Dime como trabajas y te diré como descansas
Las perversiones del ámbito del trabajo se proyectan también en el hábito del descanso, dicho de otra manera, nuestras «vacaciones» pueden ser una simple reverberación, un reflejo, una reproducción del cansancio y de las condiciones de las que se huye.
Es entonces cuando la perversión de uno se refleja en otro, de manera que nuestros modos de trabajar afectan, condicionan o configuran nuestros modos de descansar y viceversa.
Hay una especie de circulo vicioso descanso-trabajo, un circulo en que el movimiento es un movimiento centrifugo, es decir, tanto el trabajo como el descanso, lo que hacen es llevarnos hacia afuera, centrifugan hacia afuera, es un circulo desequilibrado y desequilibrante, porque si miramos nuestra vida, nuestros horarios, nuestra jornada del día, hay un desequilibrio entre el trabajo y el descanso.
Es además un movimiento en el cual la dinámica trabajo-descanso es deshumanizadora, porque en esta visión en la que el descanso es solo un alivio, un reponer fuerzas, la persona es considerada una mera fuerza de trabajo, no es considerada una persona sino una fuerza de trabajo dentro del sistema de producción.
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Maestro. Formador. Escritor
Autor de “Dos minutos”