Acompañar a las víctimas de la precariedad: mujeres, migrantes y jóvenes

Acompañar a las víctimas de la precariedad: mujeres, migrantes y jóvenes
FOTO | Nacho Morales (i), Concha Llorente, Gonzalo Ruiz y Andrea Castillo.
El segundo panel de experiencias de los cursos de verano de la HOAC ha mostrado tres nuevos espacios de acompañamiento militante a situaciones de precariedad y vulneración de derechos que padecen, de manera habitual las mujeres trabajadoras, las personas migrantes y jóvenes trabajadores y estudiantes.

En un primer momento, Concha Llorente, presidenta de Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) Salamanca, ha expuesto el trabajo que realizan desde su diócesis en el acompañamiento a trabajadoras domésticas. Llorente forma parte de la Plataforma Salmantina de Entidades por el empleo, en la que está incluida la Mesa de Empleo del Hogar (en la que participan Cáritas, HOAC, Cruz Roja, Pastoral Obrera, Salamanca Acoge y UGT). En 2008, Cáritas Diocesana inició una serie de reivindicaciones y acciones de sensibilización para visibilizar a estas trabajadoras, a las que se fueron uniendo otras entidades.

Con el colectivo de empleadas del hogar, han ido realizando diversas acciones, como Encuentros o jornadas informativas, así como la celebración, el 30 de marzo, del Día de las Empleadas del Hogar. Estos encuentros tienen el objetivo de crear vínculos entre ellas y animarlas a crear una asociación de Empleadas de Hogar en Salamanca, aunque las actividades y encuentros se han realizado con bastantes dificultades, por la gran vulnerabilidad de estas mujeres y sus condiciones laborales, ya que para muchas “el sábado es su único día libre”, según explicaba la presidenta diocesana.

Las mujeres empleadas del hogar se encuentran en especial dificultad, muchas por estar en situación administrativa irregular. Ha habido mejoras en la regulación, como la firma, en 2023, del Convenio 189 de la OIT que posibilitó su entrada en el régimen general, aunque sigue por contemplarse a las trabajadoras internas. Desde la Mesa de Empleo del Hogar entienden que “es necesaria la creación de un espacio de lucha de estas trabajadoras para que se ponga en marcha la negociación de su convenio y la mejora de sus condiciones laborales”.

Con los cambios en la legislación, que contempla entre otras cosas, una mejora salarial, algunas de estas mujeres han pasado a la economía sumergida. La presidenta de la HOAC de Salamanca vive este compromiso como “un motivo de gracia” ya que le permite “trabajar con otras personas que colaboran con personas de este colectivo y me desinstala de mis comodidades al conocer las situaciones de las víctimas”.

Acompañamiento a personas migrantes

Nacho Morales Contreras, de la HOAC de Ciudad Real, ha presentado la experiencia de apoyo comunitario de su equipo de militantes “Semilla” en Ciudad Real a personas migrantes. Este acompañamiento surgió a partir del compromiso de Tere y su marido, que, al final, se extiende a todo el equipo y a toda la diócesis.

Una primera manifestación de la precariedad que viven las personas migrantes la vemos, según Morales, en el “laberinto de la burocracia”, que en muchas ocasiones se reviste de derechos humanos, de garantía de legalidad, y que termina convirtiéndose en un motivo de exclusión. Otro rasgo es cómo padecen la “esclavitud del siglo XXI”, que se manifiesta en “salarios de hambre”; con jornadas laborales larguísimas, sin vacaciones; y con falta de protección, por estar trabajando, muchas de ellas, en la economía sumergida.

“A todo esto se suma una gran inseguridad, que les produce la situación de irregularidad. Las personas en situación irregular no pueden quejarse estando en situación irregular, pero cuando ya están regularizadas, el miedo a perder el trabajo o los papeles, también les impide reclamar”, añadía.

También destacaba Morales, “la soledad” que viven estas personas, debido, por un lado, a las dificultades con el idioma y el choque cultural, e incluso, a las cada vez mayores muestras de racismo. También sufren problemas para acceder a una vivienda, que impide el empadronamiento y por tanto el acceso a derechos.

La tarea de acompañamiento a personas migrantes en la HOAC de Ciudad Real surgió a raíz de una petición de HOAC de Murcia, que acompañaba a una persona que es trasladada a Ciudad Real, a quien acogen en su casa dos militantes de la HOAC de Ciudad Real. La experiencia de acompañamiento a esta persona, Fusemi, les ha abierto a otras personas y otras realidades.

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“Desde una situación vital que clama al cielo”, los militantes de este movimiento de trabajadoras y trabajadores de la diócesis de Ciudad Real entienden como retos de su compromiso: abrir nuestras casas, poniendo nuestros recursos materiales a disposición de estas familias; estar cerca; denunciar en la calle y reclamar en las instituciones, políticas más humanas y procesos burocráticos menos complicados; ayudar al cambio de mentalidades, para que no se vea a las personas migrantes desde lo utilitario: no son soluciones a nuestros problemas de falta de trabajadores y trabajadoras, ni bienes para mejorar nuestras economías o “equipos de fútbol”.

Según ha concluído Morales: estar cerca de estas personas, meter nuestras manos en sus llagas y acompañar sus vidas nos servirá para comprender que son hijos e hijas e hijas de Dios, hermanos nuestros que nos pueden ayudar a conseguir ablandar nuestro corazón y que entre todos vayamos arañando la dura coraza de este mundo falto de entrañas de misericordia”.

Situaciones de precariedad con jóvenes trabajadores y universitarios

Andrea Castillo, de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) de Zaragoza ha comunicado una realidad invisibilizada, la de los contratados predoctorales, que se financian con fondos de diferentes administraciones para que los estudiantes universitarios puedan realizar su tesis doctoral.

En los últimos veinte años ha cambiado mucho su situación, y han dejado de ser considerados becarios, pero, aunque la legislación ha avanzado, la realidad no tanto. Estos jóvenes, “que son a la vez trabajadores de la Universidad y estudiantes”, se enfrentaban a situaciones en las que no cobraban los sueldos mínimos; eran empleados públicos pero no se les aplicaban las subidas salariales; no tenían indemnización de fin de contrato; o incluso, no tenían mesa u ordenador de trabajo; etc. Esto provoca, según ha explicado Castillo: “muchos problemas de salud mental, por la influencia en la autoestima de las personas que se encuentran en estas situaciones y que son miles en todo el Estado”.

El representante de los doctorandos de su Facultad convocó a otros compañeros para ver cómo mejorar sus condiciones en la Universidad de Zaragoza. Esto empezó a ocurrir en otras universidades. Empezaron a coordinarse con otros colectivos de otras universidades y empezaron a presionar, a hablar con los sindicatos, con los responsables de la Universidad y hasta los grupos parlamentarios de Aragón. Lo que mejor funcionó fue llamar a la prensa, y enviarles notas de prensa que hacían quedar muy mal a la Universidad.

Su compromiso en estas acciones surgió a partir de su Plan Personal de Acción en la JOC, en el que se sintió muy acompañada, así como, al generar redes, lo que le permitió conocer lo que ocurría en otros ámbitos de otras universidades, etc. Además, “fue un chute de esperanza, no solo para mí, sino para otras personas a las que he acompañado”, explicaba.

Esta reivindicación ha servido para que estos estudiantes/trabajadores hayan conseguido algunos derechos, con demandas a la Universidad de algunos compañeros; han entrado en órganos de representación de la Universidad y han apoyado a otros compañeros que vivían otras realidades similares. Asimismo, muchos de ellos, que se han quedado como trabajadores en la Universidad, se han sindicado y están intentando arrastrar a otras y otros.

Para finalizar, Castillo destacaba cómo sus acciones han respondido al “entre todos nos ayudamos”, que se enmarca en la línea jocista de “hacer a otros hacer”, involucrando a otros en sus propias reivindicaciones.

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