“Foto a tres”

“Foto a tres”
FOTO | Antonio J. Aranda (i), Mariano Sanz y Miguel Cruz

En el momento que escribo este texto, concluye una jornada sindical sobre el derecho a la salud y la seguridad en el trabajo. En vísperas del 28 de abril, Comisiones Obreras ha abordado la evolución y los nuevos retos que plantea la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que ya cumple casi tres décadas de vigencia. La Unión General de Trabajadoras y Trabajadores hizo lo propio hace dos meses.

El mundo del trabajo evoluciona constantemente y ya toca implementar y mejorar esta norma, fundamentalmente para que cuide, más y mejor, la vida de las personas trabajadoras; para que tapone la enorme herida de siniestralidad laboral, una “calamidad y una injusticia y siempre por falta de cuidado”, en palabras del papa Francisco, que sufren miles de trabajadores y trabajadoras y sus familias; y para lograr hacer del trabajo un lugar seguro. Un anhelo que además está comprometido en la reciente mesa creada en el marco del diálogo social entre Gobierno, sindicatos y empresarios. Esta es una prioridad fundamental de la agenda sociopolítica del país.

La jornada ha reunido a un amplio elenco de protagonistas “de alto nivel” del mundo sindical, responsables políticos, la universidad o el ministerio fiscal para dialogar sobre los retos y desafíos de la cultura de la prevención y de la norma que la promueve. Ha contado además con la intervención de la vicepresidenta segunda del Gobierno y Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz Pérez.

Siendo esto relevante, quisiera destacar la presencia en esta cita sindical de las víctimas de la siniestralidad laboral y de enfermedades profesionales, así como de la Iglesia española.

Por primera vez, al menos en la misma proporción de tiempo que tiene la ley a debate, se produce esta “foto a tres”, con la participación del presidente de la Asociación de Víctimas de Accidentes y Enfermedades Laborales (AVAELA), Miguel Cruz; y del director de la pastoral del trabajo de la Conferencia Episcopal Española, Antonio J. Aranda, que han asistido invitados por el sindicato, y además, lo ha agradecido públicamente. El derecho a la salud y la seguridad en el trabajo, cuidar a las víctimas y la dignidad de cada trabajador y de cada trabajadora, es un anhelo compartido –e irrenunciable–, un lugar común para los sindicatos, las víctimas de la siniestralidad laboral y la Iglesia.

La intrahistoria de esta “foto a tres”, en mi opinión, viene de un tiempo a esta parte. Hasta hoy –conviene subrayar–, los pasos se habían dado en el ámbito de la pastoral del trabajo de la Iglesia española –con el dinamismo añadido de sus movimientos especializados– y de la asociación de víctimas.

Dos encuentros –sin precedentes– han reunido a sindicatos y empresarios (2023) y a asociaciones de víctimas (2024), con obispos y responsables pastorales de la Iglesia. Lo mejor para conocer y conocerse: la escucha, la empatía y el acompañamiento. También ha sido relevante la participación del responsable de salud laboral del sindicato, Mariano Sanz, tanto en esa reunión como en las jornadas generales de la pastoral del trabajo (2022), en la que pudo abordar la historia y los retos de la salud laboral en España.

De igual manera, pienso que es, en parte, consecuencia del esfuerzo extraordinario, del compromiso profundo y la determinación inquebrantable de las asociaciones de víctimas por visibilizar el drama de la siniestralidad laboral y por acrecentar su capacidad de incidencia en las instituciones y en la comunidad política –partidos, organizaciones sindicales y eclesiales, medios de comunicación…– para que la sociedad les cuide y les atienda ante una realidad doliente “tantas veces silenciada”. En las últimas jornadas de AVAELA (2023), en la que tuve la oportunidad de ser acogido, escuchar y dialogar, también coincidió con la participación de Sanz.

Nos alegra poder mirar el rumbo de los acontecimientos y contarlo diariamente en Noticias Obreras, otro lugar común que tiende puentes entre distintas culturas y saberes. Estoy convencido de que esta “foto a tres”, que agradecemos, tiene un recorrido más amplio, un relato con hechos que permita seguir esforzándonos en lograr, que el trabajo cuide de las personas que lo realizan y sea para una vida buena.

¡No nos dejemos robar los lugares comunes que cuidan el trabajo decente!