Dos candidaturas optan a la secretaría general de la Confederación Sindical Internacional

Dos candidaturas optan a la secretaría general de la Confederación Sindical Internacional
El congreso de la Confederación Sindical Internacional debate un programa sindical global basado en un nuevo contrato social. El turco Kemal Özkan y el italiano Luca Visentini optan a la secretaría general, para relevar a la histórica líder sindical, Sharan Burrow.

1.000 sindicalistas, en representación de cerca de 200 millones de trabajadores y trabajadoras afiliadas a las más de 300 centrales sindicales, procedentes de más de 130 países, se reúnen del 17 al 22 de noviembre en Australia en el V Congreso de la Confederación Internacional Sindical (CSI).

CCOO, UGT, USO y ELA, organizaciones sindicales afiliadas, han enviado sus distintas delegaciones a esta esencial y transcendental cita para la internacional sindical, debido a la situación sociolaboral, política y climática actual.

Los delegados y las delegadas en el congreso dialogan, durante estos días, sobre las respuestas del sindicalismo internacional a las crisis mundiales conexas que siguen repercutiendo de manera drástica en los trabajadores, las trabajadoras y sus familias: unos niveles históricos de desigualdad, la urgencia de abordar el cambio climático y las transiciones justas, el impacto de la COVID-19, el aumento de los conflictos, el trabajo decente; el cambio tecnológico y su impacto en el trabajo; y las presiones inflacionistas por el aumento de los precios y la disminución de los ingresos reales, todo ello agravado por la invasión rusa de Ucrania.

El congreso deberá establecer un programa sindical global para los próximos cuatro años, basado en la declaración titulada Un nuevo contrato social, que estará fundamentado en seis pilares claves: el trabajo decente, los derechos laborales, los salarios justos; la protección social; la igualdad y la inclusión.

Dos candidaturas a la secretaria general

Además, en este cónclave sindical se producirán una segunda cuestión relevante, ya que se realizará el relevo en la actual secretaría general, Sharan Burrow, que concluye su tercer mandato.

Son dos candidaturas se han presentado para relevar a Burrow, histórica sindicalista australiana que concluye mandato en su país, la liderada por el dirigente sindical Kemal Özkan, de la federación internacional de Industria (IndustriALL Global Union); y la que lidera por Luca Visentini, actual secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos.

Según fuentes sindicales consultadas, se sigue negociando para que haya una candidatura de unidad liderada por Visentini, que tiene el apoyo de Burrow  y cuenta con un mayor número de avales (134 de 91 países), entre los que están el apoyo de la UGT y de USO –que firman la candidatura–, también el de CCOO, además de las organizaciones sindicales italianas, argentinas, norteamericanas, brasileñas…

Özkan, aun disponiendo de un menor número de avales (18 de 16 países), cuenta con las influyentes relaciones de la federación internacional de Industria en los sindicatos nacionales y es apoyado además con por la CGT francesa y por la poderosa DGB alemana.

Sin embargo, según las mismas fuentes sindicales, una de las claves está en el apoyo no formalizado en los avales del resto de centrales sindicales que participan en el congreso. La fumata blanca está prevista para el domingo 20 de noviembre.

El nuevo liderazgo deberá potenciar una organización internacional unida, capaz de tejer alianzas, que desarrolle una acción sindical más visible y coordinada para defender el trabajo decente, cuidar el planeta y los derechos de los trabajadores y a las trabajadoras, en todo lugar.

La CSI tiene ante sí el enorme reto de aterrizar su propuesta de nuevo contrato social, encontrando caminos que conduzcan a un desarrollo humano integral, sostenible y solidario en todo el planeta. Pero también el de aglutinar, a través de sus sindicatos nacionales y federaciones internacionales, a los trabajadores y a las trabajadoras.

El objetivo establecido en el congreso anterior –en Copenhague– de alcanzar los 250 millones de personas afiliadas en el 2022, está todavía lejos de lograrse. Y en esta clave de legitimidad, es imperativo cuidar y acoger las realidades organizativas de trabajadores y trabajadoras “informales”. Los más humildes y sin derechos del mundo del trabajo, –la mayoría de la población activa mundial–, que mientras “llega” su derecho a un trabajo decente, se organizan y luchan para ser sujetos protagonistas de su dignidad.