41 personas migrantes mueren en un naufragio frente a la isla de Lampedusa
Al menos 41 migrantes, tres de ellos menores, han muerto en un nuevo naufragio registrado frente a la isla italiana de Lampedusa, en el estrecho de Sicilia, según han informado este miércoles las autoridades de Italia.
Únicamente cuatro personas que se encontraban a bordo de la embarcación, que partió de la ciudad de Sfax, en Túnez, han logrado sobrevivir. Todos ellos procedente de Costa de Marfil y Guinea y han sido trasladados a tierra firme en Lampedusa.
En total, el barco contaba con 45 migrantes a bordo y comenzó a hundirse tras seis horas de navegación a causa del impacto de una ola. Todos los migrantes cayeron por la borda, según han explicado los testigos, que han indicado que a pesar de que quince de ellos llevaban chalecos salvavidas perecieron igualmente, según informaciones del diario Corriere della Sera.
Más de 1.800 personas han perdido la vida en lo que va de año en la travesía del norte de África a Europa. Las autoridades tunecinas afirman que Sfax, ciudad portuaria situada a unos 130 kilómetros de Lampedusa, es un punto frecuente de salida utilizado por los migrantes que buscan una vida mejor en Europa.
Durante los últimos días, guardacostas italianos y ONG han logrado recatar a más de 2.000 personas que han llegado a Lampedusa.
Masacres silenciosas
Hace exactamente un mes, en la conmemoración del décimo aniversario de su visita a Lampedusa, la primera de su pontificado, el papa Francisco envió una carta al arzobispo de Agrigento, Alessandro Damiano, en la que insta a la solidaridad y la compasión hacia los migrantes que atraviesan el Mediterráneo en busca de una vida mejor.
El sumo pontífice volvía a expresar su preocupación por las graves tragedias que continúan ocurriendo en la región y resaltó la importancia de no permanecer indiferentes ante el sufrimiento de los más vulnerables. En la misiva, el papa Francisco lamentó las “stragi silenziose” –masacres silenciosas– que se repiten en el Mediterráneo, donde vidas inocentes, en su mayoría de niños, se pierden en el intento de escapar de la violencia y las guerras. Haciendo referencia al grito doloroso y ensordecedor que representan estas tragedias, son “la vergüenza de una sociedad que ya no sabe llorar ni compadecer al otro”.
El Papa recordó su visita a Lampedusa, hace una década, donde expresó su apoyo y cercanía a aquellos que habían llegado a las costas tras durísimas travesías. Subrayó que las tragedias inhumanas que ocurren en el mar deben sacudir las conciencias de todos y recordó el llamado de Dios a Adán en el libro del Génesis: “¿Dónde está tu hermano?”. Francisco instó a cambiar de actitud y acoger con amor y solicitud a aquellos que llaman a nuestras puertas en busca de refugio y protección.
En ese sentido, Francisco exhortó a todos a asumir una renovada y profunda responsabilidad, mostrando solidaridad y compartiendo lo que tenemos con aquellos que menos tienen. Hace también hincapié en que la Iglesia, para ser verdaderamente profética, debe salir al encuentro de los olvidados y aliviar las heridas de aquellos que llevan en sus cuerpos las mismas heridas de Cristo.
El Papa llamó a no dejarse atrapar por el miedo o las divisiones partidistas, sino a ser cristianos capaces de fecundar con la riqueza espiritual del Evangelio la isla de Lampedusa, ubicada en el corazón del Mediterráneo, para que recupere su belleza original. Y agradecio a todas las personas que brindan asistencia y apoyo a los migrantes y pidió oraciones por su labor. Además, encomendó a los fallecidos en las travesías al Señor de la vida.