Raquel Gundín, enfermera: “Este modelo de trabajo es muy estresante, hasta sueñas con el trabajo y los turnos que te pueden tocar”
“Las mujeres están más golpeadas por el desempleo, la brecha salarial, la temporalidad, la parcialidad, y su participación en la toma de decisiones de las empresas sigue siendo inferior”. Así comienza el Manifiesto de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente para el #8M2024. Raquel Gundín es una de esas mujeres que ponen cara y vida a los números y las estadísticas.
Tiene 38 años, es enfermera y padece la precariedad laboral cada día, “no en el sueldo”, como ella misma nos explica, sino en las condiciones laborales que dificultan, a ella y a sus compañeras, la conciliación laboral y familiar.
¿En qué situación laboral te encuentras ahora mismo, Raquel?
Ahora mismo estoy en situación de desempleo desde el 20 de febrero, cuando finalizó mi contrato. Por ahora he decidido descansar hasta abril e incorporarme en una clínica privada de diálisis a partir de entonces, para tener una mejor calidad de vida.
¿Dónde trabajabas hasta ahora?
Estaba en uno de los hospitales públicos de León. Es curioso porque, aunque en nuestra área de salud, a pesar de estar con mucha falta de enfermeras en los centros hospitalarios, hay enfermeras en paro.
Además, somos una plantilla flotante muy grande, es decir, que muchas enfermeras no tenemos servicio asignado. Eso significa que cada día tienes que ir al trabajo, hacer una cola en la puerta de tu supervisor y esperar a que te asigne el sitio en el que debes trabajar ese día, con la consiguiente molestia para nosotras, las compañeras y compañeros a quienes tenemos que sustituir, porque pueden asignarlos trabajo incluso en otro centro de los tres que hay en esa área de salud y nuestra incorporación se retrasa. Este sistema también afecta a los y las pacientes, ya que hay días en los que te toca una especialidad que no dominas, con patologías y enfermos que no conoces y no puedes atenderlos bien.
He llegado a tener tantas horas
y tantos contratos acumulados
que lloraba por no poder descansar.
Es vivir con una tensión constante
¿Cómo afecta este sistema de trabajo a vuestra conciliación?
Pues también la dificulta porque no nos entregan los turnos hasta muy tarde, casi a final de mes, y así es imposible organizarte con la familia. No nos facilitan poder arreglarnos para, en nuestros días libres hacer papeleos, asistir a consultas médicas o disfrutar de la familia. Hay compañeras que están incluso peor: no les permiten elegir las vacaciones y ¡las avisan en el mismo día o el día anterior qué turno tienen que hacer, y así es imposible! Algunas compañeras que tienen hijos no pueden pasar las vacaciones con sus criaturas porque no les permiten disfrutarlas y se han tenido que coger excedencias para ello.
Incluso sufrimos un exceso de horas de trabajo y no poder disfrutar de vacaciones. Yo he llegado a tener tantas horas y tantos contratos acumulados que lloraba por no poder descansar. Es vivir con una tensión constante.
¿Habéis resuelto algo con las movilizaciones?
Nos empezamos a manifestar en la puerta del hospital reclamando mejores condiciones y la dirección del hospital hablo con nosotras y nos prometió algunas cosas, pero hasta ahora han sido papel mojado. Espero que puedan mejorar las condiciones para mis compañeras ahora que me he ido.
Raquel, ¿qué es para ti conciliar?
Para mi significa poder llegar a casa y disfrutar de mi familia, de mis gatas, visitar a mis tíos que tienen 95 años, ir al gimnasio, pasear…incluso limpiar mi casa, cosas así de sencillas. Para cuidar necesitas también cuidarte. Este modelo de trabajo es muy estresante, sueñas con el trabajo, con los turnos, dónde estarás mañana y en qué horario.
Yo soy partidaria de la sanidad pública pero necesito tener un trabajo más tranquilo y en la privada voy a tener turnos fijos anuales, vacaciones que podré organizar con tiempo y sábados y domingos libres. ¡Me han obligado a irme de la sanidad pública!
Periodista.
Responsable de Comunicación de Cáritas Valencia.
Militante de la HOAC
