Una segunda oportunidad para objetos y personas
Los dos proyectos de economía social y solidaria presentados en los Cursos de Verano que la HOAC está celebrando en Salamanca comparten objetivo: colaborar en la construcción de una sociedad más inclusiva y sostenible, reduciendo el impacto social y medioambiental.
El coordinador de Traperos de Emaús de Huelva, Javier Rodríguez, ha explicado cómo se inició el proyecto hace siete años. Somos un colectivo formado por personas muy diversas, cada una traía su mochila cargada de problemas, gente que vivía en la calle, con adicciones, migrantes sin papeles. “Nos conocimos en un curso de reciclaje, en el que empezamos a plantearnos que podíamos construir algo. ‘Queremos vivir de la basura’ fue nuestro primer lema, en alusión a la capacidad que teníamos de vivir de nuestro trabajo”.
El contexto en el que surge la cooperativa es en el de una provincia con unos elevados índices de precariedad y desempleo. “Esta sociedad deja a mucha gente en los márgenes”, ha afirmado Rodríguez, que considera que esa exclusión social que genera la sociedad de la desigualdad les hace sentir culpables de su situación. “Terminas creyendo que no tienes derecho a otra cosa”. Esa es una de las características de la exclusión, la desesperanza, acrecentada por la pérdida de redes de apoyo que les posibiliten salir de esa realidad.
Por eso, lo comunitario es el sostén del proyecto, la capacidad de responder “juntos y juntas”. Otro de los pilares es una economía con valores: trabajo decente y sostenibilidad ambiental. Lo que se puede arreglar, se repara y se vende en una tienda de segunda mano. Lo que no, se lleva a plantas de reciclaje. “A objetos aparentemente inservibles les damos una segunda oportunidad y a personas con dificultades de inserción, también”, ha aseverado.
Doble economía circular
Por su parte, Albert Alberich, ha presentado el proyecto de doble impacto social y medioambiental de Cáritas, Moda RE–. Supuso dar un paso más allá de la labor asistencial de la entidad para plantearse la creación de trabajo decente como herramienta para salir de la exclusión. “Buscábamos una doble economía circular, por una parte de reciclado de ropa y, por la otra, de inserción laboral de las personas. Para Cáritas, es indisociable el impacto social y medioambiental para lograr una sociedad inclusiva y sostenible”, ha manifestado.
En datos, esta sociedad cooperativa la forman 45 empresas de inserción en toda España que, actualmente recogen el 40% de toda la ropa usada. Lo hace a través de 6.500 contenedores y 500 espacios alternativos de recogida. Luego preparan las prendas en tres plantas industriales que venden en las 130 tiendas repartidas por 80 ciudades españolas. En total, llevan creados cerca de 1.200 puestos de trabajo.
Hace poco han llegado a un acuerdo con Alcampo para ir abriendo espacios de ropa RE– en sus supermercados. “Esto nos permite acercarnos a colectivos que hasta ahora no habían comprado ropa usada”, ha asegurado Alberich. Tienen además otros compromisos con Inditex o Mango para la reutilización de prendas con taras o de temporadas anteriores. En cualquier caso, considera que en España todavía estamos en el inicio del camino de una gestión más sostenible de los residuos. En Gran Bretaña, por ejemplo, tienen más de 11.000 tiendas de venta de productos reutilizados. Por eso, otra de las patas del proyecto es la sensibilización social de las tres r, especialmente de la reducción, “porque estamos comprometidos con una conversión ecológica de nuestra sociedad para avanzar hacia un consumo responsable y el cuidado de la casa común”, ha concluido Alberich.
Periodista
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