Jornaleras de Huelva: “Las empresas utilizan mano de obra sin derechos y con un difícil acceso a la justicia”
Hablamos con Sandra Algaba El Khadraoui, de la asociación de mujeres Jornaleras de Huelva en Lucha que participa en el III Encuentro de Pastoral Obrera y del Trabajo de Andalucía, que se celebra este fin de semana, para conocer mejor la labor de este colectivo.
¿Cómo definirías Jornaleras de Huelva en Lucha?
Somos un grupo autorganizado de mujeres trabajadoras del campo y del manipulado que vivimos en la provincia de Huelva. Nacemos de la necesidad y la unión creada en 2018 para apoyar a las compañeras marroquís que denunciaron abusos por parte de una gran empresa de frutos rojos de Huelva. Nos unimos para luchar por nuestros derechos, para lograr unas condiciones de vida y trabajo dignas para la clase jornalera. Trabajamos desde los feminismos, el ecologismo y el antirracismo, decididas a terminar con décadas de precariedad y opresión.
¿Cuál es vuestra actividad exactamente?
Nuestro trabajo consiste en velar por los intereses y los derechos de toda la clase jornalera, desde las bases, y atender las diferentes problemáticas que se dan en el sector agrícola onubense. Hacemos también un trabajo de divulgación de los derechos laborales, acompañamiento, traducción y asesoramiento jurídico.
¿Cómo son las condiciones de trabajo en el campo onubense?
Las personas jornaleras andaluzas que viven en los pueblos cada vez tienen un acceso más difícil a los puestos de trabajo en el campo. En numerosas ocasiones los patrones prefieren contratar a personas migrantes sin papeles, a quienes pueden explotar más fácilmente debido a la falta de derechos derivada de su situación administrativa. Estas personas se enfrentan a unas condiciones de vida indignas y muchas de ellas malviven en asentamientos chabolistas sin servicios básicos como luz o agua.
Son unas condiciones más parecidas a un campo de trabajo forzado que a una finca. Las empresas se basan en la producción teniendo a las personas jornaleras como números y apuntando en una lista visible a todo el público su producción diaria. No dejan hablar, levantar la mirada y a veces ni siquiera ven bien que se vaya al baño, que a veces está muy lejos del tajo.
Es un modelo productivo que empobrece a las personas autóctonas, abocando a la gente de los pueblos a la emigración, fomenta unos flujos migratorios precarizados que se ven en la necesidad de aceptar unas condiciones de trabajo carentes de derechos.
“Necesitamos una representación real más allá de los intereses de los grandes sindicatos que a veces parecen velar más por las empresas”
¿Cuáles son los principales problemas de las trabajadoras?
Los principales problemas que encontramos es que no se respetan ni el salario mínimo, ni el convenio colectivo que regula los derechos de las personas trabajadoras en general, ni tampoco la ley que regula las contrataciones en origen, llamada orden GECCO. Y no solo es problema que no se respeten, sino que la autoridad laboral es conocedora de todo lo que aquí ocurre e, incluso después de denunciar una y otra vez a las mismas empresas, no hace nada. Necesitamos una representación real más allá de los intereses de los grandes sindicatos que a veces parecen velar más por las empresas.
¿Cuáles son los principales obstáculos para lograr unas relaciones laborales justas?
El máximo poder reside en el Gobierno porque según se hagan las leyes las condiciones son unas u otras. Un ejemplo es la ley de extranjería, que obliga a las personas que vienen a trabajar desde otros países a vivir de manera irregular durante al menos los tres primeros años. Esto hace que los empresarios tengan a su disposición una mano de obra sin derechos y con un difícil acceso a la justicia, lo que les permite explotarles de sol a sol.
¿Cuál es vuestro modelo económico y laboral soñado?
El modelo de negocio soñado por Jornaleras es uno sostenible y humano. Es decir, apostamos por acabar con el monocultivo que enriquece a los de siempre y empobrece a las personas que trabajan la tierra. Para ello entendemos que hay que retroceder para avanzar y fijarnos en cómo se cultivaba la tierra hace décadas. Respetando el medio y los derechos laborales.
¿Cómo valoras el hecho de que os hayan invitado desde un ámbito de la Iglesia a compartir vuestra experiencia?’
Al principio nos sorprendió bastante. Pero cuando conocimos a personas de la HOAC de Huelva, nos alegramos muchísimo de que en una institución tan importante y con tanta influencia en el país como lo es la Iglesia, existiera un grupo que defendiese algo tan importante como los derechos laborales.
Redactor jefe de Noticias Obreras
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