La Revuelta de mujeres en la Iglesia pide “voz y voto” 

La Revuelta de mujeres en la Iglesia pide “voz y voto” 
La Revuelta de Mujeres en la Iglesia se han concentrado este domingo en 26 ciudades de España para reclamar “voz y voto” en esta institución.

En las concentraciones realizadas con el lema “Memoria y Esperanza“, las mujeres cristianas han reclamado “voz y voto” y han alzado la voz contra “la discriminación”. Entres sus reivindicaciones han pedido “mecanismos para establecer unas relaciones más horizontales y fomentar una participación paritaria en todos los niveles de representación, una renovación de la teología para que tenga una mirada feminista y que los órganos consultivos pasen a ser decisorios”, según ha declarado la portavoz de la Revuelta en Valencia, Ester Calderón a Europa Press.

Además, piden “el fomento de un lenguaje inclusivo y una simbología actualizada, que posibilite una Iglesia donde todas las personas sean consideradas iguales y con los mismos derechos”.

La portavoz de la Revuelta en Valencia ha dicho también que se “están dando pasos en la incorporación de las mujeres en la Iglesia” y en conseguir “una mayor participación”, al tiempo que ha reclamado que las mujeres puedan “tener el mismo papel que los hombres” y estén “al mismo nivel que los hombre en la toma decisiones”. “Queremos que la participación y la organización de la Iglesia sea más participativa, más democrática y menos jerárquica”.

“Nosotras creemos que la Iglesia es diversa y que tiene que acoger a todas las personas cristianas”, se ha subrayado, y se ha exigido “una mayor sensibilización dentro de la Iglesia para que la igualdad se vaya incorporando en todos los ámbitos”, dijo Calderón.

En esta línea, ha valorado “el papel muy importante” del papa Francisco en “la incorporación de las mujeres en órganos de responsabilidad dentro del Vaticano”, aunque ha apuntado que “este paso” ha venido “empujado por un movimiento mundial de mujeres que han dicho que ‘Basta ya’”. En el último Sínodo han participado 85 mujeres, 54 con derecho a voto, dos de ellas como presidentas delegadas.

“Continuamente invisibilizadas”

Por su parte, la presidenta de la Asociación de Teólogas Españolas, Montse Escribano, ha remarcado, que “es necesario que se visibilice el interés de las mujeres dentro de la Iglesia para que no sean continuamente invisibilizadas”. “La memoria no está presente dentro de la historia de la salvación, no estamos suficientemente representadas, se minusvaloran los testimonios de mujeres dentro de la Sagrada Escritura y no estamos presentes en los lugares donde se decide la política eclesial”.

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En este sentido, en el acto celebrado en Valencia se ha reivindicado el papel que “las diaconisas tuvieron en los primeros años de la Iglesia”, ya que “tenían las mismas atribuciones que los sacerdotes” y “oficiaban ceremonias”, al tiempo que han hecho hincapié en que “las abadesas renovaron las órdenes religiosas de mujeres en toda Europa en la Edad Media y fueron consejeras de papas y reyes, como es el caso de sor Isabel de Villena, quien destacó por ser la primera escritora en lengua valenciana”.

En este contexto, han apuntado que la Iglesia se ha dejado participar a las mujeres en el tiempo, el Concilio Vaticano II, celebrado entre 1962 y 1965, asistieron por primera vez 23 mujeres, once de ellas laicas.

Performance

Precisamente, el acto ha comenzado con una performance con el objetivo de visibilizar la aportación de muchas mujeres a lo largo de la historia de la Iglesia. Así, un grupo de mujeres han ido descubriendo sus rostros –que ocultaban con una máscara blanca– y cada una de ellas ha intervenido en nombre de una mujer representativa en la historia.

Por ejemplo, han representado a María Magdalena, única figura femenina a excepción de María de Nazareth que se nombra en los cuatro evangelios; Lidia, Dorcas y Febe, las mujeres diaconisas en los primeros siglos; Isabel de Villena, abadesa con gran poder en la Iglesia; Pilar Bellosillo, única laica española que asistió al concilio del Vaticano II, o Natahlie Becquart, de las pocas mujeres que por primera vez puede votar en un sínodo de obispos.