Una fecha para recordar
A veces, se nos pueden pasar fechas como ésta, porque tal vez no caigamos en la cuenta de la repercusión que el trabajo, sus condiciones, o bien la falta de él, tiene para la vida de las personas. Hoy, 28 de abril para ser exactos, se celebra la Jornada Mundial por la Seguridad y la Salud en el Trabajo. El trabajo es esencial para la vida. Nos hace más humanos, nos ganamos la vida dignamente, nos modela… Y para nosotros los cristianos, nos hace semejantes a Dios. Por eso es algo terrible, y no entendible, el hecho de que alguien salga de su casa a ganarse la vida y no vuelva, o regrese en peores condiciones de las que salió.
Hay trabajos que por sus especificidades pueden conllevar más problemas de salud o más peligrosidad vital. Cerca tenemos el ejemplo de las personas que no pudieron dejar de estar presentes durante la pandemia, y las consecuencias que se derivaron de ello. Pero también, hay trabajos que, por su dureza, por las malas condiciones en que se realizan o por los materiales que se utilizan, exponen más a la persona a deteriorar su salud e incluso a poner en riesgo o llegar a perder la vida.
Incluso hay trabajos que son esenciales, pero son “invisibles” para nuestra sociedad, como, por ejemplo, el trabajo de cuidados. Y, sin embargo, son de los menos reconocidos socialmente, y de los que más estrés, problemas de sueño, ansiedad, depresión, y peores salarios conllevan. Un porcentaje alto del trabajo de cuidados lo realizan las mujeres, sobre todo inmigrantes. En algunos casos aprovechándose de ellas por su situación de ser “sin papeles”, lo que equivale a decir sin derechos reconocidos. La inseguridad en el empleo, las malas condiciones del mismo, los bajos salarios, son determinantes en el nivel de salud de las personas trabajadoras, incluso para su salud mental.
Como ejemplo de lo que aquí decimos, valgan estas cifras, y pongámosle cara, porque son personas: las últimas estimaciones conjuntas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indicaban que cada año se producen en el mundo 745.000 muertes por enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, por las largas jornadas de trabajo (55 o más horas a la semana) o la exposición a materias, gases y humos. Esto supone que las enfermedades relacionadas con el trabajo son cuatro veces más letales que los accidentes laborales. Por eso la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), junto con otras organizaciones de la Iglesia y de la sociedad civil, pedimos que la seguridad y la salud en el trabajo sea un derecho fundamental, y que se dote a los organismos implicados de presupuesto suficiente para que las empresas puedan llevar adelante la nueva normativa laboral, incluyendo cursos de formación para que el trabajo se realice de manera segura.
Ahora más que nunca, hemos de ir todos a una: empresarios, trabajadoras y trabajadores, sindicatos, y también toda la sociedad; para ir haciendo un mundo del trabajo cada día más decente. Toda la población debe sentirse implicada en defender un trabajo más humano y apoyar las iniciativas que ayuden a todas las personas a tener un trabajo digno, sobre todo, a las personas más pobres, e incluso excluidos del trabajo. Haciendo que ellos sean los protagonistas y tomen las riendas de su vida, para que ésta sea mejor.
El papa Francisco, en la Misa del Gallo de 2021, nos dejó unas palabras que vienen muy al caso de esta reflexión: “¡No más muertes en el trabajo! ¡Y esforcémonos por lograrlo!” Feliz 28 de abril, y felices todos los días en los que caminemos hacia la humanización y la fraternidad en el mundo del trabajo también.
Militante de la HOAC de Granada