La pena de muerte no hace justicia, es un veneno para la sociedad, afirma el papa Francisco

La pena de muerte no hace justicia, es un veneno para la sociedad, afirma el papa Francisco
Las personas creyentes deben comprometerse “a pedir con voz inequívoca la abolición de la pena de muerte”, una práctica inadmisible, según el Catecismo de la Iglesia católica

El papa Francisco ha vuelto a manifestarse contra la pena de muerte. En esta ocasión lo hace en prólogo del libro Un cristiano en el corredor de la muerte. Mi compromiso junto a los condenados, escrito por Dale Recinella, en el que el pontífice describe la pena capital como “un veneno peligroso para el cuerpo de nuestras sociedades civilizadas”.

En su prólogo, Francisco relata cómo conoció a Recinella, un exabogado de Wall Street convertido en capellán laico en el corredor de la muertes, en una audiencia y cómo a través de sus artículos y de este libro ha llegado a comprender la profundidad de su compromiso con los marginados y condenados. Destaca que la transformación de Recinella es un ejemplo del poder transformador del Evangelio: “El Evangelio es el encuentro con una Persona viva que cambia la vida: Jesús es capaz de revolucionar nuestros proyectos, aspiraciones y perspectivas”.

El Papa subraya la difícil tarea de implicarse en enfrentarse al mal en todas sus dimensiones: “el mal hecho a las víctimas, el mal que experimenta el condenado y el mal que, con la práctica de la pena capital, se inculca a la sociedad”. Reafirmando su postura contra la pena de muerte, Francisco dice que “las ejecuciones, lejos de hacer justicia, alimentan un sentimiento de venganza que se convierte en un veneno peligroso para el cuerpo de nuestras sociedades civilizadas”.

“Los Estados –afirma Francisco– deberían preocuparse por dar a los presos la oportunidad de cambiar realmente de vida, en lugar de invertir dinero y recursos en reprimirlos, como si fueran seres humanos que ya no merecen vivir y de los que hay que deshacerse”.

También puedes leer —  Las monjas de Belorado-Orduña

Francisco también menciona la insostenibilidad moral y lógica de la pena capital, evocando las palabras de Fiódor Dostoievski en su novela El Idiota hablando de un hombre condenado a la pena capital: “¡Es una violación del alma humana, nada más! Se dice: ‘No matarás’, y en cambio, porque él ha matado, otros le matan. No, es algo que no debería existir”.

El Papa recuerda en su texto que los creyentes deben comprometerse “a pedir con voz inequívoca la abolición de la pena de muerte, una práctica que, como dice el Catecismo de la Iglesia católica, ‘¡es inadmisible porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona!'” (n. 2267).

“La cadena perpetua es una pena de muerte oculta”

Francisco abordó el tema de la pena de muerte y de la cadena perpetua en su encíclica Fratelli tutti (Todos hermanos y hermanas) (Cfr 263-270).

En este texto sobre la fraternidad y la amistad social afirma que “todos los cristianos y los hombres de buena voluntad están llamados, por lo tanto, a luchar no solo por la abolición de la pena de muerte, legal o ilegal que sea, y en todas sus formas, sino también con el fin de mejorar las condiciones carcelarias, en el respeto de la dignidad humana de las personas privadas de libertad. Y esto yo lo relaciono con la cadena perpetua. […] La cadena perpetua es una pena de muerte oculta”.