“Siento rabia, impotencia e indignación por el desahucio, por la violencia empleada y por la indefensión que genera”
La convocatoria de una acción pacífica del sindicato del barrio de Carolinas de Alicante para evitar el desahucio de Alí Hassine, de 73 años, pensionista y vecino con más de dos décadas en la ciudad, acabó violentamente.
La principal víctima, Alí, ha quedado sin hogar y desahuciado por “la autoridad judicial”, sin que hasta el momento tenga una alternativa habitacional que resuelva su situación, pero sí recibe la solidaridad y el cuidado de un buen grupo de militantes. Entre ellos, Manolo Copé, actual concejal del ayuntamiento de la ciudad, militante de la HOAC y colaborador de Noticias Obreras, que participó en la convocatoria para evitar este lanzamiento de desahucio.
En la conversación con él, expresa sus sentimientos de “rabia, impotencia e indignación por el desahucio, por la violencia empleada y por la indefensión que genera” e insiste en un principio clave para el bien común “debemos seguir poniendo las instituciones al servicio de las personas, sobre todo hacia las más empobrecidas”.
¿Qué pasó este miércoles?
Ayer desahuciaron a Alí. Se ejecutaba el lanzamiento de su desahucio ordenado por el juez, ya que no se pudo llegar a un acuerdo para intentar que no se quedara en la calle. Un vecino le ha negado la posibilidad de seguir alquilando la vivienda. La especulación inmobiliaria en Alicante, por el incremento desorbitado de viviendas turísticas, está haciendo que se produzcan situaciones como estas, y que no haya viviendas para las personas que vivimos en esta ciudad pero sí para los turistas que vienen.
Nos juntamos alrededor de unas 35 personas en la puerta del domicilio. La mayoría de ellos, personas que están vinculadas al sindicato de Barrio de Carolinas, una organización que trabaja por la defensa del derecho a la vivienda y que intenta ayudar a todas las personas que se ven en estas situaciones de desahucios.
Alrededor de las 8:30 h de la mañana ya estábamos en la puerta de la casa de Alí. En torno a las 10:15 h, el dispositivo policial que se había preparado era de unos 20 policías nacionales aunque fueron 10 policías los que hicieron la ejecución del desahucio y de nosotros, las personas que estábamos en la puerta, sentados en el suelo con los brazos entrelazados, como se suele hacer en estos casos, para intentar paralizar el desahucio.
La actuación policial en algunos momentos fue muy brusca, con acciones totalmente desproporcionadas, porque no estábamos ofreciendo ningún tipo de resistencia. Y en el transcurso de esos forcejeos de sacar a la gente, a mí me empujaron de mala manera, me hice una brecha en la cabeza que no sé realmente cómo se realizó. Me di cuenta al bajar a una zona de la calle, porque la vivienda estaba en unas escaleras, de que estaba sangrando y que tenía la herida. Me fui a que me dieran un parte de lesiones y a poner una denuncia.
¿En qué situación se encuentra Alí?
Alí está bien, está en casa de una compañera, militante de Izquierda Unida de aquí de Alicante, hasta que encontremos alguna solución que sea más estable. Él es una persona de 73 años, un refugiado iraquí con un largo recorrido en esta ciudad de Alicante.
Hoy mismo venía el Patronato de la vivienda para poder intentar acceder a algún tipo de vivienda social. Él, en principio, había renunciado a irse a una residencia de mayores, que era lo que le ofrecían porque se ve bien de salud y no, no quiere ir a una residencia a no ser que sea el último recurso, que fue la propuesta de alternativa que le que le han ofrecido.
¿Qué explicación le das a esta violencia?
Creo que, no quiero meter a todos los policías en el mismo saco, había algunos policías que estaban especialmente violentos y que intentamos hablar con ellos para que se tranquilizaran. Fue totalmente innecesaria esta violencia que se ejerce para ejecutar los desahucios.
Algo bastante, bastante triste. La violencia se suele ejercer contra las personas más vulneradas, contra las personas que más necesitan apoyo y, en este caso, pues el caso de Alí creo que es algo que salta a la vista y que es evidente su situación de vulnerabilidad con una pequeña pensión y con 73 años.
Siento rabia, impotencia e indignación por el desahucio, por la violencia empleada y por la indefensión que genera.
¿Han habido reacciones de otras fuerzas políticas?
Bueno, pues ha habido reacciones de solidaridad conmigo, cuando en realidad yo no soy la víctima de esta situación, sino que es el propio Alí que se queda sin hogar. Debemos seguir poniendo las instituciones al servicio de las personas, sobre todo hacia las más empobrecidas. A nivel humano, no tengo nada que reprochar a ninguna de las fuerzas políticas de mi ayuntamiento. Todas los grupos políticos se pusieron en contacto conmigo para preocuparse por mi situación ante las fotos que habían aparecido en la prensa. La sangre suele ser muy escandalosa y, en realidad, no fue tan grave como pudiera parecer en las imágenes.
¿Qué razones hay para que esta situación no se haya acogido al decreto de suspensión de los desahucios?
La norma, el nuevo real decreto no suspende los desahucios de las personas vulnerables, su aplicación no es automática, ni tampoco es determinante la presentación de un informe de vulnerabilidad, sino que depende en cada caso de diversos factor y, sobre todo, de la resolución que finalmente adopte el juez, como ha sido este caso, desestimando la causa y dando por válida el desahucio, considerando que no era una persona vulnerable. Si una persona con 73 años, sin alternativa habitacional y con una salud delicada no es una situación de emergencia, no sé qué puede ser de emergencia.
Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)