Revinculación solidaria

Revinculación solidaria

Fraternidades en la intemperie
Vínculos que cuidan

Luis Aranguren Gonzalo
2024. Khaf. 264 págs.

Luis Aranguren nos ha regalado una rica y pluridimensional reflexión sobre la fraternidad en la que aúna su conocimiento de múltiples grupos y movimientos sociales con diversa identidad (cristiana y no cristiana), el estudio del fenómeno desde un punto de vista filosófico, sociológico y teológico, así como su propia experiencia personal comunitaria.

Se trata de una obra muy sugerente, a la vez que bien escrita, en la que se abordan cuestiones «de rabiosa actualidad» con una profundidad que no impide una lectura ágil y amena.

Empiezo por destacar la oportunidad y, a la vez, la valentía del autor al escribir un libro como este en una coyuntura histórica en la que, en la cultura, predominan el «individualismo posesivo» (Macpherson), la «gran desvinculación» y las «relaciones líquidas» (Bauman), al tiempo que, en la realidad globalizada, se manifiestan con toda su crudeza la pobreza, la exclusión y la desigualdad.

Aquí reside la paradoja de la situación presente: mientras el contexto ambiental resulta hostil hacia una concepción de la vida fraternal y sus posibles materializaciones, la masiva realidad de soledad, fragilidad e injusticia hace más necesarios que nunca los vínculos solidarios.

Tanto para disentir del modo de vida dominante, como para curar las heridas que padece la mayor parte de la humanidad, como para transformar el mundo en clave de inclusión, igualdad y sostenibilidad, resulta imprescindible tejer relaciones de fraternidad. Como indicara Bertolt Brecht: «Uno solo no puede salvarse».

Si el título del libro expresa la contraposición entre la necesidad de generar fraternidad y la dificultad para llevarla a cabo, el subtítulo subraya la convicción de Luis respecto a que el «núcleo duro» de una fraternidad que hoy aspire ser significativa tendrá por ingrediente básico la creación de relaciones marcadas por la actitud del cuidado mutuo, propuesta que puede inspirarse, sin duda, en la tradición evangélica, pero que hoy formulan y defienden también con vigor las tradiciones feminista y ecologista, junto a otras procedentes de los pueblos indígenas.

También puedes leer —  Que sean uno, Padre (Jn 17, 20-26)

Visiones antitéticas a las del individualismo, la autosuficiencia, la indiferencia, la competencia, el consumismo o la expoliación de la naturaleza tan extendidas entre nosotros.

Para desarrollar esta convicción se realizan varias aproximaciones sucesivas y complementarias. La primera –tras constatar la identidad misericordiosa y comunitaria del Dios de Jesús– explora la relación dialéctica que se da entre fraternidad –como vivencia– y la comunidad –como marco institucional–.

La segunda constituye una deliciosa descripción fenomenológica de la relación entre «vínculo» y «cuidado». La tercera profundiza en el significado de la fraternidad en los textos evangélicos. La cuarta, mira hacia fuera, para poner en relación la identidad cristiana con otras identidades, en la búsqueda de un horizonte más humano para todos.

Algo que tiene continuidad en el quinto capítulo dedicado a la originalidad de los movimientos sociales que el papa Francisco ha valorado tanto como se analiza, precisamente, en el sexto apartado.

El último capítulo constituye en una llamada a sumar fuerzas para que todo lo anteriormente analizado se pueda convertir en realidad. Porque el libro no busca solo explicar, aspira, sobre todo, a transformar.