La Escuela de Formación Sociopolítica y Fe Cristiana aborda el diálogo social y político

La Escuela de Formación Sociopolítica y Fe Cristiana aborda el diálogo social y político
Tras 28 años de vida, el proyecto diocesano canario inicia una nueva etapa con charlas presenciales y telemáticas mensuales coordinada por Cristina Vega

La Casa de la Iglesia de la Diócesis de Canarias acoge este martes, a partir de las 19:30 horas, el inicio de una nueva etapa de la Escuela de Formación Sociopolítica y Fe Cristiana, tras el fallecimiento en marzo pasado de su anterior coordinador, Pepe Suárez, quien dinamizó, junto a su esposa Isabel Pérez, su trayectoria durante los 16 últimos años.

El equipo coordinador, con la hoacista Cristina Vega al frente, ha decidido que este nuevo curso cuente con la ponencia de Carmelo Ramírez, actual consejero de Cooperación Institucional y de Solidaridad del Cabildo, que fue uno de los discípulos de Pepe Suárez a quien conoció hace 50 años. Carmelo compartió con Pepe militancia cristiana (HOAC, Movimiento Cultural Cristiano y Colectivo Comunitario Cristiano) y política (MOA, FSAC, Asamblea Canaria, ACN e ICAN).

El ponente, que será presentado por la nueva coordinadora Cristina Vega, abordará el tema El diálogo social y político. La cultura del encuentro. En el evento también intervendrán Isabel Pérez, el director del Instituto Superior de Teología Islas Canarias (ISTIC), Juan Jesús García, y el obispo José Mazuelos, terminando con música de Guillermo Robaina. Además de presencial, el acto se podrá seguir por Zoom.

La Escuela ha desarrollado en 28 años su carisma en forma de compromiso de formación y acción en el mundo. Su singularidad ha sido el desarrollo de la dimensión social de la fe, uniendo fe y compromiso sociopolítico. Según expresan Pepe Suárez e Isabel Pérez en el libro colectivo La huella del Concilio en Canarias (Mercurio. Madrid, 2018, pp. 232-242), su trayectoria ha estado “comprometida en la formación, para que hombres y mujeres creyentes y no creyentes, tengan incidencia significativa en el vasto mundo de la justicia, de lo social y de la economía, la cultura, las ciencias, las artes, la vida internacional, la educación, la familia, la Iglesia…, y saber guiarse en medio de ese ‘mar’ de opciones y compromisos. Es un aporte que podemos y debemos recibir de la Doctrina social de la Iglesia”.

Evolución histórica

La Escuela ha tenido varias etapas, siempre con un hilo conductor: la DSI como guía para comprender el Evangelio hoy y hacer contribuir a desarrollar en el tiempo presente la dimensión social de la fe. Ha tenido dos etapas: la primera de 1994 a 2006; y la segunda desde 2006.  Y surgió a raíz de IX Sínodo Diocesano de 1992, en cuyo artículo 78a se expresa: “Que se cree en la Diócesis una Escuela de Formación Social dependiente del CET y de Cáritas”.

Comenzó con el Bienio de la DSI con una clara orientación como Escuela Social. En estos años, pasaron por alumnado y directores que la impulsaron como Isidoro Sánchez, Francisco Martel, Nicolás Monche y Juan Acín. La praxis de la dimensión social de la fe estaba todavía sin definir. En esta etapa, la orientación prioritaria era formativa, conocer la doctrina social de la Iglesia, como la gran desconocida en todos los ámbitos pastorales. La praxis de la dimensión social de la fe ocupó un segundo lugar.

La segunda etapa se inicia en 2006-2007. Entre sus principales impulsores estuvo Policarpo Delgado, director del ISTIC, siendo su director de la Escuela hasta su muerte en 2016. Comenzó como Escuela de Formación del Laicado y al año siguiente adquirió una proyección nueva como Escuela de Formación Sociopolítica y Fe Cristiana, promoviendo en el papel fundamental del laicado en la Iglesia y en el mundo.

“En esta experiencia se cultiva una relación democrática y participativa, antes que una relación expertos-alumnos. Sus integrantes han sido personas activas”, apuntan Pepe e Isabel. Desde sus inicios participaron, entre otros y otras, Pepe Suárez, Fernando Carrascosa, Sebastián Sarmiento, Isabel Pérez, Pedro Bolaños, Mª Jesús Pérez, Antonio Melián, Rafael Segura, que aportaron su experiencia de la vivencia de la fe en el compromiso sociopolítico y asumieron la responsabilidad de las tareas. Entre las últimas incorporaciones están Cristina Vega, Fausto Saavedra, Inma Jiménez, Loli López, Humberto Santana y Feluca Quintana.

Características y programa

La Escuela hizo realidad su apertura poniendo en marcha dos sedes: una en Gáldar, impulsada por el párroco Agustín Monroy y seglares, y Lanzarote, dinamizada por Policarpo, Lola Villalba y Sola Caraballo. Entre sus notas características están su carácter de aula abierta del ISTIC, que facilita la participación de personas creyentes y no creyentes, conociendo y analizando la realidad social con perspectiva de cambio; y el ser un espacio desclericalizado. Su apuesta ha sido una aportación a la formación de un laicado adulto y militante.

Su formación se ha orientado a apoyar  la participación corresponsable del laicado en las comunidades eclesiales e impulsar el compromiso  evangelizador en los ambientes y en la vida pública; mirar la realidad desde los débiles con un compromiso transformador  a favor de la justicia y la igualdad; priorizar la actividad sociopolítica como expresión de la caridad, respetando la autonomía de lo temporal; y promover  la conciencia de que la presencia del laicado en la vida sociopolítica da sentido a la misión de la Iglesia y que la inculturación del mensaje cristiano es fuente de enriquecimiento y renovación.

Sus programas han tratado de dar respuesta a la pregunta: ¿Dónde se desarrolla la dimensión social de la fe, dónde se realiza el compromiso del cristiano? Así según destacan Pepe Suárez e Isabel Pérez, el primer compromiso del laicado es con la persona humana, que comienza por la propia renovación interior; el segundo es con la cultura: frente a una sociedad donde impera la cultura de la apatía y del sálvese quien pueda, la Escuela promueve la cultura de la solidaridad, de la empatía. El tercero con la economía, porque cuando los últimos papas hablan de la economía actual lo hacen desde una perspectiva crítica y nada complaciente: esta economía mata, en palabras del papa Francisco. Y el cuarto compromiso ha sido con la política, como tarea de servicio a los demás a través de la búsqueda del bien común.