Gonzalo Ruiz: “Necesitamos revisar nuestra presencia en las realidades humanas liberadoras del mundo del trabajo”

Gonzalo Ruiz: “Necesitamos revisar nuestra presencia en las realidades humanas liberadoras del mundo del trabajo”
Gonzalo Ruiz, actual director del Secretariado Pastoral Obrera y del Trabajo de la archidiócesis de Granada y coordinador de esta pastoral en Andalucía, atiende las preguntas de Noticias Obreras en vísperas del encuentro convocado con el lema “¡Caminar y soñar juntos! Soñemos otro mundo del trabajo más humano”, que reunirá a más de cien personas durante el próximo fin de semana del 27 y 28 de enero, en Málaga, para reflexionar, compartir experiencias, escuchar a movimientos sociales y avanzar en el dinamismo de la Iglesia en el mundo del trabajo.

¿Qué reflexión ha realizado la coordinadora de pastoral obrera de Andalucía para convocar este encuentro?

Es una reflexión que viene de tiempo atrás, antes de la Covid-19. Nos empezamos a plantear la necesidad de dialogar y compartir cómo se estaban acogiendo y aplicando las prácticas pastorales del papa Francisco en nuestras diócesis, en especial con todo lo relacionado con el mundo obrero y del trabajo, con los trabajadores y trabajadoras pobres. Los encuentros de Francisco con los movimientos populares.

Qué prácticas y propuestas concretas podían ser de utilidad para el impulso y dinamización de la Pastoral Obrera y del Trabajo en las diócesis andaluzas. En estas estábamos cuando irrumpió la pandemia. Produciéndose la interrupción casi total de la tarea evangelizadora, el anuncio, la denuncia, el acompañamiento… de los trabajadores y trabajadoras, de forma más radical con los más débiles y desprotegidos.

Poco a poco nos fuimos recuperando del impacto, poniendo en marcha diversas formas de presencia y acompañamiento.

Por otra parte, el impacto en los trabajadores y trabajadoras fue enorme, produciéndose un deterioro muy significativo en las condiciones de vida y de trabajo, en especial los que tenían unas condiciones laborales más precarias, la economía sumergida, parados de larga duración, familias monoparentales, jóvenes, migrantes, mayores de 45 años…

Ante esta situación la coordinadora pastoral obrera de Andalucía, quisimos pararnos y reflexionar sobre la situación, cómo estaban cambiando las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores y trabajadoras, aumentando su precariedad y desprotección. Que eran necesarias nuevas formas de estar y proceder para seguir haciéndonos presentes en la realidad del mundo obrero y del trabajo, como acompañar y dejarnos acompañar.

Sigue habiendo una realidad sangrante de miles y miles de trabajadores y trabajadoras que aunque tienen trabajo viven en situación de pobreza, los ingresos no les llegan para finalizar el mes

En esta reflexión estábamos cuando tuvimos que posponer el encuentro por la persistencia de la pandemia. Mientras tanto irrumpió una nueva crisis que sumar a la ya existente, la guerra de Ucrania. Con lo cual, nuevos elementos negativos se sumaban a la ya de por sí situación de precariedad de vida y trabajo.

Por ello desde la Coordinadora de Pastoral Obrera y del Trabajo de Andalucía, decidimos ampliar los objetivos del encuentro, ampliar la mirada a la realidad tanto social como eclesial. Qué ha cambiado y está cambiando en el mundo obrero y del trabajo. Qué nuevos elementos están emergiendo y cuáles son las respuestas que como pastoral hemos de dar para que nuestra presencia contribuya a tejer y construir una sociedad más humana y fraterna, acompañando a las personas para hacer frente a la deshumanización y el descarte que este sistema criminal genera.

En su opinión ¿en qué situación está la pastoral obrera de Andalucía?

A pesar de todo, los militantes de los movimientos apostólicos especializados en el mundo el trabajo (JOC, HOAC, ACO), grupos parroquiales, equipos de parroquiales de esta pastoral, delegaciones y secretariados, han estado al pie del cañón y han seguido trabajando y estando presentes en las realidades más pobres y marginadas de nuestros barrios y pueblos.

No obstante la realidad es diferente, según las diócesis. De forma general se puede afirmar que en las diócesis donde hay militantes de JOC, ACO y HOAC se realizan actividades pastorales con y en el mundo obrero y del trabajo. Independientemente de que la pastoral obrera encuentre acomodo oficial en las estructuras pastorales diocesanas.

Tenemos que hacer avanzar al interior de la Iglesia la convicción de que el trabajo, y todo lo que a su alrededor genera y produce, ha de ser un eje que atraviesa a la práctica totalidad de las pastorales

En estos momentos hay constituidos Secretariados o Delegaciones de Pastoral Obrera y del Trabajo en las diócesis de Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Jaén y Sevilla. Recientemente en la diócesis de Guadix ha sido nombrado un sacerdote para que ponga en marcha la pastoral obrera en la diócesis.

En relación a esto, ¿qué anhelos le surgen? 

El trabajo es una cuestión esencial en la vida de los trabajadores y las trabajadoras y en sus familias. Tener o no tener trabajo, decente o precario, incide de forma decisiva en la vida de las personas. Por tanto, tenemos que hacer avanzar al interior de la Iglesia la convicción de que el trabajo y todo lo que a su alrededor genera y produce ha de ser un eje que atraviesa a la práctica totalidad de las pastorales.

Por ello, hay que potenciar la dimensión social y la preocupación por todo lo relacionado con el trabajo y las condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores y trabajadoras y sus familias.

Las parroquias tienen que estar más abiertas a la realidad de su entorno, fomentar el conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia en los grupos parroquiales. Crear sinergias entre las distintas pastorales, familia, migraciones, salud, pastoral obrera,… teniendo como eje central el trabajo y su repercusión en los distintos ámbitos de la vida de las personas.

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Animar y sostener desde las realidades parroquiales a los militantes que acompañan y se implican en las realidades obreras y vecinales de nuestros barrios y pueblos. Ayudando a avanzar en la construcción y desarrollo de redes sociales que fomenten la amistad social y la comunión tejiendo redes de solidaridad entre los colectivos más vulnerables.

Promover la creación, en las diócesis donde aun no existen, delegaciones o secretariados de pastoral obrera y del trabajo.

¿Podría identificar el grito de injusticia y deshumanización que sufren miles de personas trabajadoras? ¿Cuál es su análisis?

A pesar de las medidas del gobierno para mitigar los efectos más dañinos de la crisis, sigue habiendo una realidad sangrante de miles y miles de trabajadores y trabajadoras que aunque tienen  trabajo viven en situación de pobreza, los ingresos no les llegan para finalizar el mes; temporeros del campo, la mayoría migrantes, muchos de ellos sin regularización, viviendo en asentamientos chabolistas, con graves problemas de hacinamiento e insalubridad.

Las grandes bolsas de pobreza en muchos de los antaño barrios obreros de nuestras ciudades, en los que se ponen de manifiesto de forma sangrante, la pobreza, la marginación, la falta de oportunidades, con tasas de paro en algunos de ellos del 70%. Donde es difícil salir de esta situación, ante la desidia y apatía de las Administraciones públicas, que malgastan el dinero público con medidas y planes, totalmente ineficaces, que no van a resolver los problemas de fondo que estas personas necesitan.

La problemática del trabajo en el hogar y el trabajo de cuidados, sector en el que hay gran cantidad de trabajadoras migrantes, muchas de ellas sin regularizar, lo que les imposibilita tener contratos de trabajo y por tanto poder acogerse a la normativa laboral del sector y beneficiarse por tanto de los avances en derechos que se han conseguido recientemente.

La falta de oportunidades de los jóvenes, parados de larga duración y los trabajadores y trabajadoras mayores de 45 años.

A todo ello hay que añadir el deterioro de los servicios públicos, como sanidad, educación, prestaciones sociales… El incorrecto funcionamiento de  los servicios públicos es otro ingrediente más para ahondar aun más en las condiciones desfavorables que muchas familias trabajadoras padecen. Es bien sabido que unos servicios públicos eficientes son una buena herramienta para disminuir las diferencias sociales y mitigar muchas de las carencias que sufren las familias trabajadoras.

¿Se puede soñar un mundo del trabajo más humano?

El lema del encuentro nos propone “¡Caminar y soñar juntos! Soñemos otro mundo del trabajo más humano” El papa Francisco nos invita a ello en el mensaje que dirigió al IV Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, en octubre de 2021.

Por ello, a pesar de todo, tenemos que seguir soñando por un mundo del trabajo más justo y humano. Hay que seguir reivindicando la radical dignidad del ser humano, hombre y mujer, que le confiere su condición de hijos de Dios.

Tenemos que seguir reivindicando unas condiciones dignas en el trabajo, que respete la vida de las personas, unas condiciones laborales y un salario que les permita vivir a él y a su familia dignamente.

Es necesario colaborar en la construcción de una realidad social que trabaje por crear unas relaciones sociales que permitan tejer redes de solidaridad y amistad social que hagan crecer el espacio común donde se fomente la cooperación y crezca la comunión.

Necesitamos una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante

Crear comunidad de personas en los entornos sociales y en los barrios para desde ahí hacer frente a las situaciones de pobreza y fragmentación social que este sistema despiadado con las personas y depredador de la naturaleza y del entorno social genera.

¿Cuáles serían las claves fundamentales de ese sueño?

Como fundamento de todo necesitamos una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. Que nos impulse a escuchar la voz de los empobrecidos del mundo obrero y del trabajo y a hacerla presente al interior de la comunidad eclesial, caminando juntos en esta tarea compartida de acompañar y dejarnos acompañar.

Necesitamos revisar nuestra presencia en las realidades humanas liberadoras del mundo del trabajo. Estar atentos a otras realidades y estructuras que están surgiendo, que buscan que el trabajo sea más decente y junto a ellas hagamos un mundo del trabajo más humano.

Salir de las estructuras propias para cooperar junto con otros, fomentando la cultura del samaritano, de la compasión.

Impulsar la creación de nuevas instituciones de Desarrollo Humano Integral en las diócesis para que la Doctrina Social de la Iglesia ocupe un lugar preferente en el día a día de las parroquias, hermandades, movimientos…

En este tiempo de gracia del proceso sinodal en marcha, caminemos juntos, como pueblo de Dios, es nuestra responsabilidad como militantes obreros cristianos. Con sentido eclesial, creatividad y valentía.