10 propuestas del papa Francisco para la justicia social y frente a la deshumanización

10 propuestas del papa Francisco para la justicia social y frente a la deshumanización
FOTO | Iván Andrés Soler
10 propuestas expresadas por el papa Francisco en su mensaje en el simposio “Plantando bandera frente a la deshumanización” con motivo de los 10 años del primero de sus encuentros mundiales con movimientos sociales y populares.

1. Luchar por los derechos de tierra, techo y trabajo como derechos sagrados

Francisco reafirma que estos son pilares fundamentales para la justicia social que deben ser defendidos y promovidos por los movimientos sociales y por la Iglesia.

“Nuestro camino sigue soñando y trabajando juntos para que trabajadores tengan derechos, todas las familias techo, todos los campesinos tierra, todos los niños educación, todos los jóvenes futuro, todos los ancianos una buena jubilación, todas las mujeres igualdad de derechos, todos los pueblos soberanía, todos los indígenas territorio, todos los migrantes acogida, todas las etnias respeto, todos los credos libertad, todas las regiones paz, todos los ecosistemas protección. Es un camino permanente, habrá avances y retrocesos, habrá errores y aciertos, pero no tengan duda: es el camino correcto”.

2. Organización comunitaria y perseverancia en la lucha contra la inequidad

El Papa insta a los trabajadores y las trabajadoras más humildes y sin derechos a no resignarse, sino a organizarse y perseverar en la construcción comunitaria, luchando activamente contra las estructuras de injusticia social​.

“La misión de ustedes es trascendente. Si el pueblo pobre no se resigna, el pueblo se organiza, persevera en la construcción comunitaria cotidiana y a la vez lucha contra las estructuras de injusticia social, más tarde o más temprano, las cosas cambiarán para bien. Como ven, nada de ideología aquí, nada. El pueblo.

Ustedes salieron de la pasividad y el pesimismo, no se dejen abatir por el dolor ni por la resignación. No aceptaron ser víctimas dóciles. Se reconocieron como sujeto, como protagonistas de la Historia. Este es, quizás el aporte más lindo de ustedes: ustedes no se achican, ustedes van al frente. Tampoco trazan planes en el aire, una de las cosas que me gusta es que no escriben documentos ideológicos, no se la pasan de conferencia en conferencia, jarabe de pico, ¿no?: es decir que van paso a paso sobre la tierra firme de lo concreto, trabajan cuerpo a cuerpo, persona a persona. No sólo protestan —que está muy bien protestar— sino que realizan innumerables obras, incluso desde la más absoluta precariedad de los medios, a veces sin ninguna ayuda del Estado, y otras perseguidos. Los acompaño en su camino. Sigo creyendo, como les dije en Bolivia, que de la acción comunitaria de los pobres de la tierra depende no sólo su propio futuro, sino tal vez el de toda la humanidad. De esta acción depende.

Sí, de los pobres dependemos todos, todos, también los ricos”.

3. Denunciar las estructuras de inequidad y exigir políticas justas

Pide atacar las causas estructurales de la inequidad y que se promuevan políticas que garanticen la justicia social, salarios justos y acceso a tierra, techo y trabajo para todos​.

“Reconozco, claro, que los empresarios crean puestos de trabajo, contribuyen al desarrollo económico. Es justo decirlo. Lo dije últimamente en Singapur, viendo el magnífico bosque de rascacielos que atestiguan ese aporte. Sin embargo, los frutos del desarrollo económico no se distribuyen bien. Esta es una realidad evidente que, si no se modifica, va a engendrar peligros cada vez mayores. Si no hay políticas, buenas políticas, políticas racionales y equitativas que afiancen la Justicia Social para que todos tengan tierra, techo y trabajo, para que todos tengan un salario justo y los derechos sociales adecuados, si no hay esto, la lógica del descarte material y el descarte humano se va a extender dejando a su paso violencia y desolación. O es la armonía de la justicia social o es la violencia después de la desolación.

Lamentablemente, muchas veces son precisamente los más ricos los que se oponen a la realización de la justicia social o la ecología integral por pura avaricia. Disfrazan, sí, esta avaricia con ideología, pero es la vieja y conocida avaricia. Entonces, presionan a los gobiernos para que sostengan malas políticas que los favorecen económicamente”.

4. Alzar la voz y despertar conciencias

Francisco exhorta a los movimientos populares a seguir gritando y reclamando justicia social, ya que el silencio perpetúa la desigualdad y la injusticia.

 “hace tiempo dije que: “los pobres no pueden esperar”. Si los movimientos populares no reclaman, si ustedes no gritan, si ustedes no luchan, si ustedes no despiertan conciencias, las cosas van a ser más difíciles. Pregunto a ustedes, también a las personas de clase media que cada vez tienen que sacrificarse más para llegar a fin de mes, pregunto a las personas que tienen que pagar alquileres altísimos, que no pueden ahorrar, que tal vez dejan a sus hijos una situación peor a la que recibieron: ¿ustedes creen que los más ricos van a compartir lo que tienen con los demás o van a seguir acumulando insaciablemente? Una pregunta.

No tengo yo el monopolio de la interpretación de la realidad social. Escucho. Tampoco tengo la bola de cristal (y no existe ninguna bola de cristal mágica, esas son estafas). Sí veo una cosa que me preocupa: que avanza una forma perversa de ver la realidad, una forma que exalta la acumulación de riquezas como si fuera una virtud. Les digo: no es una virtud, es un vicio. Las riquezas son para compartir, para crear, para fraternizar. Acumular no es virtuoso, no es virtuoso, distribuir sí lo es. Jesús no acumulaba, sino que multiplicaba y sus discípulos distribuían”.

5. Compasión como motor de la justicia social

Insiste en que la justicia social debe estar impulsada por la compasión, no por la caridad desde arriba, sino por la cercanía al sufrimiento y el apoyo directo a las personas más vulnerables​.

La Justicia Social es una expresión creada por la Iglesia, es inseparable de la compasión. Dios tiene tres atributos: cercanía, misericordia y compasión. Si nosotros queremos hacer una cosa de tipo social, por ejemplo, tenemos que ir con estos tres atributos. La justicia social es inseparable de la compasión. (…) Compasión significa padecer con el otro, compartir sus sentimientos. Es una palabra hermosa. Como sabemos, en efecto, la compasión no consiste en dar limosna a los hermanos y hermanas necesitados, mirándolos de arriba hacia abajo, viéndolos desde las propias seguridades y privilegios, compasión significa hacernos cercanos unos a los otros. (…) Sea que compartimos los mismos padecimientos, sea que nos conmovemos con el sufrimiento de los otros. La verdadera compasión construye la unidad de los pueblos y la belleza del mundo.

Las ideologías deshumanizadas promueven una cultura muy fea, la “cultura del ganador” que es un aspecto de la “cultura del descarte”. Algunos llaman a esto “meritocracia”, otros no la nombran, pero la practican. Es gente que, parada sobre ciertos éxitos mundanos, se siente con el derecho de despreciar; despreciar en forma altanera a los “perdedores”. Es paradójico que muchas veces las grandes fortunas poco tienen que ver con el mérito: son rentas, son herencias, son fruto de la explotación de personas y expoliación de la naturaleza, son producto de la especulación financiera o la evasión impositiva, derivan de la corrupción o del crimen organizado. En general, muchas fortunas se amasan así.

Nadie, meritorio o sin méritos, tiene derecho a mirar de arriba a abajo al otro, como si no valiera nada. Esa actitud altanera es lo contrario de la compasión: regodearse en la propia supremacía frente a quien está peor. Y esto no pasa sólo con los más ricos, ya que mucha gente cae en esa tentación de nuestro tiempo. Mirar desde lejos, mirar desde arriba, mirar con indiferencia, mirar con desprecio, mirar con odio. Así se gesta la violencia: así se gesta el silencio de la indiferencia. Ese silencio indiferente que habilita el rugido del odio. El silencio frente a la justicia —perdón—, frente a la injusticia abre paso a la división social, y la división social abre paso a la violencia verbal, y la violencia verbal abre paso a la violencia física, y la violencia física a la guerra de todos contra todos. Y ahí está la cola del diablo. (…) Todos debemos levantar a los demás. Todos debemos hacerlo. (…) ¡Nosotros levantemos al caído, siempre, siempre! Solamente una vez en la vida, solamente en una situación se puede mirar a una persona de arriba a abajo: para ayudarla a levantarse”.

6. Combatir la economía criminal a través de la economía popular

Pide fortalecer la economía popular en los barrios más vulnerables como una forma de contrarrestar el impacto de la economía criminal, especialmente en los sectores más empobrecidos.

“El trabajo de base que realizan ustedes y tantas personas de la Iglesia es muchas veces la última barrera de contención. Sigan combatiendo la economía criminal con la economía popular. No sé si es lícito hablar de “economía popular”. Yo creo que sí. Y si es una cosa que nadie entiende, pónganla en marcha para que la entiendan. No aflojen, por favor. Sé que pido algo difícil, pero es muy necesario. Ninguna persona, sobre todo ningún niño, puede ser una mercancía fungible en manos de los traficantes de la muerte, esos mismos que luego blanquean su dinero ensangrentado y cenan con caballeros respetables en los mejores restaurantes. Y al hablar de niños, también hablo de ancianos. O sea, la cultura humana de un pueblo se ve en cómo cuidan a sus niños y cómo cuidan a sus viejos. Si a sus viejos los mandan al depósito geriátrico y los dejan morir solos de pena, ese pueblo no tiene una cultura humana. Si a los niños no se los recibe, no se los cuida, no se los hace crecer, ese pueblo no tiene futuro. No se olviden esto: la cultura, los niños y los viejos, cuiden a los chicos y a los viejos”.

7. Denunciar las apuestas online, el mal uso de las redes y exigir responsabilidad a las empresas tecnológicas

Francisco advierte sobre los peligros de las apuestas y la manipulación de las redes sociales, y pide a las empresas tecnológicas que asuman su responsabilidad ética y social frente a la propagación del odio.

“Me da tanta tristeza ver que algunos partidos de fútbol y estrellas deportivas promueven plataformas de apuestas. Eso no es un juego, es una adicción. Es meterle la mano en el bolsillo a la gente, sobre todo a los trabajadores y a los pobres (…) destruye familias enteras. Cuídense de eso, cuiden a los demás. Cuéntenle a todos lo que me contaron a mí, y expongan las enfermedades mentales, la desesperación, los suicidios que causa en cada casa cuando hay un casino a través del celular.

Es una de las cosas malas que trae la tecnología que por otro lado hace tanto bien. La tecnología hace bien, pero también trae estas cosas. Hay que buscar un equilibrio ahí, no puede quedar librado a la lógica de la ganancia. A los empresarios de la tecnología informática, de las plataformas digitales, de las redes sociales, de la inteligencia artificial, les pido: dejen de lado la arrogancia de creer que están por encima de la ley. Sean respetuosos de los países donde funcionan y sean también responsables de lo que pasa en las plataformas que controlan.

Ustedes tienen la obligación de evitar la propagación del odio —una de las misiones del trabajador social—, la propagación del odio, de la violencia, de las falsas noticias —las falsas noticias que gobiernan tanto—, la polarización extrema y el racismo. Tienen también la obligación de evitar que las redes se usen para diseminar la ludopatía, la pornografía infantil o facilitar el crimen organizado. No pueden expoliar para su exclusivo beneficio los datos que brindan los ciudadanos o que crean las entidades públicas sin devolver algo a los pueblos. Por favor, no se crean superiores a nadie, un consejito: paguen los impuestos. Es muy importante”.

8. Poner en marcha un salario básico universal y redistribución justa de la riqueza

Como ya señaló en el IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares, junto al reparto de la jornada de trabajo, apoya la implantación de un salario básico universal para evitar la exclusión, y demanda que la riqueza colectiva se distribuya justamente entre todos, ya que es fruto del esfuerzo intergeneracional​

“Toda fortuna es producto del trabajo de muchas personas y de muchas generaciones, es producto de inversión pública en conocimientos científicos y del desarrollo estatal de la infraestructura. Todas las “maravillas” que hoy tenemos son en parte fruto del ingenio empresario, pero también de la más humilde madre de familia que crió a los hijos de sus obreros. Por eso, además de necesario, es justo que se distribuyan los frutos de tanto esfuerzo intergeneracional y colectivo entre todos los integrantes de la sociedad. Quisiera entonces recordar la propuesta de ustedes: salario básico universal para que, en tiempos de automatización e inteligencia artificial, en tiempos de informalidad y precarización laboral, nadie esté excluido de los bienes básicos necesarios para la subsistencia. Eso es compasión, porque no se explica sin amor, pero además es de estricta justicia”.

9. Exigir más impuestos a los millonarios y una mayor responsabilidad social

Francisco apoya la idea de mayores impuestos a los billonarios y llama a los más ricos a compartir su riqueza de manera más equitativa, contribuyendo al bien común​.

“Lamentablemente, muchas veces son precisamente los más ricos los que se oponen a la realización de la justicia social o la ecología integral por pura avaricia. Disfrazan, sí, esta avaricia con ideología, pero es la vieja y conocida avaricia. Entonces, presionan a los gobiernos para que sostengan malas políticas que los favorecen económicamente. Mi abuela nos repetía siempre: “Estén atentos, que el diablo entra por los bolsillos”. El diablo entra por los bolsillos, siempre (…)

Escuché que algunos de los hombres más ricos del mundo reconocen esto. Dicen que el sistema que les permitió amasar fortunas a las personas ricas —y permítanme agregar, a veces ridículas— es inmoral, que debe ser modificado. Que debe haber más impuestos a los billonarios. Eso está muy bien. Y rezo para que los económicamente poderosos salgan del aislamiento, rechacen la falsa seguridad del dinero y se abran para compartir bienes que tienen un destino universal porque todos derivan de la Creación. Todos los bienes derivan de ahí y todos los bienes tienen destino universal.

Es difícil que eso pase, es difícil, pero para Dios todo es posible. Si ese porcentaje tan pequeño de billonarios que acapara la mayor parte de la riqueza del planeta se animara a compartirla… Pero no como limosna, no, a compartirla fraternalmente. Si se animara a compartirla, qué bueno sería para ellos mismos y qué justo sería para todos. Pido a los privilegiados de este mundo que se animen a dar este paso. Van a ser mucho más felices y seremos más hermanos todavía”.

10. Impulsar procesos, promover la no violencia y la esperanza

Emplaza a ser creadores y impulsores de procesos que se renueve permanentemente. Les exhorta a que las luchas sociales se mantengan siempre en el marco de la no violencia, la búsqueda de la paz​, la dignidad y la esperanza.

“Frente a toda esa masa de pesimismo, todavía creo en la levadura, que tiene más fuerza. Si ustedes son levadura, la cosa va a cambiar. También sé que han cambiado la composición del comité del Encuentro, que han pasado la posta a otros dirigentes más jóvenes, eso también me gusta. Por favor, no caigan ustedes en el vicio de la acumulación. No caigan en el error de acaparar espacios y aferrarse a ellos. Siempre impulsen procesos, procesos que se renuevan permanentemente. Creadores de proceso. El tiempo no traiciona nunca cuando somos conscientes que el camino no empieza ni termina conmigo. Como decía aquella vieja: “Conmigo y tampoco sinmigo”.

Les hablo desde el corazón: rezo por ustedes, rezo junto a ustedes, y le pido a nuestro Padre que los proteja y los bendiga, que los llene de su amor y los guíe en su camino, otorgándoles generosamente esa fuerza que nos sostiene, esa fuerza que es la esperanza. La esperanza no defrauda, es la virtud más débil, es la más débil, pero no defrauda. Esa esperanza que no defrauda. No nos cansemos de decir: ¡Ninguna persona sin dignidad! ¡Ninguna persona sin esperanza!”