¿Qué hacemos ante el cambio climático?
Los ciudadanos empiezan a sentir los efectos del cambio climático y es normal que surjan acuerdos, acciones y organizaciones para una adaptación urgente y eficaz. Es imprescindible tomar medidas adecuadas no solo para nuestra supervivencia sino también para la vida de las próximas generaciones.
¿Tendrá que ver esto con el campo del trabajo? ¿No hay mujeres y hombres trabajando en fábricas que traen nuevos recursos para mejorar la vida y lanzan humos contaminantes? ¿No son obreros del campo quienes programan las sementeras, eligen los abonos y sufren las persistentes sequías? ¿No pertenecen al mundo del trabajo los técnicos que programan y traman las nuevas formas de producción?
El cambio climático es, al menos en buena parte, manifestación y efecto de cómo estamos tratando a la creación. En la cultura hoy generalizada se ha impuesto una ideología nefasta, empeñada en sacar el máximo beneficio individualista con el mínimo gasto. Esta ideología acaba siendo depredadora de todo. No solo de las personas sino también de su entorno creacional.
Desde la fe cristiana dos apuntes. Primero, la humanidad con todas realidades entre las que vive, a pesar de su lado oscuro, está siendo creada y acompañada por amor del Creador. En un primer momento exige respeto: la tierra que pisas es santa; si los humanos somos cocreadores, esa tierra debe ser cuidada. Segundo, la encíclica Hermanos todos reconoce que la tierra, irreverentemente depredada, es la pobre entre los pobres cuya liberación tiene que ser obra de la humanidad curada de su fiebre posesiva.
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