Lo natural es cooperar

Lo natural es cooperar
Foto | Reas_Red
Este sistema de nuestros pecados trabaja con ahínco –y me temo que eficacia– para convencernos de que la competitividad es un gran valor.

Conviene no confundir la competitividad –«rivalidad para la consecución de un fin», según la Real Academia– con la competencia, que tiene más que ver con poseer las habilidades idóneas para algo.

Ganar como horizonte escamoteando la cruda realidad: de todos los sujetos que compiten solo gana uno, a costa de que el resto pierda. En fin, como los gladiadores, que se matan en dura contienda para regocijo y provecho de quienes los echan a la arena. Como daño colateral, compitiendo se desperdician las habilidades, medios, competencias… de los derrotados. Dividir, en lugar de multiplicar.

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