Sinodalidad eclesial y sinodalidad humana
Sinodalidad significa emprender un camino juntos, siendo todos responsables en la búsqueda del bien común. Ese imperativo pertenece a la esencia de la Iglesia, pueblo de Dios donde todos los fieles, cada uno en su singularidad, están animados por único Espíritu, y nadie es más que nadie. Pero hay algo más: la sinodalidad es el Evangelio que la Iglesia puede y debe aportar hoy a nuestra sociedad desfigurada por la injusticia y la escandalosa pobreza.
El desarrollo es, según la Biblia, la vocación de los humanos: «Creced, multiplicaos; llenad la tierra y promovedla». Progresar o dar un paso hacia delante será siempre un empeño laudable de la humanidad. Pero estamos viendo que ese desarrollo no es de toda la persona humanas ni de todas las personas. El deslumbrante progreso técnico no procede inspirado por una ética humanista donde todos caminan juntos responsablemente (sinodalidad).
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Teólogo