Los obispos expresan su pesar por la tragedia en el mar Jónico y aboga por políticas humanitarias

La Conferencia Episcopal Española clama por el naufragio, en el que han perdido la vida decenas de personas y ha dejado cientos de desaparecidas, frente las costas griegas.

La Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Española ha emitido una nota en la que expresa su profundo pesar por la trágica muerte de cientos de personas en el mar Jónico, incluyendo niños, mujeres y hombres.

“Nos sobrecoge una vez más la muerte en el mar de cientos de vidas humanas de niños, mujeres y hombres que venían huyendo de guerras, violencias y hambre y expresamos nuestro dolor y cercanía a todas las víctimas y sus familiares”, expresan.

El comunicado destaca la perplejidad ante esta tragedia y subraya la necesidad de esclarecer las circunstancias que llevaron a esta pérdida de vidas humanas. Los obispos de la subcomisión señala que múltiples factores han contribuido a esta situación, como “la falta de futuro en países de origen, el execrable lucro de las mafias y las políticas y leyes europea”, destacando “la creciente mentalidad de rechazo hacia los migrantes que se está extendiendo en la sociedad”.

En este sentido, los obispos abogan por la implementación de políticas y leyes que garanticen vías legales y seguras para los flujos migratorios. Además, hace un llamado a humanizar los protocolos de salvamento marítimo, priorizando la vida y seguridad de las personas en situaciones de riesgo.

La nota de la subcomisión llega en un momento significativo, ya que se acerca el 20 de junio, Día Mundial de las Personas Refugiadas, y se aproxima el primer aniversario de la tragedia en la frontera de Melilla. En consonancia con el llamamiento del papa Francisco, quien ha hecho eco del Evangelio, la subcomisión reitera su compromiso con la acogida, protección, promoción e integración de refugiados y migrantes.

La subcomisión concluye su comunicado expresando su solidaridad y compromiso con todas las personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares en busca de una vida mejor.

Dolor e indignación

Además de la nota de la subcomisión de la CEE, algunos obispos han manifestado, en sus cuentas de Twitter, su dolor e indignación ante esta tragedia.

El cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal, se preguntaba “¿Qué más tiene que suceder para que encontremos una solución a este drama?”.

Por su parte, el obispo de Vitoria y presidente de la subcomisión de migraciones de la CEE, Juan Carlos Elizalde, ha lamentado que el Mediterráneo se esté convirtiendo en un “cementerio de miles de personas que buscan una vida mejor. No podemos mirar a otro lado e ignorar estas vidas humanas. Interioricemos estos verbos del papa Francisco: acoger, proteger, promover e integrar”, ha planteado.

También el nuevo arzobispo de Madrid, José Cobo, ha reclamado, en una entrevista para Servimedia, que se impulsen “corredores humanitarios piloto” que permitan “demostrar a la sociedad que la migración tiene que ser reglada y segura” y “que hay derecho a migrar y a no migrar también”, y llamó a “apoyar compromisos de los lugares de origen para que una familia no se vea obligada a montarse en una patera y a sepultarse en el mar”.

Cobo, que también es miembro de la Migraciones y la Movilidad Humana, reclama el “empeño de todas las Administraciones, nacionales, europeas, y de los países de origen”. En este sentido, subraya que “la Iglesia está empeñada en establecer corredores. Es más, en España ya hay diócesis de acogida y estamos creando lugares donde pueden venir familias en los que van ser acompañadas comunitariamente”, tal y como él mismo cuenta en el artículo Corredores de Hospitalidad como signos de esperanza publicado en Noticias Obreras.

Pocas esperanzas de encontrar más supervivientes

La búsqueda de supervivientes continúa, según informa EFE, aunque las esperanzas de encontrar más personas con vida son escasas. Hasta el momento, se han reportado al menos 78 muertos y 104 personas rescatadas, todos hombres, incluyendo ocho menores de edad.

Se estima que entre 500 y 700 inmigrantes viajaban a bordo de la embarcación. Las operaciones de rescate se han visto dificultadas por los fuertes vientos en la zona.

Según testimonios de los sobrevivientes, el barco había partido de Egipto, hizo escala en Libia y se dirigía hacia Italia. Algunas de las personas rescatadas han mencionado la presencia de alrededor de 100 niños y numerosas mujeres en la bodega del barco naufragado.

Abraham Canales

Director de Noticias Obreras.
Autor del libro No os dejéis robar la dignidad. El papa Francisco y el trabajo. (Ediciones HOAC, 2019). Coeditor del libro Ahora más que nunca. El compromiso cristiano en el mundo del trabajo. Prólogo del papa Francisco (Ediciones HOAC, 2022)