Elogio de la clase magistral

Elogio de la clase magistral
En el ámbito educativo, hablar hoy de «clase magistral» parece sonar a rancio, a pedagogía tradicional o, en términos de P. Freire, educación «bancaria».

La imagen que mejor parece describirla es la de alguien que habla y habla, sin otro recurso que la palabra a secas, y todo un grupo o colectivo que simplemente mira y escucha.

La clase magistral es aquella en la que el maestro cultiva el arte supremo de la palabra y el alumno el de la escucha. Solo podrá considerarse magistral esa clase en la que las palabras no solo informan, sobre todo, inspiran.

Solo podrá considerarse magistral esa clase en la que se consigue una escucha activa. El maestro solo a base de palabras y silencios, de tempos y ritmos y, sobre todo, por la fuerza, hondura y valor de los conceptos e ideas expresados, capta la atención del alumno. Una atención sin tensión, relajada pero muy viva, una atención
que se mantiene y se prolonga por mucho tiempo.

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