La aportación cristiana al “cuidado de la casa común”

La aportación cristiana al “cuidado de la casa común”
La Escuela Doctrina Social de la Iglesia de la diócesis de Getafe ha celebrado la cuarta sesión en torno a la carta encíclica del papa Francisco Laudato si’. En concreto se ha centrado en el capítulo 4 de la misma: una Ecología Integral.

El profesor Pedro José Gómez Serrano ha sido el encargado de ayudar a comprender a los  participantes este 4º capítulo de la encíclica, después de haber repasado con María Teresa Compte Grau, Isabel Alfaro Tercero y José Antúnez Cid los capítulos 1, 2 y 3 respectivamente en las diferentes sesiones realizadas en los meses de enero y febrero.

Pedro José comenzó su intervención haciendo un pequeño repaso de los tres capítulos anteriores para situar a los asistentes en los contenidos que se fueron tratando a lo largo de la exposición. En  concreto puso bastante énfasis en la línea 19 de la encíclica.

“El objetivo no es recoger información o saciar nuestra curiosidad, sino tomar dolorosa conciencia, atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar…”

La encíclica nos enseña que esta situación no lo van a resolver solo los cristianos, sino que es un problema de toda la humanidad. No tenemos la exclusiva para resolver el problema ecológico, pero hay elementos nucleares del cristianismo que ayudarían a arreglar la situación (la austeridad, la vida comunitaria, el bien común).

Todos formamos parte de una red, todos estamos conectados y todos dependemos de todos; no somos nosotros y la naturaleza cada persona es naturaleza en si misma. y por tanto cualquier atentado contra el medio ambiente es un acto de suicidio. Maltratar a la naturaleza es maltratarnos a nosotros mismos.

La solución que debemos dar debe de ser económica, social y ecológicamente sostenible. Debe de ser una solución integral; no podemos dar una solución, sin tener en cuenta las otras dos. Las soluciones unilaterales acaban fracasando a largo plazo.

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Como cristianos tenemos embebidas e interiorizadas la opción por la justicia, por los pobres, por la justicia social… pero no lo tenemos por la casa común, por el cuidado de la creación que nos ha sido dada como prestamos para devolverla con intereses a las generaciones venideras.

Ante esta situación el papa Francisco nos hace una llamada al bien común, la naturaleza es de todos y nadie puede apropiársela. También tenemos que practicar el principio de subsidiariedad, tengo que asumir la parte que me toca, lo que es mi responsabilidad lo tengo que asumir yo y si no puedo con ello pido ayuda y si no podemos le pido ayuda al estado y si el estado tampoco puede se le pide ayuda a las organizaciones internacionales. Además, todo esto hay que hacerlo  desde los pobres, los últimos.

Al bien común se llega por el cuidado del más pobre y no por “rebosamiento” como pretende el sistema capitalista que lo sustenta todo en el planteamiento de crecer mucho y lo que rebose ya les llegará a los pobres Una parte de la ecología también somo nosotros mismos (aceptar mi cuerpo, valorarlo, quererlo…)

Hoy por hoy en la conciencia cristiana lo ecológico es residual, a diferencia de lo que es el perdón, la acogida y, sin embargo, es crucial que la iglesia se lo tome en serio.