Fátima Díaz: “Las personas no son el centro de las políticas sociales”
Fátima Díaz Mederos es la presidenta de la HOAC de Canarias. Ha sido secretaria general de Cáritas y asesora de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Telde. Será quien dé la ponencia Las políticas sociales centradas en las personas empobrecidas de la Escuela de Formación Sociopolítica y Fe Cristiana, este martes 28 de noviembre, a las 19:30 en la Casa de la Iglesia. La conferencia se puede seguir en Zoom. Para Fátima, “la acción social debería dar un paso más allá de la coordinación: intentar realizar trabajos integrales”.
¿Qué vas a plantear en Las políticas sociales centradas en las personas empobrecidas?
Primero aclararé qué entendemos por políticas sociales y cómo han ido evolucionando desde que surgen; cómo las entendemos de educación, de salud, de garantías de renta. Y, después, lo que es la participación de las personas, lo que son los procesos de acompañamiento y la integralidad, que ahora mismo dejan bastante que desear. Hay planteamientos políticos interesantes de consecución de derechos, de garantías, pero no hay medios ni instrumentos que hagan que esas leyes se puedan llevar a la práctica. Puede parecer un planteamiento de una élite, de gente que sabe y entiende, y, por lo tanto, planifican lo que los otros necesitan.
¿Cómo definirías las políticas sociales?
No hay una definición única. Pero podemos señalar que son todos aquellos instrumentos, medios y cuestiones que el Gobierno posee para asegurar, cubrir las necesidades humanas, garantizar derechos de las personas y organizar el bienestar social, que nos ayuden a superar el conflicto social, que nadie tenga necesidades, y que las personas tengan posibilidades sociales, económicas y políticas para sacar adelante su vida y tenga una vida integrada.
¿Por qué deben estar centradas en las empobrecidas?
El planteamiento es que las políticas sociales deben estar elaboradas para cubrir las necesidades y ajustar las desigualdades que existen en la sociedad. Quienes sufren las mayores necesidades son las personas empobrecidas. El planteamiento es si las políticas realmente tienen como centro las personas empobrecidas o no, para intentar que salgan de las situaciones en las que viven, con el apoyo del Estado y del Gobierno.
Tú, que has trabajado en un ayuntamiento como asesora en servicios sociales, ¿consideras que las instituciones públicas tienen como prioridad a las empobrecidas?
No, no. Entiendo, que las instituciones, sobre todo las personas que trabajan en ellas, así como todos los políticos y políticas tienen la preocupación por la situación de empobrecimiento, de desigualdad, cada cual con sus matices e ideología. La preocupación existe, sobre todo en los técnicos y técnicas que trabajan en las áreas de políticas sociales, de empleo y de vivienda. Pero, el planteamiento que el centro sea la persona, creo que no se da. Existe más el criterio técnico, el criterio político, por dónde debemos caminar, pero muy pocas veces la persona es el centro, en torno a la que gira nuestra acción y la creación de las políticas.
¿Las ONG tienen más en cuenta ese parámetro de la persona y de las empobrecidas?
No necesariamente. Puede que haya ONG que sí, y que haya ONG que no. Que sea una entidad sin ánimo de lucro no quiere decir que realmente en sus objetivos y en sus intenciones la persona sea el centro de su acción. Sí se tiene más en cuenta a las personas con las que trabajamos, pero hay un matiz distinto. Sé quiénes son las personas, quiénes son las destinatarias, y me preocupo porque la persona esté atendida, tenga una serie de recursos y de medios, cubra sus necesidades, se le apoye, y otra cosa es que mi acción, mi intervención como entidad gire, se desarrolle y se organice en torno a lo que la persona necesita, pida y pueda conseguir. Todos tenemos la preocupación por la persona, otra cosa es que la persona sea la protagonista y el centro de lo que hago y de cómo lo hago.
¿Sustituyen las ONG la acción de las instituciones o tienen otra labor?
Son tareas complementarias. Como sociedad entendemos y hemos construidos un Estado democrático, que tiene que garantizar los derechos de las personas, los derechos sociales y humanos. Pero, no podemos caer en la idea de que es el Gobierno el único que tiene que hacer, sino que como sociedad tenemos también que contribuir a que la persona que está a mi lado, a que el colectivo que está en dificultad pueda ir saliendo adelante, cuidándolo, reivindicando sus derechos, etc. Lo que son las ONG, el tercer sector, tiene un trabajo comunitario, colectivo, de intervención directa con las personas, a los que la administración igual no llega o no es capaz de realizar a la velocidad de lo que se necesita. La acción institucional y las ONG tienen un trabajo complementario. Lo que no puede ser es que la Administración vaya privatizando, o vaya haciendo que los servicios que tiene que prestar lo den las entidades sociales o las empresas. Hay cada vez más una indefinición de dónde están los límites de unos y donde empiezan los límites del otro. La sociedad civil tiene un papel importante, que cualifica la atención social.
¿Qué papel juega la coordinación de los agentes?
La acción social ha de ser un trabajo integral, que si se trabaja con una familia se realice un único trabajo. La administración, sus distintas áreas, las entidades han de hacer un trabajo más allá de la coordinación. Sin ese trabajo coordinado nuestra tarea puede ser inútil porque cada cual vaya por su lado, y se realicen tareas contradictorias, pero no deberíamos quedarnos en eso: intentar realizar trabajos integrales, en los que decidamos qué es lo que hay que hacer con cada persona y, a partir de ahí, vayamos introduciendo elementos, tanto de educación como de salud, de necesidades económicas, etc., para que la persona y la familia vayan haciendo un recorrido único y no vayan pasando por departamentos estancos. Pero sin la coordinación es inviable el trabajo con las personas empobrecidas.
Periodista y militante de la HOAC de Canarias