La Asociación de Teólogas y Teólogos Juan XXII llama a apostar por la trama de la vida para construir la paz
El mensaje final del 43º Congreso organizado por Asociación de Teólogas y Teólogos Juan XXIII del 6 al 8 de septiembre, en el que han participado importantes figuras del panorama mundial, hace un llamamiento a no quedarse cruzados de brazos ante las guerras y las injusticias.
El Congreso dedicado a “Guerra y paz: ¿hay salida a la vista?’” ha contado con especialistas como Jesús A. Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, Ignacio Álvarez-Ossorio Vilariño, catedrático Estudios Árabes e Islámicos de la UCM, Itziar Ruiz-Giménez Arrieta, profesora de Relaciones Internacionales de la UAM, así como con el teólogo brasileño, Leonardo Boff y el secretario general de la ONU, Antônio Guterres.
“No podemos guardar silencio, ni ser neutrales, ya que nos convertiríamos en cómplices”, reza el comunicado final. “Tampoco podemos caer en actitudes derrotistas y fatalistas, que nos llevarían a cruzarnos de brazos ante las guerras y las injusticias”, continúa el comunicado final, para recordar que “es necesario ponerse del lado correcto de la historia, que son las personas, los colectivos y los pueblos sufrientes y buscar alternativas para evitar que la guerra sea eterna”.
Precisamente, en los textos bíblicos se pueden encontrar llamas inspiradoras a perseguir el ideal de la paz en medio de un mundo asolado por los conflictos. “La justicia y la paz se besan”, afirma el Salmo 85,11, mientras que la palabra hebrea “shalom” evoca relación, comunidad, respeto además de paz, que es más que ausencia de guerra. Jesús de Nazaret declara bienaventuradas a las personas constructoras de paz.
Según el Instituto de Economía y Paz, existen 56 conflictos activos con 92 países involucrados, la cifra más elevada desde la II Guerra Mundial. Se han alcanzado cifras récord en gasto militar, que asciende a 2913 billones de dólares, 190 veces mayor del empleado para combatir el hambre. Los conflictos en Ucrania y Gaza son los principales impulsores de la disminución de la paz, pero no los únicos.
El congreso de Teología advierte en su mensaje que “asistimos a un alarmante crecimiento de narrativas belicistas que presentan la vía de la guerra como la opción inevitable. Cada vez hay más sectores que ridiculizan la defensa de la paz, de los derechos humanos y del derecho internacional. Crece la impunidad, se normaliza la banalidad del mal y se reduce a las víctimas a simples números”.
Las consecuencias de los conflictos bélicos no pueden pasarse por alto ya que causan “destrucción, muertes, fragmentación social, pobreza, hambre, sufrimiento, destrucción de la naturaleza, desplazamientos masivos en condiciones precarias, feminicidios e infanticidios”, de tal modo, que “los pueblos nunca ganan las guerras y siempre ponen los muertos”, afirman.
Los debates del congreso ha proyectado una mirada ecofeminista de la guerra y la paz con la que descubrir otras formas de violencia como “la división sexual del trabajo y la violencia de género, que atentan contra el corazón, las mentes y los cuerpos sufrientes de las mujeres y las niñas, y contra las personas LGTBIQ, así como el ecocidio a nivel planetario”, mientras que una mirada decolonial desvela “la pervivencia del colonialismo en los conflictos mundiales”.
Finalmente, el congreso hace suya la propuesta ética de Kapuscinski: “Hay que estar siempre con la gente que sufre”; e insiste en que “si quieres la paz, apuesta por la trama de la vida”.
Redactor jefe de Noticias Obreras