Las propuestas de empleo del PP: anuncios medidos y un giro arriesgado

Las propuestas de empleo del PP: anuncios medidos y un giro arriesgado
El Partido Popular fue el primero en presentar su programa electoral con el que concurre a las elecciones generales de las que debe salir el próximo Gobierno de España, con el título “Un proyecto al servicio de un gran país”.

Los anuncios, 365 en total, como los días del año, se agrupan en cinco bloques, con sus objetivos y propuestas, que suman 112 páginas: “Crecer de forma sostenible” (11 objetivos y 119 propuestas); “Cuidar y prosperar” (ocho y 93); “Regenerar y respetar” (ocho y 74); “Servir” (cuatro y 26) y “Liderar e influir” (ocho y 53).

La creación de “empleo de calidad para todos” aparece como objetivo número dos dentro del bloque dedicado a la economía sostenible e inspira 10 medidas que afectan a las políticas activas de empleo, la flexibilización de las relaciones laborales, el trabajo autónomo, los jóvenes, la formación y el sistema de protección social.

Explícitamente no se menciona en este apartado la posible derogación total ni la modificación parcial de la reforma laboral de 2022 del Gobierno de Sánchez, pactada con los agentes sociales y avalada por la Unión Europea. 

Sí se dice, en cambio, que, si el PP está a los mandos del Gobierno, actualizará el salario mínimo interprofesional “en el marco del diálogo social”, involucrando a “sindicatos, empresarios y expertos en la toma de decisiones”. Algo, por otra parte, obligado por la legislación vigente y habitual en la pasada legislatura. No se especifica ningún criterio para establecer la cuantía del SMI, ni aclaración alguna sobre la oposición expresada en sede parlamentaria a cada subida aprobada por el gobierno saliente.

Algo parecido cabe decir del Ingreso Mínimo Vital, puesto en marcha con fuerte contestación del grupo parlamentario popular y del que ahora proponer mejorar su “acceso”, además de “su “efectividad como herramienta de inserción laboral”. La mención aparece literalmente así:

“Incrementaremos la compatibilidad del IMV con el empleo y la capacitación, mediante la implementación de bonificaciones adicionales en las cotizaciones sociales para aquellos trabajadores que amplíen sus horas laborales y condicionaremos la percepción a la participación en itinerarios de inserción laboral”.

Políticas activas de empleo

Más ambición parece esconderse en la propuesta de “reforma integral de las políticas activas de empleo”, aunque cuando se lee que la intención es crear “un entorno donde los oferentes de cursos compitan por ofrecer cursos de calidad, a través de una plataforma común basada en una evaluación sistemática de su funcionamiento para valorar su eficacia” puedan entrar dudas. 

A la hora la contratación, solo se aborda la relacionada con los periodos de formación, aunque eso sí, se aclara, “en el marco del diálogo social y la negociación colectiva”. La intención declarada es “facilitar la contratación y formación de jóvenes sin experiencia y que cuenten solo con la enseñanza obligatoria, así como la recualificación del talento superior”. 

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También se insiste en fortalecer la formación y el empleo juvenil, pero en el ámbito del trabajo autónomo, a través de “un modelo de formación profesional específico” recurriendo al mantra tan arraigado en el PP de “eliminar trabas administrativas” y aplicar, una vez más, bonificaciones de las cotizaciones sociales. 

Al trabajo autónomo también se le dedican varias medidas, como una tarifa cero durante el primer año de constitución, el aplazamiento de la cuotas y ampliación de los periodos de pago, así como “una bonificación”, esta vez, a la cuota empresarial en caso de contratación de empleados para cubrir permisos por nacimiento de hijo o similares.

La mochila austriaca

Con todo, hay una propuesta, adelantada en reuniones con empresarios, que supone abiertamente un cambio de orientación del sistema público de pensiones. Es cierto que en el anuncio 26 se adelanta que se garantizará “la sostenibilidad y suficiencia del sistema”, al tiempo que se promete “la revalorización de las pensiones en el marco del Pacto de Toledo”, eso sí, sin referencia alguna a la orientación, al menos general, que se utilizará para determinar las subidas. Pero a continuación, en el número 27 ya sí abiertamente se apela al mecanismo conocido como “mochila austriaca”, aunque en ningún momento se recurre a este vocablo 

Lo que sí se dice es que dotará de “nuevas herramientas de flexibilidad a los trabajadores”. Tras un punto y seguido, viene la explicación: “introduciremos cuentas individuales para los trabajadores, portables, que puedan usar ante diversas contingencias de su vida laboral para ganar en equidad, eficiencia y productividad. Estas cuentas acompañarán al trabajador durante su vida laboral, y se nutrirán a través de aportaciones mensuales de las empresas, con una parte de las cotizaciones sociales que ya abonan”. 

Por si no suena muy convincente, se abunda un poco más en que “este mecanismo mejorará la protección de los trabajadores y eliminará barreras a los cambios de empleo voluntarios de los trabajadores con mayor antigüedad”.

Lo cierto es que hay abundante literatura, de fácil acceso a través de internet, al respecto, como para poner en duda tal categórica aseveración y no son pocas las voces que advierten de los perjuicios que conlleva tanto para la renta presente y futura de las personas trabajadoras como para la caja de las pensiones.