Las comunidades cristianas de América Latina y el Caribe caminan hacia una red de redes

Las comunidades cristianas de América Latina y el Caribe caminan hacia una red de redes
Foto | celam.org
El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) ha reunido a comunidades organizadas de América Latina y el Caribe del 10 y hasta este 12 de septiembre en la  sede de Bogotá, con miras a constituir una red de redes. Un ejercicio que ha sido acompañado por el Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral (CEPRAP) y el Centro de Gestión del Conocimiento (CGC).

En él han participado más de 30 agentes pastorales y referentes de organizaciones sociales. Entre los que se encuentran Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y Prevención de las Adicciones, Pastoral de calle y movimientos populares acompañados –desde Roma– por la Pontificia Comisión para América Latina, a través de Emilce Cuda, secretaria de este organismo de la Curia.

Esta nueva red de redes que se perfila tendrá el objetivo de articular el trabajo pastoral de todas estas instancias, porque las comunidades organizadas en sus diversas expresiones (ciudadanías callejeras, vendedores ambulantes, líderes ambientales y sociales, recicladores, entre otras), “tienen la decisión de unirse para salvarse, que surge a partir de un padecimiento, y se expresa en una ética”.

Este encuentro –animado por el CELAM– se ha propuesto dos objetivos: establecer criterios de organización en cuanto a planificación y, sobre todo, reflexión. Segundo, identificar elementos en común para conocerse, articularse y comprender aquello que los une.

El padre Carlos Olivero, integrante de PLAPA, que forma parte del equipo organizador, señaló que en este ejercicio tienen muy en cuenta que “estas comunidades no se instituyen desde arriba, sino que se construyen desde la base, conformando lo que el Papa Francisco llama ‘experiencias de salvación comunitaria’”.

“En estas comunidades se vive una verdadera mística de salvación comunitaria, que busca el bien común y la justicia social”, por tanto, “vemos que, aunque toda organización libre del pueblo sea una comunidad, no todas conforman la comunidad organizada”.

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Hay unos “principios” sobre los que se han fundamentado para armar este encuentro sobre lo que es una comunidad organizada. Por ejemplo, un movimiento popular “puede ser el germen de una comunidad organizada cuando supera la etapa reivindicativa y logra ciertos modelos de complejidad”, explicaron sus organizadores.

Otra forma es como algunas de estas comunidades “se estructuran alrededor del eje vertebrador del trabajo como los sindicatos, pero hay otras surgen allá donde la vida está amenazada, como las organizaciones que acompañan la vida de las personas adictas, o en situación de calle”.

Por consiguiente, la comunidad organizada está en la organización real, “no en la idea ideológica, donde el punto de partida es la realidad y tiene como factor aglutinante la solidaridad institucionalizada”. Con ella dejan por sentado el carácter organizativo y, en especial, eclesial, contemplado en el magisterio del Papa Francisco y en la doctrina social de la Iglesia.

“La comunidad organizada busca en el diálogo social (Cfr. Fratelli tutti, cap. 6) entre y con otras comunidades para superar las contraposiciones y para organizar la esperanza”, apuntaron.