nos da un papel activo que desempeñar en la construcción del mundo que nos rodea”, enfatizan.

Los obispos lamentan que en la economía actual, muchas personas trabajadoras y sus familias continúan viviendo en la pobreza debido a empleos “con salarios bajos, horarios de trabajo erráticos y ofrecen protecciones insuficientes”. Además alertan de la disminución de la representación sindical, “dejando a los trabajadores con menos protección y una posición de negociación debilitada. Sabemos que no tiene por qué ser así”.

Preocupación por el trato a los trabajadores migrantes

Los prelados estadounidenses destacan especialmente su preocupación por el trato a los trabajadores migrantes, a pesar de las contribuciones económicas positivas de las personas trabajadoras migrantes “son maltratados a un nivel más alto que sus contrapartes nacidos aquí, incluso a través del mal de la trata de personas”.

El mensaje de los obispos señala que las situaciones de hostilidad y discriminación que se enfrentan las personas trabajadoras migrantes se debe en parte, “conceptos erróneos y a una retórica política dañina que menosprecia a la persona humana”.

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En este contexto de posiciones políticas ultras que alimentan la cultura del rechazo, la Iglesia de Estados Unidos afirma su apoyo a todos los trabajadores del país, también a los migrantes, especialmente aquellos en sectores como la agricultura, quienes a menudo trabajan en condiciones precarias debido a su estatus migratorio.

“Estos trabajadores contribuyen a la economía local, pagan impuestos y son propietarios de viviendas. Sin embargo, a menudo son víctimas de robo de salarios y temen legítimamente represalias si denuncian el robo de salarios o prácticas injustas”, subrayan.

La USCCB hace un llamado a la reforma del sistema de inmigración “que respete la dignidad inviolable de todos los recién llegados” ya que “no aborda adecuadamente las necesidades de las familias estadounidenses, los empleadores, las comunidades o los inmigrantes”.

Además indican que la falta de mano de obra, está provocando un aumento de la explotación de personas trabajadoras migrantes, en algunos casos recurriendo al trabajo de menores de edad de familias que viven en la pobreza. “Hemos sido testigos de afrentas preocupantes a la dignidad de los menores de edad, tanto los nacidos aquí como los inmigrantes, cuya inocencia ha sido comercializada a cambio de mano de obra barata y a menudo peligrosa”, denuncian.

Finalmente, los obispos concluyen con una visión esperanzadora, invitando a la sociedad a rechazar una economía de exclusión, promoviendo el bien común y el respeto a la dignidad de cada persona, garantizando “condiciones dignas para todos los trabajadores y la protección de los más vulnerables entre nosotros”.