La humildad es la verdad

La humildad es la verdad
Foto | Por Soleá
Tras la ruptura de la rutina que casi siempre representa agosto, las conversaciones sobre el calor (cada vez más, los calores), las visitas al pueblo, los mosquitos y otras alegrías agosteñas, vuelve septiembre, que nunca falla.

Es el mes que el imaginario colectivo asocia con la vuelta al trabajo, sin que los índices de desempleo –mucha gente que no tuvo derecho a vacaciones–, incluso quienes las disfrutan en septiembre, tenga fuerzas para desterrar el tópico.

Como en muchísimos casos ese regreso incluye el reencuentro con la tecnología, tal vez es ocasión de hacerse algunas preguntas al respecto. A las tecnologías podríamos aplicar la frase que Gandhi refiriera a la paz: «Los fines están en los medios como el árbol en la semilla». Es decir, la tecnología –el medio– no es inocua ni su elección inocente. Junto a su objetivo expreso –generar energía, fabricar productos, etc.–, llevan en su naturaleza favorecer o dificultar, según los casos, determinadas formas de producción, de relaciones sociales.

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